17.11.11

Las paredes hablan en Argentina gracias a los grafitis

Si hay una ciudad donde las paredes hablan, es Buenos Aires




fotos:internet.fuente:lainformacion.com

Buenos Aires se ha convertido en la meca de los grafiteros por su permisividad para pintar en cualquier sitio. Nacido de las protestas por el caos de su colapso económico de 2001, el arte callejero argentino se ha alejado ahora de la política para convertirse en toda una tendencia cultural. Aunque a veces, las paredes de Argentina siguen sirviendo para denunciar.

En las centrales eléctricas y las paradas de autobuses, los edificios abandonados y casas particulares, la ciudad está llena de arte. Algunas obras son satíricas. Otros ofrecen críticas de corte social o político. A veces los animales gigantes del zoo están al acecho alrededor de la esquina, sólo porque sí.

Buenos Aires es el hogar de una de las más vibrantes manifestaciones de arte callejero del mundo. Nacido del caos del colapso económico de Argentina en 2001-2002, el arte de la calle aquí es audaz, brillante y claramente argentino.

Refleja la enorme cultura DIY (hazlo tú mismo, do it yourself) que surgió en la última década, y floreció en parte debido a las actitudes permisivas de la ciudad hacia el espacio público.

"Cuando la ciudad te da la libertad para pintar en cualquier lugar, se genera una gran dosis de experimentación, un montón de espacio para la expresión y un lugar donde siempre hay nuevos artistas", dice Pum Pum, una de las más mujeres de arte callejero más conocidas de la ciudad.

Mientras que los artistas de graffiti en otros países pintan en la oscuridad y bajo el temor a ser arrestados, los artistas aquí pueden ponerse en la acera y trabajar durante todo el día.

Sin la necesidad de pintar y luego huir, han perfeccionado su estilo, mezclando colores y añadiendo capas, texturas y el fondo. Ellos colaboran con los demás, pintando a una escala que a menudo no es posible en ningún otro lugar.

"Puedes ir en mitad del día con tu escalera y tus botes de pintura y estar tres horas, y nadie dice nada" dice una artista conocida como Stencil Land, que comenzó a trabajar en las calles en 2003.

Ahora los artistas de todo el mundo, Canadá, Francia e Italia, entre otros países, vienen aquí a trabajar en las calles. "Es célebre como un lugar donde puedes venir y pintar sin más", apunta Jonny Robson de Graffitimundo, una organización que trabaja para apoyar el arte callejero en Buenos Aires.

"En otros países, la pintura es vista como algo malo, como un asalto a la ciudad y a la sociedad", dice Nicolás Romero, que trabaja bajo el nombre de Ever. "En países como EE.UU. y Alemania, hay patrullas anti-graffiti, multas por pintar, etc. En Buenos Aires, esas patrullas nunca existirán"

Escribir en las paredes no es nuevo en Argentina. Los políticos lo han hecho durante décadas. Pero la pintura en las paredes despegó durante la crisis económica.

Fue una época triste en la historia del país, muchos argentinos perdieron casi todos sus ahorros, y el país pasó por cinco presidentes en dos semanas.

"Las calles se sentían cada vez más sombrías y llenas de política", dice Robson. "Se había creado un sentimiento de hostilidad y de negatividad"

Como respuesta, los artistas frustrados comenzaron a dibujar personajes infantiles, inocentes dibujos animados en las paredes para restaurar el color y la positividad de los espacios públicos. Muchos de los artistas tenían antecedentes en ilustración, diseño gráfico y animación.

"Estos chicos tenían la filosofía de que iban a pintar las cosas más positivas e ingenuas que pudieran", explica Robson. Querían hacer sonreír a la gente, aunque fuera brevemente.

Y teniendo en cuenta todos los otros problemas a las que se enfrentaba Argentina en ese momento, la policía no se iba a poner a ir detrás de las personas que simplemente estaban pintando en las paredes.

La pintura en aerosol era prohibitivamente cara en ese momento, así que los artistas empezaron a usar grandes cubas industriales de pintura de látex. Los diferentes medios se prestaban a personajes en grandes bloques y también a escala, porque los artistas podían cubrir todo un lado de un edificio con cepillos cilíndricos.

Se desarrolló un estilo distinto de arte callejero, conocido como muñequismo, definido por su estética lúdica de dibujos animados, y el uso de pintura de látex. Se ha convertido en un movimiento de pura cepa.

En las paredes, han convergido diferentes escuelas de arte. Los escritores como Stencil comparten el espacio con los diseñadores gráficos, y los grafiteros con los muralistas.

"Superponemos o transformamos las imágenes o ideas del dibujante anterior" dice Stencil Land. "Pintas un dibujo, y luego alguien viene y cambia el significado o la idea."

En una de las obras de Stencil Land, un niño con una máscara de gas lleva un cucurucho de helado, una yuxtaposición sorprendente de la inocencia y la presencia de peligro.

También creó otra con un niño que sostiene un pincel, a quien dibuja normalmente encima de escritura política. Su punto de vista es que es infantil que los políticos que tienen mucho poder plasmen sus nombres por toda la ciudad.

Otro grupo, conocido como Vomito Attack, es descarado acerca de los mensajes políticos en sus trabajos. Anti-consumismo, anti-estadounidense, anti-gobierno, comenzaron a trabajar en 2001 como respuesta al colapso económico argentino y tras los atentados 11 de septiembre.

Y no sólo los artistas utilizan las calles para el arte. En el aniversario de tres meses de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, un dibujo de "El Nestornauta" apareció en toda la ciudad.

La imagen enfrenta una imagen del emblemático personaje del comic argentino "El Eternauta". El dibujo representaba una visión apocalíptica de Buenos Aires y criticaba abiertamente la dictadura militar. Con la cara de Kirchner superpuesta sobre la imagen del personaje de cómic, el dibujo ofreció un homenaje al presidente muerto y a su trabajo en el campo de los derechos humanos.

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