Las respuestas de 101 celebridades del cine, la música y la literatura al denominado cuestionario Proust se editan ahora en España en un libro compilado
Portada de Vanity Fair Cuestionarios Proust, libro ilustrado que rememora las respuestas a dicho test por parte de las celebridades del cine, la música y la literatura. foto.fuente:aviondepapel.tvEntre las respuestas, asombran confesiones como la de Arnold Schwarzenegger ("soy una loca de los zapatos") o la afirmación de Paul Newman que para él la felicidad era un `chute de Viagra para el cerebro´
En 1995, cuando a Yoko Ono se le pregunta quién cree que es la persona viva más relevante del mundo, ella contesta: "Yo". La respuesta siguiente de la viuda de John Lennon tampoco tiene desperdicio. ¿Con qué personaje histórico se siente más identificada? Yoko Ono espeta algo así como: "Con Arnold Schwarzenegger".
Años más tarde, las mismas preguntas se las realizan entonces a exgobernador de California y actor. Es entonces cuando Schwarzenegger, mientras responde cuál es su mayor extravagancia, afirma: "Soy una auténtica loca de los zapatos".
Son algunas de las respuestas que personalidades del cine, la música y las artes dieron a Vanity Fair durante más de dos décadas. La revista adoptó el denominado cuestionario Proust dentro de sus páginas.
Ahora, Nórdica Libros lo edita en España bajo el título Vanity Fair Cuestionario Proust, ilustrado con dibujos de Risko. Dicho cuestionario planteaba una batería de 12 preguntas que sirve casi como una foto robot de la personalidad del entrevistado. No es el resultado de un detector de mentiras o una radiografía sicológica, pero casi.
El cuestionario incluían interrogantes para los interpelados como cuál era su idea de felicidad, su gran miedo, el rasgo que más le desagrada de sí mismo, la persona viva que le inspira más desprecio o cómo le gustaría morir. Las preguntas pasaron de mano en mano de muchas de las personalidades de dos décadas en la publicación anglosajona.
No en vano, Keith Richard aseguraba que la única cosa que cambiaría de sí mismo sería su ropa interior. Paul Newman, por ejemplo, confesó que si ideal de felicidad era disponer de Viagra para el cerebro. Dentro del mundo del cine, Kirk Douglas sorprende diciendo que aborrecer su admirado hueco en la barbilla o Martin Scorsese cuando desvela que su mayor logro ha sido ponerle gotas en las orejas a su perrita Zoë.
Hablando de perros, el cuestionario respondido por Jack Lemmon, por citar otro actor de Hollywood, también adelanta que si muriese y pudiera reencarnarse a él le hubiera gustado hacerlo en forma de caniche normal y corriente: "Como mi Chloe", dijo.
El cuestionario Proust toma su nombre del escritor decimonónico, autor de Por el camino de Swann, aunque no fue él quien redactó su contenido. Más bien, dichas preguntas eran un juego de salón en aquella Francia del siglo XIX. Proust contestó dos veces a estas 12 preguntas, justo a los 14 y a los 20 años. Cuando publicó un artículo en una revista ilustrada sobre dichas respuestas, su nombre quedaría asociado al invento.
En 1995, cuando a Yoko Ono se le pregunta quién cree que es la persona viva más relevante del mundo, ella contesta: "Yo". La respuesta siguiente de la viuda de John Lennon tampoco tiene desperdicio. ¿Con qué personaje histórico se siente más identificada? Yoko Ono espeta algo así como: "Con Arnold Schwarzenegger".
Años más tarde, las mismas preguntas se las realizan entonces a exgobernador de California y actor. Es entonces cuando Schwarzenegger, mientras responde cuál es su mayor extravagancia, afirma: "Soy una auténtica loca de los zapatos".
Son algunas de las respuestas que personalidades del cine, la música y las artes dieron a Vanity Fair durante más de dos décadas. La revista adoptó el denominado cuestionario Proust dentro de sus páginas.
Ahora, Nórdica Libros lo edita en España bajo el título Vanity Fair Cuestionario Proust, ilustrado con dibujos de Risko. Dicho cuestionario planteaba una batería de 12 preguntas que sirve casi como una foto robot de la personalidad del entrevistado. No es el resultado de un detector de mentiras o una radiografía sicológica, pero casi.
El cuestionario incluían interrogantes para los interpelados como cuál era su idea de felicidad, su gran miedo, el rasgo que más le desagrada de sí mismo, la persona viva que le inspira más desprecio o cómo le gustaría morir. Las preguntas pasaron de mano en mano de muchas de las personalidades de dos décadas en la publicación anglosajona.
No en vano, Keith Richard aseguraba que la única cosa que cambiaría de sí mismo sería su ropa interior. Paul Newman, por ejemplo, confesó que si ideal de felicidad era disponer de Viagra para el cerebro. Dentro del mundo del cine, Kirk Douglas sorprende diciendo que aborrecer su admirado hueco en la barbilla o Martin Scorsese cuando desvela que su mayor logro ha sido ponerle gotas en las orejas a su perrita Zoë.
Hablando de perros, el cuestionario respondido por Jack Lemmon, por citar otro actor de Hollywood, también adelanta que si muriese y pudiera reencarnarse a él le hubiera gustado hacerlo en forma de caniche normal y corriente: "Como mi Chloe", dijo.
El cuestionario Proust toma su nombre del escritor decimonónico, autor de Por el camino de Swann, aunque no fue él quien redactó su contenido. Más bien, dichas preguntas eran un juego de salón en aquella Francia del siglo XIX. Proust contestó dos veces a estas 12 preguntas, justo a los 14 y a los 20 años. Cuando publicó un artículo en una revista ilustrada sobre dichas respuestas, su nombre quedaría asociado al invento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario