Camilo José Cela y Marina Castaño, en 1997. foto:Carlos Miralles.fuente:elmundo.esLa viuda del Nobel retrata su vida erótica, marcada por un apetito insaciable
"Sólo tuve conocimiento de tres o cuatro de sus múltiples relaciones, cuando el número había sido muy superior, como también lo era el número de hijos naturales esparcidos por el mundo, que en su mayoría eran varones y todos, o casi todos, llamados Camilo José".
El anterior es uno de los párrafos que Marina Castaño, la viuda de Camilo José Cela, escribe en la revista 'Telva' (parte del grupo Unidad Ediorial, al que también pertenece ELMUNDO.es) bajo el título 'Don Camilo y las mujeres'. Sobre el papel, tres páginas que narran las aventuras del escritor.
"En todo Mallorca era conocido el 'affaire' con una atractiva dama, esposa de un médico, con quien C.J. tuvo una hija", escribe Castaño en las páginas de 'Telva' (desde ayer, en los quioscos). Y más adelante: "C.J. [era] un hombre reacio a caer en ninguna tela de araña amorosa, un hombre que me confesó que nunca había expresado sus sentimientos porque no los había tenido, un hombre que nunca había pronunciado un 'te quiero', que nunca había ligado el amor y el sexo, porque no había amado".
Y continúa: "Barcelona es una ciudad que [Cela] frecuentaba y, por tanto, era bastante cómodo para él tener allí alguien fijo con quien satisfacer su intenso apetito sexual".
Hasta que Castaño se cruzó en su vida. Su relato en 'Telva' también incluye el recuerdo de sus primeros meses con Cela que, estafado por la empresa 'Camilo José Cela Producciones' y divorciado de su mujer, vivió meses de estrechez económica en un chalet alquilado a las afueras de Guadalajara. "Marina, o me sacas de aquí o acabaré escribiendo como Gironella", le dijo Cela. Era primavera. En otoño llegó el Nobel.
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