16.11.13

Escritores de Estados Unidos se autocensuran por miedo al Gobierno

 Una encuesta analiza los efectos de la vigilancia estatal. Uno de cada seis autores evita escribir sobre temas controversiales

Cono del Silencio. Obama en su carpa inviolable a prueba de espías./revista Ñ

“Efectos escalofriantes” podría ser el nombre de un thriller psicológico de gran éxito. Pero es el título del informe que el martes publicó la división estadounidense de la organización PEN, que nuclea a escritores de todo el mundo, y que advierte que la autocensura entre autores de ficción y no ficción se multiplicó en ese país desde que en junio se reveló el espionaje generalizado que ejerce la Agencia de Seguridad Nacional.
Uno de cada seis encuestados aseguró que evita “escribir sobre temas controversiales” y el 24 por ciento eludió deliberadamente referirse a algunos temas por teléfono o correo electrónico, según el estudio que, por pedido de PEN America, realizó la encuestadora FDR Group. En total, fueron entrevistadas 528 personas, de las cuales un 86 por ciento se definen como escritores, y el resto son editores, traductores y agentes literarios.
La encuesta se realizó en octubre, meses después de que el “topo” Edward Snowden, hoy refugiado en Rusia, filtrara documentación de la NSA que revela severos programas de vigilancia sobre la población, no sólo estadounidense sino en otros países, a través de la intervención de líneas telefónicas y del acceso a casillas de correo electrónico, bases de datos y a las búsquedas que cada usuario realiza en la web, entre otros recursos.
En ese contexto, la encuesta estableció que los escritores desaprueban en un 66 por ciento “la información que el gobierno obtiene de llamadas telefónicas y de Internet como un esfuerzo para combatir el terrorismo”. Entre la población general, la desaprobación es del 44 por ciento –y la aprobación, del 50 por ciento–. El 28 por ciento recortó o directamente evitó actividades en redes sociales; el 85 por ciento se manifestó “preocupado” por la vigilancia gubernamental sobre los estadounidenses y el 73 por ciento aseguró que nunca les había preocupado tanto el derecho a la privacidad y la libertad de prensa como en estas circunstancias.
Son tres las vías por las que, según el informe, los escritores se autocensuran: además de evitar escribir o hablar de temas que consideran “controversiales”, también esquivan investigar, sobre todo en Internet, algunos tópicos, y comunicarse con determinadas fuentes a las que prefieren proteger.
“Siento que un comentario sobre el ‘Caso Snowden’ en un correo podría ponerle una bandera a mi casilla para ser vigilada”, dijo un encuestado. Y otro explicó: “Pensaba investigar la preparación de defensa de los civiles durante la Guerra Fría, pero ¿qué pasaría si googleara ‘explosión nuclear’ o ‘refugios anti-bomba’? Decidí abandonar la idea”.
El 76 por ciento, y tal vez ahí esté la clave de la autocensura, aseguró que la vigilancia estatal es especialmente dañina para los escritores porque choca con la privacidad que necesitan para crear su obra libremente. “Efectos escalofriantes” ¿todavía? no está en las librerías, pero siempre se consigue 1984.

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