10.3.12

Las mujeres son de novela

Algunos editores y algunas editoras argumentan que el gusto por la imaginación sigue siendo un patrimonio femenino mientras que la crónica de los hechos, lo comprobable, interesa más a los hombres

Una pareja de mujeres hojea un libro que forma parte de la instalación La noche de los libros en la calle Fuencarral de Madrid, en el Día del Libro.foto: Uly Martín.fuente:elpais.com

Basta tomar un transporte público, pasear por un parque o acudir a una librería para comprobar la pasión lectora de las mujeres. Ellas leen en papel de libro, en ediciones impresas de periódicos y revistas, en soportes digitales, en teléfonos móviles, en tabletas… Cualquier medio resulta útil para saciar ese afán por conocer historias o descubrir personajes, de imaginar tramas o recrear mundos. Las lectoras son jubiladas y estudiantes, amas de casa y profesionales, burguesas y alternativas, en una afición femenina transversal que recorre edades, procedencias y extracciones sociales. En cualquier caso y sin aburrir con estadísticas, está claro que las mujeres leen en España más que los hombres. De cada 100 lectores, 57 son mujeres. Se trata de una tendencia femenina constante desde hace años y que se confirma día a día.

Los expertos comentan que esta fiebre lectora obedece a la combinación de un deseo de entretenimiento, un placer solitario e íntimo y un afán de conocimiento. La búsqueda de maneras de vivir, desde la emoción o la evasión, en un acto íntimo como es la lectura se halla en la raíz de este fenómeno cultural. Una veterana editora suele señalar que las mujeres han encontrado el ocio en la lectura del mismo modo que muchos hombres se inclinan por el fútbol. La incorporación masiva al trabajo y a la educación ha propiciado esta auténtica revolución de las mujeres que se ha extendido a tantas esferas. Ahora bien, hay que subrayar que la pasión lectora femenina se limita bastante al campo de la narrativa (novelas, cuentos, relatos…) y que no se extiende apenas a la no ficción.

Como en tantos otros aspectos del mundo editorial (tan imprevisible y poco estudiado con frecuencia) los estudiosos de la lectura no terminan de ponerse de acuerdo sobre las razones que explican este desdén femenino por el ensayo. Mientras las lectoras devoran narrativas históricas, románticas o de aventuras, sienten una cierta aversión por aquello que no esté ligado a relatos inventados. Ciencia, política, sociología o biografías no figuran, desde luego, a la cabeza de las preferencias femeninas. Está claro que aquello que desprenda aromas de realidad no atrae a las mujeres.

Algunos editores y algunas editoras argumentan que el gusto por la imaginación sigue siendo un patrimonio femenino mientras que la crónica de los hechos, lo comprobable, interesa más a los hombres. Este análisis ilustraría también el mayor número de lectores masculinos de prensa, en cualquiera de sus soportes. Otros conocedores del sector editorial, aún a riesgo de ser políticamente incorrectos, señalan que el rechazo de las lectoras por la no ficción enlaza también con el menor número de mujeres que cursan carreras científicas o con la escasa presencia femenina, todavía hoy, en la política o en la economía.

Sea como fuere, el debate sigue abierto y aguarda una explicación o, mejor dicho, una serie de explicaciones. De todas formas, el camino recorrido por la españolas en sus hábitos de lectura es digno de figurar en un libro de récords. Desde la generación de las abuelas de las jóvenes de hoy –muchas de ellas analfabetas o apenas con estudios primarios- hasta las estudiantes de la actualidad que devoran las novelas en cualquier lugar, ensimismadas en su lectura, media un siglo de progreso y de lucha por la igualdad que, probablemente, tampoco se detendrá en la ficción. En el sentido literal y en el metafórico.

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