23.12.10

Consejos de comadre

"Antes de echar a perder una buena historia exhibiendo de manera gratuita tu inteligencia, desfógate con el ensayo, la crítica, la correspondencia amorosa, la ortodoncia o la licantropía"

Matías Néspolo.foto:Elisa Vivas.fuente:revista eñe

Consejos de comadre para el cuentista mañero

Como abuela no tengo, me he visto obligado hace tiempo a fabricarme una imaginaria y a medida que me dijera lo guapo y bien peinado que voy por la calle, sobre todo en horas bajas. Esa abuela imaginaria es la comadre que me asiste cuando estoy en problemas, dentro y fuera de la página.

Ahora lo estoy porque me han pedido una suerte de decálogo de perfecto cuentista. ¡Y vaya por Dios! Que eso es cosa de póstumos que ya han hecho el mérito suficiente con morirse… Por eso la llamo y por eso me auxilia. Y mi comadre no falla. Aunque nomás se contente con repetirme al oído ese puñado de viejos consejos que yo me empeño en olvidar.

Primer consejo de comadre: Nunca salgas de casa sin tu sombrero. Pero recuerda que cuando llueve te mojas. A no ser que lleves cosido un paraguas a los hijares, cosa imposible, me advierte siempre la vieja. No sé qué quiere decir eso, pero queda dicho. Y encasquetado el sombrero pues, paso a mojarme de buena gana.

Érase una vez una voz en el espacio y fiat lux se hizo el relato. Así de fácil. Una voz narrativa en un lugar preciso. Esas son las dos condiciones necesarias y suficientes. La una viene con el otro y viceversa. Lo demás son monsergas. Segundo consejo: Todo lo que necesitas ya lo tienes. Así que déjate de excusas y ponte a trabajar. (Aclaración obvia. ¿Qué lugar es el bueno y cuál la voz adecuada? Eso no lo sabe nadie, ni tu comadre siquiera. Y tampoco lo sabrás hasta que no se haga la luz, así que ni modo.)

La imagen del cazador en esto tiene mala prensa, pero no sé de ninguno que conozca de antemano su presa. ¿Qué gracia tiene salir al monte a buscarla si ya está enjaulada? Tercer aviso de comadre: Con las buenas historias sucede lo mismo y no hay peor jaula que la de tu cabeza.

Mañero —que no mañoso— refiere en mi tierra al que tiene malas mañas y resabios. Y por más pícaro o astuto que sea un narrador, el mañero siempre es el lenguaje. Por eso la trifulca está garantizada. La cuestión es quién domina a quién. Cuarta recomendación: Si a la hora de encadenar frases no te comportas como un peleador callejero, estás perdido.

Aunque la musa no exista, no conozco otra manera más honesta de escribir que al dictado de quien narre, como si uno fuera un mero secretario escrupuloso que no pierde palabra. Al final lo de Je est un autre va a ser cierto. Porque de lo contrario puedes acabar limándote las uñas o mirándote al espejo y no se trata de eso. Quinto acertijo de comadre: Los prodigios surgen cuando el texto dice aquello que su autor ignora. Las miserias, cuando el amanuense se pasa de listo. Sherlock Holmes escribe y el idiota Watson se deja leer.

Alguien me contó una vez que Carver había dicho en una entrevista que para ser un buen narrador no era necesario que fueras el chico más listo de tu calle. Jamás me tomé el trabajo de buscar esa cita literal ni de comprobar su legitimidad. Así ya me vale. Sexto consejo: Antes de echar a perder una buena historia exhibiendo de manera gratuita tu inteligencia, desfógate con el ensayo, la crítica, la correspondencia amorosa, la ortodoncia o la licantropía.

Un paisano de mis pagos un tanto desorientado emplea más de doscientas páginas para despotricar contra todo relato en el que aparezca un café con leche. Yo me pregunto si acaso no lo tomará cada mañana. Para el caso mi comadre aconseja perderle el miedo al miedo al tópico porque nada tiene de malo. Hasta los buenos narradores echan mano del lugar común. El truco es transformarlo en un sitio extraordinario.

Un adjetivo sobrante es una piedra en el zapato que puede echar a perder un paseo agradable. Pero un adverbio de más es una mula taimada a mitad del camino que reparte coces a discreción. Y lo mismo puede decirse del gerundio, el participio, la conjunción… Advertencia de comadre: Si no te queda más remedio que arar con tales bestias, ten cuidado.

El gran chileno decía que «un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral». Contra eso mi comadre se subleva. Enésimo consejo: No le hagas asco a nada, ni siquiera a las fábulas terapéuticas de Bucay; aunque con los cuentos de Chéjov ya deberías tener suficiente.

Recuerdo una inefable poeta de mi tierra cuyo verso más granado rezaba: «Me resulta más fácil escribir que hacer pis». Quizá tuviera cistitis. ¿O decía hacer caca? En fin, que tanto mejor… El problema de muchos incontinentes es que cuando toca lo contrario —suprimir, no escribir— les entra estreñimiento. A esa facultad de discernir entre lo que vale y lo que no Auden la llamaba «el censor interno» y la veneraba como a una diosa. De rodillas. Penúltimo consejo: Las tijeras o ya de plano la papelera siempre son una bendición.

Siempre hay una forma más bella, un modo más simple, de expresarlo. Pero al demonio de la corrección le agradan los rodeos y lo echa todo a perder. La última recomendación versa sobre la conveniencia de saber detenerse a tiempo.

Y el corolario mi comadre lo extrae directamente del cancionero folclórico popular, y dice así: «No hay tonto lerdo pa'l fuego / si se queman las batatas. / Mientras se chupa los dedos / las apaga con las patas". Lo que viene a confirmar la inutilidad de toda receta, incluidos sus consejos. Cuando hay hambre y algo que echar a las brasas, hasta el más mañero sale servido.


Matías Néspolo, nacido en Buenos Aires en 1975 y afincado desde hace años en Barcelona —específicamente en Montgat, a orillas del mar—, donde vive con su mujer, sus tres hijas y un perro llamado Jonás, es uno de los veintidós jóvenes escritores hispanoamericanos seleccionados por la revista Granta para su edición titulada The best of young Spanish language novelists.

Ha publicado el poemario Antología seca de Green Hills, la novela Siete maneras de matar a un gato y una selección de autores argentinos de cuentos en coedición con su hermana Jimena (La erótica del relato. Escritores de la nueva literatura argentina), y sus relatos también han sido incluidos en antologías como Schiffe aus Feuer. 36 Geschichten aus Lateinamerika.

Actualmente trabaja en su segunda novela y publica regularmente en El Mundo —sobre todo en el suplemento de Cataluña Tendències, del que fue director hasta no hace mucho—, la revista Quimera y, eventualmente, Qué Leer, Letras Libres, el Cultura/s de La Vanguardia y «donde Ccuele».

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