El autor de Las aventuras de Huckleberry Finn impuso un embargo de un siglo a su autobiografía, que aparece ahora, convertido en un éxito editorial
CIEN AÑOS DESPUÉS. Su autobiografía es más política que sus libros e intercala humor y arrebatos de sinceridad.foto.fuente:Revista Ñ
El escritor estadounidense Mark Twain sabía cómo vender un libro y vuelve a demostrarlo cien años después de su muerte con la publicación del primer volumen de su autobiografía, que se ha convertido en un bombazo editorial. El sello de la Universidad de California, encargado de editar el libro que salió a la venta el 15 de noviembre y que sacará otros dos volúmenes autobiográficos de Twain en los próximos años, planeó inicialmente una tirada de 7.500 ejemplares.
Una semana después de su debut, la obra va ya por su sexta edición, con 275.000 ejemplares en el mercado y demanda para mucho más. "La verdad es que nos ha sorprendido el interés popular en el libro", dijo Robert Hirst, responsable del equipo de la Universidad de Berkeley en California que custodia los documentos autobiográficos de Twain y que trabajó durante seis años en el primer volumen. "Esperamos que además de comprarlo lo lean", bromeó Hirst sobre el volumen de más de 700 páginas, que aparecerá en el puesto número siete de la lista de super-ventas de no ficción de "The New York Times" el próximo domingo, ha adelantado el diario.
Autor de novelas memorables como "Las aventuras de Huckleberry Finn" (1885), considerada por numerosos críticos como la primera novela de la literatura moderna de EEUU, y famoso por su punzante sentido del humor, Twain impuso un embargo de un siglo a su autobiografía. "Un libro que no se publica durante un siglo da al escritor una libertad que no podría tener de ninguna otra manera", explicó en una entrevista con el diario británico "London Times" en mayo de 1899.
Twain no quería que sus confesiones hiriesen los sentimientos de ninguno de sus coetáneos y menos aún los de sus posibles descendientes. Pero a parte de esos motivos, Hirst cree que pudieron existir otros: "Podría ser parte de su plan de marketing", dijo el experto, quien recuerda que antes de acabar su autobiografía Twain publicó pequeñas selecciones en "North American Review", la primera revista literaria del país, fundada en Boston en 1815.
"Y por supuesto cada una de esas selecciones iba precedida de un mensaje que alertaba que se trataba de un extracto y que el texto completo no se podría leer hasta dentro de cien años", añadió Hirst, quien asegura que si hay algo que Twain sabía hacer bien era "vender un libro". El manuscrito autobiográfico de Twain ronda las 5.000 páginas, aunque muchas están duplicadas y el material utilizable para publicación ronda las 2.500 páginas, con una media de 300 palabras cada una.
Maestro de la observación y del lenguaje, Twain dictó la mayor parte del contenido de su autobiografía desde la cama a una de sus secretarias, Miss Hobby, cuatro años antes de su muerte, en 1910, a los 74 años. "Espero que esta autobiografía sea admirada muchos siglos después de mi muerte por su forma y método", afirmó el escritor en marzo de 1906, cuyo método consistía en dar rienda suelta a lo que le iba viniendo a la mente.
"Deambular libremente por toda la vida, hablar sólo de las cosas que te interesan y dejar de hablar de ellas en el momento en el que su interés palidezca", dijo Twain de su método autobiográfico, que lo llevaba a veces a levantarse de la cama haciendo aspavientos, mientras la taquígrafa tomaba nota de sus palabras.
Laura Trombley, historiadora y autora de un libro sobre los últimos y difíciles años de Twain, que vio morir a su hija pequeña, Jean Clemens, cuatro meses antes que él, dice que el escritor sabía cómo mantener el interés de los lectores. Dura crítica de Twain, a quien describe como "narcisista, extremadamente ambicioso y muy vengativo", Trombley reconoce su talento: "El que cien años después de su muerte sigamos hablando de él es la mejor prueba de ello", explicó la historiadora.
El volumen autobiográfico es más político que el resto de obras de Twain y mezcla arrebatos de sinceridad, con otros de humor y muchos recuerdos de su infancia, que ejercieron una gran influencia en libros como "Huckleberry Finn"
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