Tantos tontos tópicos de Aurelio Arteta es una antología de todo lo que se dice para opinar, sin tener que pensar.foto.fuente:lainformacion.comRespeto tus ideas, pero no las comparto y otros tópicos del montón
Aurelio Arteta es catedrático de Filosofía Moral y Política en la Universidad del País Vasco y en su último ensayo Tantos tontos tópicos recorre los lugares comunes como si de un mapa se tratara, enseñando las trampas de cada uno de ellos pero también indicando una salida de emergencia.
Sé tú mismo. Entre un consejo amistoso, un concepto filosófico y un manual de autoayuda barato, la exhortación a ser uno mismo indica más una meta que un punto de partida: "no se nace siendo uno mismo, sino que éste se gesta y alumbra progresivamente" escribe Arteta. Por el otro lado conlleva no poderle exigir nada a nadie porque "cada cual es cada cual y yo sé lo que me hago". En los dos casos, si el referente es una persona perezosa, más que empujarla hacia su verdadera naturaleza, se conseguirá que no se mueva ni un milímetro de donde está.
Es una persona muy normal. Si en un sentido sociológico lo normal es lo que no se desvía de la media y que por eso no es ni extraordinario ni destacable, en un sentido moral y político lo normal es lo que no crea problemas. Que no se desvíe de la media es, en otras palabras, una buena noticia. "Tras la reivindicación de la normalidad como índice de valor suele ocultarse el espíritu del rebaño".
Respeto tus ideas, pero no las comparto. "He aquí una sobada fórmula de urbanidad que puede dejarnos ufanos de nuestro grado de civilización, pero que nos engaña sin remedio. Con semejante cortesía pretendemos dar una muestra de tolerancia hacia las opiniones de nuestro antagonista, venimos a conceder graciosamente que no nos echaremos al cuello de quien discrepa de nuestros puntos de vista. Pero, las más de las veces, todo ello sirve para dispensarnos del esfuerzo del estudio y del debate. So pretexto de no molestar a nuestro interlocutor, nos evitamos el riesgo de vernos replicados y contradichos".
Una cosa es la teoría y otra la práctica. La mayoría de las veces esto quiere decir que un cierto proyecto o una cierta idea política está muy pero que muy bien en principio, pero su ejecución es imposible. Sin embargo esta muletilla olvida algo importante: "sin ser en puridad verdaderas (como pueden serlo las teóricas), algunas ideas u opiniones son desde luego más verosímiles que otras; y el que no sean demostrables no les impide presentarse como más o menos razonables, mejor o peor argumentadas. Aviados estaríamos como fuéramos incapaces de fundar racionalmente la prevalencia de unos discursos, programas o proyectos políticos sobre otros".
La política es asunto de los políticos o cómo los tópicos puede llegan a entorpecer no sólo nuestro cerebro sino democracia. De hecho, si la política es asunto de los políticos ¿para qué esforzarse en cuidar de lo público?
La peculiaridad de este tópico es que desencadena otros tópicos.
Primero: la política es asunto de los políticos y para eso les pagamos. ¡Y menos mal! Si no fuera una actividad retribuida, la política sería asunto exclusivo de ricachones que no esperan ganar nada de su oficio porque no lo necesitan.
Segundo: todos los políticos son iguales y entonces ¿para qué esforzarse en reflexionar sobre sus aparentes divergerencias, vigilar sus conductas públicas o distinguir entre un programa electoral y otro?
Tercero: Tenemos los políticos que nos merecemos y entonces ¿por qué culparles de algo que nosotros mismos hacemos o haríamos?
Cuarto: No hay que politizar las cosas. Aun protegiendo la intimidad de la esfera privada, sí hay que hacerlo y por el bien de todos: "hay que politizar todo lo que nos afecta en tanto que miembros de una polis, y en todo lo posible y cuanto más mejor".
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