Cómo sobrevivir con 36.000 dólares al año es una compilación de artículos de F. Scott Fitzgerald que desvelan la vida manirrota del escritor. foto.fuente:aviondepapel.tvEl creador de El gran Gatsby desvela que tenía un libro de contabilidad doméstica como fórmula para mantener sus dispendios
En 1920, F. Scott Fitzgerald y su esposa Zelda vivían en el hotel más caro de Nueva York. El matrimonio se codeaba con los millonarios de la Quinta Avenida, iban de fiesta en fiesta y gastaban en todo tipo de lujos. El escritor estadounidense se había convertido en un nuevo rico gracias a su literatura. Sin embargo, de la noche a la mañana, Fitzgerald descubriría que sus dispendios los habían dejado sin blanca. Entonces, decide "ahorrar".
Los Fitzgerald se mudarían a un pueblo de las afueras de Nueva York. Alquilaban una casa, contrataban a una niñera y a un matrimonio de criados, que hacían las labores de chófer, jardinero, cocinera y ama de llaves. Todo, con tal de mantener su estatus y nivel de despilfarro. Tras aquella mudanza, el escritor pergeñaba una feliz idea.
"Como todo el mundo sabe, cuando uno quiere prosperar, lo primero que hace es comprarse un libro de contabilidad y poner por fuera su nombre en mayúsculas", escribiría el autor.
Su esposa Zelda compraba dicho libro con el que gestionaría los gastos familiares, unas partidas desvelaban un alto nivel de dispendio para la época.
Por ejemplo, en el apartado de gastos fijos de primera necesidad (alquiler, manutención, etc.) también aparecían como indispensables el sueldo de los criados e incluso la compra de unos palos de golf. Los viajes, fiestas, restaurantes, obras de teatro, hoteles y apuestas a los dados o al fútbol americano también tendrían allí su rúbrica, pero bajo el epígrafe "placer".
El escritor ganaba por entonces unos 36.000 dólares anuales, una pequeña fortuna para aquellos años previos a la Gran Depresión. Sin embargo, justo en 1923, el libro de contabilidad les devolvería verdades como puños. Estaban de nuevo sin un dólar.
"Según el presupuesto, podemos permitirnos sólo tres cuartos de criado, así que andamos a la búsqueda de una cocinera tullida que pueda venir seis días a la semana", escribiría con sorna Fitzgerald.
Los números no cuadraban. Existía un agujero de unos 12.000 dólares anuales que habían desaparecido o no estaban contabilizados. Entonces, los Fitzgerald tuvieron que replantearse de nuevo su situación.
No en vano, cuando había tesorería, el autor pergeñaba novelas. Cuando hacía falta dinero, Fitzgerald tiraba de talento: se encerraba en su buhardilla, escribía sin parar y, luego, vendía sus relatos o artículos por encargo.
¿Qué había pasado? ¿En qué se habían gastado sus ingresos en el último año? Fitzgerald consultaba el libro de contabilidad y maldeciría su vida de despilfarro.
"Lo único que puedes hacer es escribir para alguna revista un artículo que se llame Cómo sobrevivir con 36.000 dólares al año", le diría Zelda a su esposo.
El texto se publicaría en el Saturday Evening Post en 1924. Ahora, la réplica se edita en España bajo el mismo título, Cómo sobrevivir con 36.000 dólares al año (Gallo Nero, 2011). Es una compilación de tres artículos, que desvela el talento de supervivencia de un escritor que aún no había publicado su novela El Gran Gatsby (1925), aquella historia de ascenso a la riqueza y descenso a los infiernos de un nuevo rico, como lo fue, en su día, un manirroto llamado F. Scott Fitzgerald.
El segundo artículo de la recopilación, Cómo sobrevivir con casi nada al año, narra cómo la familia Fitzgerald hace de nuevo las maletas para mantener su peculiar Belle Époque. Eligen, eso sí, viajar a Europa e instalarse en un lujoso hotel de la Riviera francesa.
Mientras zarpaba el barco desde Estados Unidos hacia el Viejo Continente, los amigos de los Fitzgerald los despedían desde en el muelle, con aplausos y algarabía.
Los Fitzgerald se mudarían a un pueblo de las afueras de Nueva York. Alquilaban una casa, contrataban a una niñera y a un matrimonio de criados, que hacían las labores de chófer, jardinero, cocinera y ama de llaves. Todo, con tal de mantener su estatus y nivel de despilfarro. Tras aquella mudanza, el escritor pergeñaba una feliz idea.
"Como todo el mundo sabe, cuando uno quiere prosperar, lo primero que hace es comprarse un libro de contabilidad y poner por fuera su nombre en mayúsculas", escribiría el autor.
Su esposa Zelda compraba dicho libro con el que gestionaría los gastos familiares, unas partidas desvelaban un alto nivel de dispendio para la época.
Por ejemplo, en el apartado de gastos fijos de primera necesidad (alquiler, manutención, etc.) también aparecían como indispensables el sueldo de los criados e incluso la compra de unos palos de golf. Los viajes, fiestas, restaurantes, obras de teatro, hoteles y apuestas a los dados o al fútbol americano también tendrían allí su rúbrica, pero bajo el epígrafe "placer".
El escritor ganaba por entonces unos 36.000 dólares anuales, una pequeña fortuna para aquellos años previos a la Gran Depresión. Sin embargo, justo en 1923, el libro de contabilidad les devolvería verdades como puños. Estaban de nuevo sin un dólar.
"Según el presupuesto, podemos permitirnos sólo tres cuartos de criado, así que andamos a la búsqueda de una cocinera tullida que pueda venir seis días a la semana", escribiría con sorna Fitzgerald.
Los números no cuadraban. Existía un agujero de unos 12.000 dólares anuales que habían desaparecido o no estaban contabilizados. Entonces, los Fitzgerald tuvieron que replantearse de nuevo su situación.
No en vano, cuando había tesorería, el autor pergeñaba novelas. Cuando hacía falta dinero, Fitzgerald tiraba de talento: se encerraba en su buhardilla, escribía sin parar y, luego, vendía sus relatos o artículos por encargo.
¿Qué había pasado? ¿En qué se habían gastado sus ingresos en el último año? Fitzgerald consultaba el libro de contabilidad y maldeciría su vida de despilfarro.
"Lo único que puedes hacer es escribir para alguna revista un artículo que se llame Cómo sobrevivir con 36.000 dólares al año", le diría Zelda a su esposo.
El texto se publicaría en el Saturday Evening Post en 1924. Ahora, la réplica se edita en España bajo el mismo título, Cómo sobrevivir con 36.000 dólares al año (Gallo Nero, 2011). Es una compilación de tres artículos, que desvela el talento de supervivencia de un escritor que aún no había publicado su novela El Gran Gatsby (1925), aquella historia de ascenso a la riqueza y descenso a los infiernos de un nuevo rico, como lo fue, en su día, un manirroto llamado F. Scott Fitzgerald.
El segundo artículo de la recopilación, Cómo sobrevivir con casi nada al año, narra cómo la familia Fitzgerald hace de nuevo las maletas para mantener su peculiar Belle Époque. Eligen, eso sí, viajar a Europa e instalarse en un lujoso hotel de la Riviera francesa.
Mientras zarpaba el barco desde Estados Unidos hacia el Viejo Continente, los amigos de los Fitzgerald los despedían desde en el muelle, con aplausos y algarabía.
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