"Escribía artículos sobre las amenazas que recibía, incluso se entrevistó cinco veces" . En 1969, con quince años, presenció una violación y no hizo nada por evitarlo
El sueco Stieg Larsson murió sin conocer el éxito / Expo / Cordon Press / Per Jarl.fOTO;fUENTE:LA Vanguardia.es
"Nadie en toda Suecia parece dar crédito a las acusaciones de Anders Hellberg, el veterano periodista que tuvo bajo sus órdenes a Stieg Larsson en la agencia de noticias TT y que, el 21 de enero, publicó un artículo en el diario Dagens Nyheter donde afirmaba que su antiguo subalterno era un genio de la investigación y "una Wikipedia ambulante" pero, en cambio, incapaz de juntar dos frases bien estructuradas en un tiempo normal. Por ello, decía Hellberg, sus novelas debieron de ser escritas por su pareja, Eva Gabrielsson. Pero ella se burla de semejante comentario: "¿Que Stieg no sabía escribir? Eso es como preguntarle a un marido inocente: "¿Aún engaña a su mujer los fines de semana?". O a una persona de apellido musulmán: "¿Cuándo se unió usted a Al Qaeda?". Por favor, Stieg estaba dotado para la escritura. Muy dotado. Y escribió en diferentes estilos, dependiendo del tema. El señor Hellberg no tiene ni idea de lo que hacía Stieg cuando salía de la agencia".
En el libro, Baksi cita varios ejemplos de la capacidad de Larsson de hechizar a la gente o de su compromiso con causas como el antirracismo o el feminismo. Afirma también que tenía una capacidad para ocultar cosas: "Tenía muchos secretos, y quizá el ejemplo más extremo sean las tres novelas que escribió por las noches", de las que al principio hablaba a poca gente.
¿Qué tipo de periodista? "Decían que no tenía madera de jefe, que era un desastre como administrador y economista. En cierto sentido era así: era fantástico con las letras, aunque demasiado humano, por no decir otra cosa, cuando se trataba de números y estadísticas". Esa sería la razón de que se quedara trabajando en la agencia TT –entró como grafista–, con jefes como Hellberg. "Pero no ocultó su frustración, y mucho menos que sus jefes no le dejaran escribir con la frecuencia que él habría deseado sobre los temas en los que era especialista. Aun así, ni por un segundo se sintió una víctima".
La crítica de Baksi es a su "falta de imparcialidad, relevancia y neutralidad en sus textos" pues "Stieg no podía evitarlo. Así de simple: en cuanto se sentaba ante el ordenador tomaba partido por uno u otro bando". Su compromiso le valió numerosas amenazas de los grupos de extrema derecha, sobre todo por sus libros de no ficción y su trabajo en la revista Expo. Baksi afirma haberse enfadado con él varias veces, porque "escribía artículos en la agencia informando sobre sí mismo, sobre las amenazas que recibía y los problemas de Expo, lo cual no me parecía ético. Incluso se entrevistó a sí mismo en cinco ocasiones", revela. También le acusa de infiltrar a un joven periodista de veinte años en un grupo la extrema derecha, "con los evidentes riesgos que eso comportaba". Los comentarios de Baksi, sin embargo, se inscriben en un contexto positivo, con frases como "no creo que vuelva a ver en mi vida el brío que Stieg tenía cuando escribía: nunca he visto a nadie redactar con tanta rapidez y facilidad. Sin olvidar la alegría con la que lo hacía".
El clímax del libro llega cuando el autor narra el origen de la preocupación de Larsson por la violencia contra las mujeres, uno de los ejes temáticos de Millennium: una violación que presenció en el verano de 1969, sin hacer nada por evitarlo. Fue en un camping de Umea. Él tenía 15 años. La misma edad que una chica que tres de sus amigos violaron ante su mirada. "Sus gritos eran terribles –dice Baksi–, pero Stieg no intervino. Para él, pesó más la lealtad que tenía a sus compinches". La culpa le carcomía tanto que, días después, llamó a la víctima para disculparse. "Nunca te perdonaré", le respondió ella antes de colgarle el teléfono. "Este es uno de los peores recuerdos que Stieg me contó. Era obvio que la voz de la chica aún resonaba dentro de él, incluso después de haber escrito las tres novelas que hablan de mujeres que han sufrido violencia y que han sido ultrajadas y violadas".EL PERSONAJE QUE INSPIRÓ A LA 'HACKER'
"Yo soy Lisbeth Salander"
El libro de Baksi contiene otras partes jugosas. Por ejemplo, revela el personaje real que inspiró el de Lisbeth Salander. Fue un chico, canijo físicamente, experto en informática e investigador de Expo, que acabó decepcionando fuertemente a Larsson, hasta el punto de que lo echó de la revista en 1997, justo cuando empezó a escribir Millennium. Baksi habla con esta persona, que reconoce: "Stieg se vengó de mí, yo soy Lisbeth Salander". Larsson jamás le perdonó su traición, y le dijo: "En el norte, donde yo me crié, no se perdona nunca".
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