En 2000, Liliana Bodoc publicó su novela Los días del Venado, primer título de una trilogía premiada como mejor obra juvenil en la Feria del Libro. foto: Alejandra López.fuente:adncultura.comLa escritora santafecina radicada en Mendoza vuelve al universo de su exitosa Saga de los Confines con un libro de relatos que se encuentra en proceso de edición. Además, trabaja en una novela sobre la vida de Jesucristo
En este momento Liliana Bodoc está releyendo y corrigiendo con su editora una serie de relatos que retoman la épica fantástica latinoamericana de sus primeros libros. "Son narraciones que se montan en los huecos de La saga de los Confines , cosas que sucedieron antes de lo que el lector conoce, o que sucederán más adelante. Va a ser un libro gordo, ?paginudo', y me encantó escribirlo. Hacía mucho tiempo que me había alejado de la temática de la saga. Pero cuando volví me di cuenta de que todavía tenía muchas ganas de contar sobre eso", explica la autora.
Son más de treinta relatos en los que se va a conocer cómo se enamoró la vieja Kush, la historia del juego del yocoy y algunas muertes y nacimientos posteriores a los hechos relatados en los tres libros del ciclo, entre otros acontecimientos. Para escribirlos, Liliana eligió con cuidado la tipografía, pues es una escritora sensible a las formas de las letras. Usó Tahoma porque la encuentra "abierta y redonda". Había escrito su trilogía en Times New Roman, letra que hoy le disgusta porque la siente "chiquita, apretada y tristona". "Yo soy muy cabalística -confiesa-. Me gusta empezar por el principio, abrir un archivo de Word, poner un título, aunque sea provisorio, numerar las páginas. El encabezado tiene que estar centrado. Elijo mi letra. Y entonces me siento habilitada para empezar a escribir."
También con la Tahoma, comenzó otro proyecto. Se trata de una novela corta. "Empecé pensando en una figura que yo quiero mucho, Jesús de Nazaret. Mi idea es presentar el territorio geográfico, histórico, humano de Jesucristo, desde la visión de un perro que lo acompaña, un perro al que le van pasando, de alguna manera, las mismas cosas que a su amo." Bodoc se siente más cómoda recreando épocas alejadas de su realidad cotidiana que escribiendo sobre situaciones cercanas. "Si hago hablar al perro del peregrino, a María o a un discípulo, me creo lo que estoy escribiendo. Hago hablar a un tipo que está en San Juan y Boedo tomando un café y no puedo creerme una sola línea.".
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