El consejero es el nuevo libro de Cormac McCarthy. Y una nueva exploración literaria al haber escrito un guión, el guión de una película ideal que al final ha terminado rodando Ridley Scott, con las actuaciones de Michael Fassbender, Penélope Cruz, Javier Bardem y Cameron Diaz
Que a Cormac McCarthy le interesa el cine no es algo que solo quede
claro en sus libros, o en las entrevistas. Es que, al contrario que otros
escritores, que rehúsan aparecer en grandes eventos, McCarthy fue a los Oscar
el año de No es país para viejos con su hijo de 11 años, y paseó feliz por la
alfombra roja, dejándose hacer fotos con el niño. Y hablamos de un escritor que apenas concede
entrevistas: no apareció en televisión hasta junio de 2007, en el programa de
Oprah Winfrey. McCarthy, en los premios de Hollywood, sonreía y con su aspecto
venerable más parecía una vieja gloria de Hollywood, que un escritor que
escribe con un martillo en la mano.
Porque McCarthy no tiene ningún reparo escribiendo. Seco,
directo, contundente. Deja que la violencia que relata crezca en la imaginación
del lector. Y eso a veces se paga en el cine. La brutalidad de La carretera perdía en la traslación en pantalla: el horror era peor en la mente de cada
persona que compraba el libro que en la salas de cine, por mucho que
efectivamente fuera una gran película con una inmensa fotografía de Javier
Aguirresarobe. Aun así, McCarthy se debía, y nos debía, un guion. Y por primera
vez, con la salvedad de guion de un capítulo de televisión que escribió en 1977
y de su colaboración en la escritura de El hijo del jardinero (1976), el
estadounidense ha dado el paso adelante con El consejero.
Desde el año 2000 se han ido sucediendo películas basadas en
novelas de McCarthy: Todos los caballos bellos, No es país para viejos, La
carretera o Hijo de dios (dirigida por James Franco y basada en uno de sus
primeros libros, publicado en 1973). Era el momento: McCarthy ha escrito, y
Ridley Scott dirigido, El consejero. Astutamente, leída la novela, no hay
casi descripciones físicas, y uno puede leerlo pensando en los actores que han
puesto rostro a los personajes o dejarse llevar por las letras. El consejero
–en el cine Michael Fassbender- es un abogado que cede a la tentación de un
gran trapicheo de drogas por amor a su futura esposa –Penélope Cruz- a la que
quiere colmar de dinero. En ese negocio se involucra con un traficante, Reiner
(Javier Bardem), y su novia (Cameron Diaz), y un socio en los negocios (Brad
Pitt). Malkina, el personaje de Diaz, crece según avanza la trama, y convierte
la expresión ‘Femme fatale’ en calificativo para profesoras de guardería. A
mitad de la novela, Malkina se folla –literalmente- el coche deportivo de su
novio, dejando patidifusos a Reiner, al consejero –que escucha la historia- y
de paso al lector.
El consejero supura maldad, violencia –los negocios con
los carteles mexicanos no son agradables-, sangre, cabezas separadas de sus
cuerpos y recuerda en su bestialidad a algunos momentos de Breaking Bad,
probablemente porque tanto el libro como la serie se desarrollan en Nuevo México
con paseos al otro lado de la frontera, a Ciudad Juárez. Como dice uno de sus
personajes –y mejor no desvelar cuál-, “si algo define al cazador es más lo que
se ha librado de ser que lo que ha acabado siendo. No hay distinción ente lo
que es y lo que hace. Y lo que hace es matar”. Y en la literatura, matar en el
lado turbio puede que lo haga James Ellroy. Pero el lado salvaje y violento es
el reino de Cormac McCarthy.
El consejero. Cormac McCarthy. Traducción de Luis Murillo Fort (Mondadori). 133 páginas.
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