1.12.12

La buena hora del cómic

La Procuraduría y la Biblioteca Nacional, entre otros, le piden a la Corte Constitucional reconocer el valor cultural de estas obras

Parecerá extraño pero estamos en una democracia constitucional./elespectador.com
Son días buenos para los amantes de los cómics. Una demanda que cursa en la Corte Constitucional en contra de la llamada Ley del Libro (23 de 1993) ha recibido una serie de conceptos positivos de instituciones como el Ministerio de Cultura, a través de la Biblioteca Nacional, las universidades Nacional y Externado, la Cámara Colombiana del Libro y la Procuraduría General de la Nación (este es el último pronunciamiento conocido en el caso). Si la acción legal es fallada a favor de los demandantes, las novelas gráficas y las fotonovelas que se comercializan en el país sufrirían una importante reducción en impuestos.
En pocas palabras, por razones que aún no resultan del todo claras, la Ley 23 de 1993 (que reemplaza una de 1973) hace la siguiente diferenciación: “Para los fines de la presente Ley se consideran libros, revistas, folletos, coleccionables seriados, o publicaciones de carácter científico o cultural, los editados, producidos e impresos en la República de Colombia, de autor nacional o extranjero, en base papel o publicados en medios electro-magnéticos. Se exceptúan de la definición anterior los horóscopos, fotonovelas, modas, publicaciones pornográficas, tiras cómicas o historietas gráficas y juegos de azar”.
La exclusión en esta ley de las fotonovelas, tiras cómicas e historietas gráficas generó una carga tributaria para estos productos de, aproximadamente, 30%, según John Naranjo, director de la editorial Rey Naranjo, una de las empresas que apoyaron la presentación de la demanda. El grupo detrás de la acción legal incluye lectores, dibujantes y a la Editorial Robot, entre otros.
Este porcentaje de impuestos no sólo ha limitado el despegue de toda una industria, sino un movimiento que hoy en día es considerado vital a la hora de crear nuevos lectores. “Hacer un cómic obliga a un niño a poner en juego una cantidad de competencias, como la escritura reducida y el manejo de la imagen, y esto permite que la persona tenga un desarrollo mucho mayor”, asegura Eliana Iannini, una de las personas que también apoyaron la demanda.
“Cuando uno empieza a leer cómics también desarrolla la capacidad de leer imágenes. Desde pequeño tuve acceso a las historietas y para mí eran una forma adicional de lectura”, asegura Pablo Arrieta, profesor universitario y consultor en temas de tecnología, además de un lector fervoroso de este tipo de literatura. “La percepción que se tiene en Colombia de que la novela gráfica no sirve para nada es errada”, añade.
Esta última afirmación es compartida por la Procuraduría, que sostuvo en su concepto que: “Las tiras cómicas o historietas gráficas son en sí mismas un género literario, que tiene la capacidad de ser también un vehículo de expresión y de difusión científica, e incluso de opinión, que se vale de un lenguaje especial, para transmitir valiosos contenidos. Si bien existe el prejuicio de que las tiras cómicas o historietas gráficas son meros pasatiempos destinados a entretener al lector, y se las califica como lo opuesto a textos serios, no se puede pasar por alto que lo mismo podría decirse de algunos libros, en especial de aquellos que forman el género de autoayuda”.
En un principio, la demanda estuvo impulsada por Ricardo Espinosa, esposo de la reconocida historiadora Diana Uribe, quien falleció a principios de este año. Después de la muerte de Espinosa, la demanda fue retomada por Iannini y otro grupo de personas, entre ellas Juan Camilo Medina, un estudiante de último semestre de derecho de la Universidad Externado. El documento fue presentado a la Corte Constitucional el 2 de agosto de este año y el tribunal lo admitió para revisarlo el 4 de septiembre. El fallo se espera aproximadamente para mayo del próximo año.
Además de la demanda, el grupo de personas que la apoya espera presentar prontamente un proyecto de ley de apoyo al cómic, emulando un poco lo que se hizo con la Ley del Cine, explica Naranjo. “El momento para estas decisiones es ideal. El cómic está viviendo una revolución en la que éste tiene cada vez mayor fundamento literario y su inserción en el mundo de la literatura tradicional va en ascenso”.

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