Escritores debaten el futuro del idioma en un diálogo en la Feria de Guadalajara - La fuerza de la lengua vendrá de su diversidad, dice Millás
El español puede desbancar la primacía del inglés, y según las estadísticas eso ocurrirá en 2050. Pero ¿tiene la potencia que le adjudican los académicos? De eso, de la fuerza del español, quiso EL PAÍS que debatieran algunos de los escritores presentes en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). Juan José Millás afirmó que la potencia de la lengua viene de la diversidad, del respeto "a lo diferente"; Laura Restrepo advirtió de los peligros de lo que llamó "el español de lasaña", y Jorge Volpi alertó contra los que creen que la potencia del idioma viene del número de hablantes más que del peso cultural del español en el mundo.Debate sobre el español"Vivimos una gran Babel", adelantó Millás, que basó su intervención en una fábula. Para él, la cultura nace de las diferencias; el monocultivo podría ser un desastre. La reducción del lenguaje, cree el novelista español, estrecha el pensamiento. Y debemos preocuparnos del idioma, de las especies del idioma, es decir, de sus troncos y de sus afluentes, con el activismo con el que nos preocupamos del medio ambiente. Su colega mexicano Jorge Volpi descubrió en Salamanca, donde fue estudiante, las enormes diferencias que juntan y separan el idioma; esa Babel de Millás estaba presente allí todos los días, y sigue presente. Somos muy parecidos excepto en el idioma, cuyas diferencias no son a veces entendidas como parte de su fuerza. La escritora colombiana Laura Restrepo explicó su concepto del "español lasaña", esas capas que lo forman y que, sin embargo, no son respetadas como partes de un todo. No siempre la robustez del español, dijo la novelista, depende de la fuerza con que lo defendemos. Por cierto, advirtió a las editoriales españolas (que suelen olvidar que el español es universal, y no solo de España) que eviten en lo posible hacer decir "gilipollas" a los personajes de Dostoievski.
La FIL de Guadalajara es, en cualquier caso, la mejor demostración de la fuerza del español. Al tiempo que se celebraba el debate propiciado por EL PAÍS y la Fundación Mapfre, en otras salas también abarrotadas de público tenían lugar otras discusiones, otras presentaciones de libros. Los escritores Élmer Mendoza y Arturo Pérez-Reverte sostenían una charla profunda y amena sobre la última novela del español, El asedio, de la que ya se han vendido más de 400.000 ejemplares en España. Mendoza, que también acaba de publicar su última novela, La prueba del ácido, actuó de entrevistador. El mexicano lanzaba preguntas. Su amigo español le devolvía titulares: "La mujer es el único héroe posible en la novela del siglo XXI" o "la mujer es un soldado en territorio enemigo, por eso es tan cruel cuando pelea" o "yo hago novelas históricas para comprender mejor el presente" o "planifico mis novelas con la paciencia del cazador". Antes de que la hora se pasase como un suspiro, Pérez-Reverte quiso rendir un homenaje a Mendoza. Dijo con su contundencia habitual lo que, aun estando muy claro, merece ser dicho: "Élmer Mendoza ha conseguido fijar un lenguaje que estaba solamente en la calle. Su literatura tiene la amarga lucidez del que sabe que la vida es una trampa peligrosa. Élmer ha abierto una puerta que no estaba abierta y por la que después han entrado muchos otros. México tendría que reconocer ya a Élmer Mendoza como el patriarca de la literatura norteña".
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