Nos guste o no, tenemos que asumir que los hábitos de creación, acceso y consumo cultural están experimentando una transformación histórica con la llegada de Internet
Un grupo de personas hablan por los símbolos de Internet. /elpais.com |
Estamos viviendo un momento histórico similar a la Revolución
Industrial. Al igual que durante esa época el mundo vivió una
transformación radical, la Revolución Digital está generando un proceso
disruptivo muy similar en nuestra sociedad. Nos guste o no, tenemos que
asumir que los hábitos de creación, acceso y consumo cultural están
experimentando una transformación histórica con la llegada de Internet.
Entender la compleja y cambiante realidad digital que nos está tocando
vivir es difícil, pero a la vez puede ser un Viaje a Ítaca realmente apasionante.
La historia nos demuestra que cada vez que aparece una nueva
tecnología en la sociedad —la imprenta, por ejemplo, que no deja de ser
una vieja tecnología que lleva más de 500 años con nosotros— surgen al
inicio todo tipo de miedos, prejuicios y debates pasionales debido al
cambio y a las incógnitas que florecen con su irrupción. Para lo bueno y
para lo malo la historia suele repetirse, y tras una primera fase de
negación y rechazo la nueva realidad se impone y la transformación se
convierte en algo natural. En este nuevo mundo de transformación
constante y sin retorno, perder el tiempo debatiendo sobre las supuestas
bondades del pasado no va a hacer que la era digital se detenga. Para
comprender mejor la era que nos ha tocado vivir, los profesionales del
sector cultural, así como los representantes de las administraciones
públicas, deberían centrarse más en identificar los beneficios y las
oportunidades que ofrece Internet que en los daños colaterales que sin
duda surgen en cualquier transformación de la sociedad. Por ejemplo, el
códice recibió en su momento de aparición numerosas críticas por la
discontinuidad que ofrecía en la lectura de los textos, pero en poco
tiempo fue asimilado por las grandes ventajas que ofrecía la compilación
de largos textos en una sola unidad física en vez de en varios rollos.
Lo mismo está ocurriendo con la llegada de Internet.
En los próximos años viviremos unos nuevos tiempos con un acceso
nunca antes visto a cantidades inmensas de información, ocio y
conocimiento, lo que conllevará una reconversión total del sector
cultural. Ante estas nuevas formas de crear, acceder y consumir cultura,
todos los profesionales del mundo cultural (escritores, productores y
directores de cine, gestores culturales de museos y centros de arte,
editores, libreros y bibliotecarios, entre otros) deberán reflexionar
sobre cómo se transformarán sus viejos oficios en la era digital. La
irrupción de Internet no solo conlleva la mera conversión de cualquier
tipo de contenido cultural (libros, música, cine, prensa, revistas...)
en un formato digital; su impacto es mucho más profundo, puesto que
afecta a todos los procesos de la industria (creación, producción,
distribución, comercialización, promoción, etc.).
En este contexto de metamorfosis social y sectorial, el mayor reto a asumir por el mundo de la cultura es un cambio de chip
mental sobre lo que representa Internet. Aunque nadie tenga un esquema
claro sobre cuáles son las tecnologías que perdurarán y cuáles son puro marketing,
lo verdaderamente importante es tener una mirada más amplia sobre
Internet para comprender mejor las oportunidades que nos ofrece el nuevo
mundo online. Cada día hay más personas que se adentran sin
complejos en la era digital. No hay más que bajar al metro o subir al
autobús para comprobar cómo cada vez más gente consume todo tipo de
contenidos digitales en pantallas. La sociedad está cambiando sus
hábitos de consumo de contenidos culturales a un ritmo trepidante y,
desgraciadamente, parte de las industrias culturales se está quedando
atrás.
Aunque existen muchos interrogantes sin respuesta, animo a los
profesionales del mundo cultural, ya sean públicos o privados, hacer
cuanto antes las maletas para embarcarse en un largo viaje a Ítaca digital,
que os aseguro está lleno de aventuras y nuevas experiencias. Para este
viaje deberían llevarse lo mejor del mundo analógico, que hay mucho,
pero también dejar atrás el amplio lastre de prejuicios culturales
acumulados a lo largo de los siglos.
Javier Celaya es director académico del V Congreso Iberoamericano de Cultura.@javiercelaya
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