El éxito no le ha sido esquivo a Vikas Swarup. Su primera novela fue escrita en dos meses, en el otoño del 2003, cuando se aprestaba a salir de su misión como diplomático de la India en Londres.
Por WILSON VEGA
El libro se convirtió en un best-seller internacional que, a su vez, dio origen al guión de '¿Quieres ser millonario?', la película más aclamada del último año y la vencedora de la más reciente entrega del premio Óscar.
Por eso, no es de extrañar que el autor de esa historia se pregunte, a veces, cómo le iría si se sentara en la silla del concursante en ¿Quién quiere ser Millonario?, el concurso de televisión.
Swarup aceptó ser el invitado del primer programa de 'Tiempo Real', un formato multimedia que esta semana lanzó la redacción internacional de EL TIEMPO. Desde Pretoria (Suráfrica), en donde estuvo hasta este mes como cónsul de su gobierno, diálogo por medio de una webcam sobre su novela, su película y su éxito.
-La suya no es la clásica historia de un escritor batallando para alcanzar el éxito...
Me he descrito como un autor muy afortunado. A diferencia de muchos otros, que han tenido manuscritos con 500 rechazos, yo escribí esta novela y se la envié a diez agentes. Nunca escuché de ellos y busqué al undécimo en Internet. Él me aceptó y terminé la novela en el mes que me quedaba para salir de Londres. Así que escribí esta novela en dos meses.
-O sea que tuvo tanta suerte como Ram (el protagonista)...
Sí, tiene razón. Cuando escribí esta historia sabía que tenía una idea fresca. Era una nueva manera de contar una historia. Nadie había contado la vida de una persona mediante un programa de concurso. Sabía que la idea era buena. Pero créame, no tenía idea de que algún día me estarían entrevistando desde Colombia. Creía que era un libro muy indio, que apelaría solo a un lector indio. Así que el hecho de que haya sido traducido a 41 idiomas es una gran sorpresa para mí.
-Los realizadores de 'Slumdog...' le hicieron muchos cambios a su libro. ¿Cuáles cambios le gustaron?
En mi libro, Ram trabajaba con un diplomático australiano. En la película, trabaja en un call center. Creo que ese cambio fue bueno. El segundo cambio que me gustó mucho, y que creo que fue sugerido por Danny Boyle, ni siquiera por el guionista Simon Beaufoy, es que a él lo llevan a la estación de Policía en la penúltima pregunta. Es decir, no ha contestado todas las preguntas. Y luego lo traen en tiempo real para la última pregunta. Es un cambio que genera tensión, mientras que en mi libro él ya ganó y entonces es arrestado. Aunque en la vida real no es así, 'Who wants to be a Millionaire' no es un show en vivo.
-Con sinceridad, ¿cuáles cambios no le gustaron?
Bueno, el principal sería el cambio del nombre de mi personaje de Ram Mohammad Thomas a Jamal Malik. Yo había escogido el nombre con gran deliberación, como una síntesis de todas las grandes religiones (...). El segundo gran cambio es que en mi libro Ram y Salim no son hermanos, sino los mejores amigos. Y Salim es un buen muchacho, con sueños de estrellato en Bollywood, pero en el libro se vuelve gangster. Y claro, el principal cambio es que mi libro trata sobre la suerte, y la película trata sobre el destino.
-¿Qué opina de las críticas por ser un diplomático y escribir un relato tan descarnado sobre India?
Mire, lo primero es que estaba escribiendo una novela, no un folleto turístico sobre India. Así que tenía que ser fiel a lo que trataba de hacer como novelista. Y lo bueno de ser un diplomático de la India es que mi gobierno de hecho me da esa libertad, no hay censura (...). Pero más que eso, mi libro no es sobre la pobreza de los 'slums' (tugurios). Es sobre la humanidad de estos niños: de Ram y Salim. El mensaje de mi libro es de hecho uno muy positivo: que incluso alguien que no ha tenido ventajas en la vida, alguien que no ha ido a la escuela, que no ha tenido una educación formal tiene los recursos mentales y la capacidad para ir a un concurso de conocimientos y ganar.
-¿Y las redes de mendigos, el ácido en los ojos de los niños?
No sé si eso ocurre en verdad, pero no debo saberlo. No me ata el rigor que ata, por ejemplo, a un periodista. Escribí desde la perspectiva del mito urbano. Cuando era un niño, mi madre me decía: 'no salgas, te van a agarrar y te cegarán'. Así que lo escribí desde esa perspectiva, sin saber en realidad si hay o no esta clase de mafias de pordioseros y si hacen estas cosas. Me pareció una figura poderosa y la use para servicio de la historia.
-¿Qué puede anticipar de su siguiente novela?
Mi asignación en Suráfrica ha terminado y la semana pasada me nombraron cónsul general de India en Osaka (Japón). Así que probablemente escriba mi próxima novela mientras esté en Japón. Ya tengo una idea y sé que probablemente no estará situada en India.
-¿Qué recuerda de la noche que entregaron los Premios Óscar?
Cuando abren el último sobre y Steven Spielberg dice: 'El Óscar va para 'Slumdog Millionaire', todos nos emocionamos tanto, había tanta euforia, que no nos pudimos controlar y todos terminamos en el escenario.
-¿Se ha imaginado en la silla de 'Quién quiere ser millonario'?
Esa podría haber sido una fantasía secreta para mí. Cuando era niño era bueno en esto, iba a campeonatos escolares y gané algunos. Pero cuando el programa llegó a la India, yo ya estaba asignado a otro país. Quizás sería una fantasía saber qué tan lejos podría llegar. Pero lo interesante de este formato es que un genio puede caerse en la primera pregunta, quizás es sobre cultura popular y de pronto lo ves afuera. En cambio, alguien que no te esperabas, llega y se gana un millón de rupias.
-En retrospectiva, cuando examina su éxito... ¿cómo se siente?
La palabra que usaría es 'humilde'. Me siento honrado de que una historia que escribí en dos meses, en 2003, en Londres, resuene ahora con lectores y espectadores en todo el mundo. Una dama en Johannesburgo me dijo que la ayudó a pasar un periodo muy oscuro de su vida. Que así como Ram Mohammad Thomas superó todos los obstáculos en su vida, ella iba a lograr enfrentar las dificultades en su vida. En últimas, eso te causa humildad porque, como escritor, cuando escribes el libro y lo das a los demás, ya no es tu libro, se vuelve el libro del lector. Y cada lector le da su propia percepción al libro. La gente en Colombia tendrá sus propias percepciones sobre el libro y eso es lo genial de la ficción. Sólo el hecho de que este librito mío haya podido darle placer a tanta gente, para mí no puede haber mayor felicidad.
REDACCIÓN INTERNACIONAL
eltiempo.com
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