24.12.12

Lêdo Ivo, el poeta de lo cotidiano y lo contemporáneo

Poesía de la A a la Z

 

El escritor brasileño, fallecido en Sevilla, era uno de los máximos representantes de la generación del 45

Lêdo Ivo. Poeta brasileño./elpais.com

El poeta y periodista Lêdo Ivo (Maceió, Brasil, 1924), uno de los últimos supervivientes de la generación brasileña del 45, falleció en la madrugada de ayer tras sufrir un infarto en Sevilla que no dejó margen de maniobra a sus familiares. Ocupante del asiento número 10 de la Academia Brasileña de las Letras, escritor prolífico que tocó con maestría todos los géneros, desde la poesía, su gran pasión, hasta el ensayo, la novela o el cuento, Lêdo Ivo deja un vasto legado literario, aparte de los innumerables reconocimientos y premios, entre los que se cuentan, en el plano internacional, el Casa de las Américas (Cuba, 2009) o el Rosalía de Castro, concedido por el PEN Clube de Galicia en 2010.
Compañero de filas de otros nombres inmortales de las letras brasileñas, como Clarice Lispector, Guimarães Rosa, João Cabral de Melo Neto, Nelson Rodrigues o el reverenciado poeta Ferreira Gullar, Lêdo Ivo consagró su obra a retratar la vida cotidiana contemporánea y a escudriñar en la condición humana. Junto a sus correligionario del 45, buscó la superación de los postulados del movimiento moderno del 22.
El escritor, que iba a cumplir 89 años el próximo 18 de febrero, no pudo superar el último embate que sacudió su corazón el pasado sábado a la hora de la cena. Se encontraba en Sevilla, disfrutando de unos anhelados paseos por el barrio de Triana y por los jardines del Alcázar, junto a su hijo, el artista plástico Gonçalo Ivo, la esposa de este, Denyse, y sus nietos Leonardo y Antonia. Los médicos no pudieron hacer nada para atajar el infarto, y a las dos de la madrugada del domingo el poeta brasileño expiraba en un hospital sevillano en los brazos de su hijo.
Según declararon ayer sus familiares a los medios brasileños, el cuerpo de Lêdo Ivo será incinerado en la capital andaluza. Las cenizas volarán a su país natal, donde recibirán sepultura en el mausoleo de la Academia Brasileña de las Letras, en el cementerio São João Batista de Rio de Janeiro, donde a principios de este mes también fue enterrado el arquitecto Oscar Niemeyer. “Mi padre no quería una muerte carnavalizada ni episcopal, sino sencilla y franciscana”, explicó Gonçalo.
En un comunicado emitido ayer, la presidenta de la ABL, Ana Maria Machado, recordó al académico de esta manera: “Gozaba de una vitalidad asombrosa para sus casi 90 años y su frágil salud. Hablaba alto, le gustaba la buena mesa y se esmeraba en contar historias divertidas”.
De la extensa obra del brasileño, traducida a varios idiomas, en España se han publicado las antologías La Moneda Perdida y La Aldea de Sal, y los poemarios Rumor Nocturno y Plenilunio. Desde muy joven se dijo atraído por las letras españolas y devoró la obra de Gonzalo de Berceo, Lope de Vega, García Lorca, Alberti y Machado, por quien tenía una especial predilección. Según su hijo, “era consciente de que la muerte le acechaba, pero no quiso marcharse sin pisar por última vez la tierra de Góngora y Quevedo”.

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