1.5.15

Conversaciones rematadamente idiotas escuchadas en librerías

 A veces decimos demasiadas tonterías sin darnos cuenta, y eso lo demuestran las conversaciones que Jen Cambell reproduce en el libro Cosas raras que se oyen en las librerías
En el mundo se publican más libros de los que se leen./playgroundmag.net

Miles y millones de ejemplares salen de imprenta cada día con historias, cuentos, poemas, recetarios, ensayos de autoayuda o ilustraciones dispuestas a penetrar en el corazoncito de los lectores y, sobre todo, en sus bolsillos.
Los escritores quieren que se compren libros. Los editores quieren que se compren libros. Los distribuidores quieren que se compren libros. Los libreros quieren que se compren libros. ¿Pero qué quiere el lector?
El lector es esa persona despistada que pasa por la vida como si esta fuera un gran almacén. No es extraño que entonces se encuentre aturdida cuando llega a la sección de literatura de este monstruo arquitectónico y se encuentre con que entre tantos libros no sabe qué hacer.
La escritora Jen Campbell conoce de sobra a esas personas. Entiende a los lectores. Los respeta.
Por eso ha dedicado su tiempo a preguntar de librería en librería cuáles son las reacciones más extrañas de los lectores, sus manías, sus comentarios más divertidos o sus incongruencias más delirantes.
En Cosas raras que se oyen en las librerías (Malpaso) encontramos al fin fragmentos que dan cuenta de la vida real. ¿Y no es acaso la realidad el mejor y más sencillo de nuestros chistes?
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Cliente: ¿Cuánto cuesta este libro?
Librera: Seis dólares.
Cliente: No quiero pagar tanto, ¿me lo deja en dos?
Librera: Lo siento, aquí no se regatea.
Cliente: Vale, mire. Tengo unas lechugas en la camioneta, se las cambio por el libro.
Librera: No, gracias.
Cliente: ¿Y por unas patatas?
Librera: Tampoco.
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Cliente: Esas cosas que hay en la pared…
Librero: ¿Las estanterías?
Cliente: Sí (pausa). ¿La gente todavía tiene estanterías en sus casas?
Librero: Creo que sí.
Cliente: Un amigo acaba de hacer varias. ¿Podrían ayudarle a venderlas?

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Correo electrónico de un cliente: Me gustaría saber si este libro huele a moho. Si no es así, enviadmelo cuanto antes. Ya tengo un ejemplar, pero no me gusta su olor. Muchas gracias.
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Clienta: ¿Tenéis relatos en los que Robin Hood no robe a los ricos? Mi esposo se llama Robin y quiero hacerle un regalo por su cumpleaños, pero es un financiero así que…
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Cliente: ¿Qué libros puedo comprar para que la gente los vea y diga “joder qué tío más listo”?
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Cliente: ¿Quién escribió la Biblia? No lo recuerdo.
Amigo del cliente: Jesucristo.
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Cliente: Viajaré a Estados Unidos el próximo año y me gustaría leer algo sobre el país.
Librero: Por supuesto, hallará lo que busca en la sección de viajes.
Cliente: Lo dudo… ¿No tenéis historias de indios y vaqueros?
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Cliente: Busco un libro así de grande (indica el tamaño con las manos). Tengo un hueco en mi librería y lo quiero llenar. Estoy hasta las narices de verlo.
Librero: ¿Qué tipo de libro?
Cliente: No me importa siempre y cuando tenga este tamaño.
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Cliente: ¿Sabe usted si los hermanos Grimm escribieron algún cuento sobre dinosaurios?
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Cliente (sosteniendo un libro de cocina): ¿Le importa que fotocopie esta receta?
Librero: Pues sí, me importa.
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Cliente: Estoy buscando un libro para mi hijo. Sólo tiene siete años, pero está muy avanzado: tiene un cerebro como de veinte años. ¿Qué le recomendáis?
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Cliente: Estoy buscando una biografía interesante. ¿Podría recomendarme algo?
Librero: Por supuesto, ¿qué tipo de libros le interesan?
Cliente: Bueno, me encantó Mein Kampf, de Adolf Hitler.
Librero: ¿?
Cliente:  Quizá “encantó” no sea la palabra más adecuada.
Librero: No, probablemente no.
Cliente: “Gustó” queda mejor. Sí, me gustó mucho.
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Cliente: ¿Tenéis alguna novela negra que trate sobre las multas por exceso de velocidad?
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Cliente: ¿Tenéis libros con este tono verde? Quiero que haga juego con el papel para regalo que me compré.
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Cliente (sosteniendo un libro de Harry Potter): Esto no va de chalados y cosas raras, ¿verdad?
Librero: ¿Qué quiere decir? ¿Hombres lobo y eso?
Cliente: No (susurra)... de maricas.
Librero: Ya...
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Cliente: ¿Sabéis si Dickens escribió algo divertido?
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Cliente: ¿Tienen libros de chapa blanda?
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Joven cliente (con cara de pesadumbre): Hola, vengo a cambiar el libro de La celestina que compré ayer porque me lo disteis en otro idioma.
Librero: Es castellano antiguo.
Joven cliente: ¡Ah! ¿Me puedes dar uno que se entienda?
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Cliente: Se dice que mil monos con máquinas de escribir podrían acabar produciendo maravillas. ¿Lo sabía?
Librero: Sí.
Cliente: ¿Tiene alguno de esos?
Librero: No.

¿Sabes si Dickens escribió algo divertido?

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