Juan Bonilla, Giralt Torrente y Patricio Pron desvelan las bajezas del oficio de escritor
Escribir novelas, fumar en pipa, llevar chaquetas de tweed, dar seminarios en Heidelberg, llevar un flequillo maravilloso, hablar en francés muy bien, decir bobadas en los diarios, tener montones de amantes...
Todo, una idiotez. El mundo de la literatura es tan sórdido y aburrido como cualquier otro. Y para mostrarlo así, el Festival Eñe ha dispuesto para esta tarde dos actos desmitificadores en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
El novelista Juan Bonilla, por ejemplo, abordará el embarazoso asunto de los delirios de grandeza de la literatura a las 22.00 horas. 'Ambiciones desmedidas', anuncia el programa del Festival. "La charla va hacer eso: un repaso a los tonterías que los escritores esperan de la literatura", explica Bonilla.
Por ejemplo: "Es disparate de los poetas políticos: pensar que la poesía podía cambiar la sociedad... Mayakovsky, los futuristas, esta gente...". Poetas que se pusieron tan estupendos que terminaron por apostar por los 'malos' de su tiempo.Bonilla sigue enumenrando tonterías literarias: "Querer enamorar a alguien, como Salinas; intentar que a uno le quieran más, como decía García Márquez o García Lorca, que ya ni sé; cambiar la vida, como Rimbaud... Son todas ideas muy adolescentes, la verdad".
¿Y Juan Bonilla? ¿Nunca cayó en ese pecado, aunque fuera de mocito? "Bueno, sí. Yo tenía una ambición bastante triste. Soñaba con ver alguna vez a alguien en un autobús leyendo un libro mío. Y un día, por fin, vi a un señor en un autobús de Madrid con mi novela. Me pasé tres días en una nube. Y, al cuarto día, el suplemento cultural de 'La Vanguardia' sacó una crítica de esa obra absolutamente destructiva. Claro, me obsesioné, empecé a pensar que el señor del autobús era el crítico de 'La Vanguardia' y... Así que desde entonces ya no tengo ambiciones".
Dos horas antes, a las 20.00 horas, Marcos Giralt Torrente y Patricio Pron están convocados para debatir bajo una frase ingeniosa: 'Cómo fracasar completamente como escritor'. "Básicamente, vamos a hacer eso: dar una receta sobre cómo fracasar en el propósito de ser un escritor serio. Que no significa exactamente lo mismo que fracasar en el propósito de ser un escritor vendedor", explica Giralt Torrente.
Su caso personal, por favor. "¿El gran error con el que me planteé mi carrera literaria? Supongo que fue pensar que el mundo literario era más puro y más serio. Que la buena literatura siempre sería un valor, que siempre tendría eco... Es que hubo una época en la que las listas de libros más vendidos incluían muchos buenos libros", recuerda Giralt Torrente.
Uy, qué grave. "No, no se preocupen, todo esto tiene un afán jocoso".
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