La escritora brasileña destaca la universalidad y el mestizaje en el discurso de la Cátedra Enrique Iglesias del Banco Interamericano de Desarrollo
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| El director del BID, Luis Alberto Moreno, con la escritora brasileña, Nélida Piñón /elpais.com |
Si alguien sabe del valor del mestizaje, de los recuerdos, de la confrontación entre los mundos y de la unión de los opuestos, es la escritora brasileña Nélida Piñón. Esos elementos forman parte de su narrativa y hoy han presidido el discurso de aceptación de la primera cátedra Enrique Iglesias del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que este jueves ha dictado en la sede de la institución. En él, la autora, hija de emigrantes gallegos, ha destacado la "memoria sincrética" como la base de la identidad cultural latinoamericana.
“La fusión étnica ocurrida en América, amalgama de razas, hizo florecer los signos de una cultura oriunda de las fundaciones míticas de los amerindios, de las utopías expansionistas europeas, de los embates ocurridos entre las expresiones autóctonas y extranjeras”, ha señalado la escritora en una alocución en la que ha hecho un repaso histórico-literario para explicar la génesis cultural de un continente que ha bebido de las influencias autóctonas, el peso de la conquista, la afluencia de inmigrantes y las revoluciones e inestabilidad políticas recientes para rebelarse contra el “ideal utópico de Europa” y mantenerse incólume a los vaivenes políticos del hemisferio.
La fusión étnica ocurrida en América, amalgama de razas, hizo florecer los signos de una cultura oriunda de las fundaciones míticas de los amerindios, de las utopías expansionistas europeas, de los embates ocurridos entre las expresiones autóctonas y extranjeras"Nélida Piñón
“Las páginas de la historia iberoamericana facilitan una lectura oblicua de la cultura, atestiguan que, incluso durante los regímenes autoritarios y los modelos económicos irresponsables, contrarios a los intereses nacionales, hubo un continuo diálogo entre las comunidades y el arte”, ha recordado Piñón.
A ese mestizaje cultural, al vigor de esa universalidad, se había referido minutos antes el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, durante la presentación de la escritora. “La cultura regional tiene un valor impresionante, no sólo hace que podamos sentir como nuestros a Lucho Bermúdez o Violeta Parra, creando un sentido único de pertenencia, también es un canal en el que los jóvenes encuentran la movilidad social a raíz de su talante”. Con esa intención de impulsar la cultura como un vehículo de desarrollo es con la que el BID constituyó, hace un año, la cátedra Enrique Iglesias, en honor al actual Secretario General Iberoamericano, que ocupó la presidencia del banco entre 1988 y 2005.
Piñón es la primera receptora de la cátedra. Para el BID, la brasileña es “un símbolo que representa el papel protagónico de la mujer latinoamericana en nuestra evolución cultural, que encarna la experiencia de miles de gestores culturales que han llevado el acceso a las letras, a la música, al cine a tantas comunidades marginadas y un emblema del trabajo colegiado de los escritores para poder proteger y difundir el potencial creador”, en palabras de Moreno, además de ser un ejemplo de la “hermandad histórica con el Brasil y del aporte de ese país a la definición de nuestra identidad”.
La escritora tampoco se ha olvidado de su país. Hija de dos culturas, Piñón ha comenzado su discurso elogiando el ecumenismo lingüístico de Brasil, reflejado en la figura del jesuíta canario José de Anchieta, que llegó a tierras brasileñas en 1549 y se convirtió en el primer escritor brasileño y en el autor de la primera gramática guaraní. “Lanzó las bases de un ecumenismo listo a anunciar la futura propensión sincrética del pueblo brasilero”, ha señalado.
Fue la primera mención del sincretismo que ha impregnado el discurso de Piñón, una universalidad que el BID se encarga de potenciar con sus centenares de proyectos integrando los conceptos de economía y cultura, un binomio que ha generado empleos para más de 10 millones de personas en América Latina y que constituye el 3% del PIB regional.
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