Baixauli, Camps y Usó presentan en Barcelona la obra colectiva Subsòl
Una «inquietante y misteriosa» imagen en blanco y negro (calificativos de Vicent Usó que la describen a la perfección) del interior de un vagón del metro de París, realizada por el fotógrafo Peter Turnley en 1979, es el lazo de unión entre los siete ¿relatos? ¿capítulos? de Subsòl (Bromera), un juego literario, «un libro-aventura, un experimento divertido y fresco, sin conservantes», explica Manuel Baixauli, que está «entre la novela y el libro de cuentos», apunta Usó, pero que «no es una antología», aclara Esperança Camps. Lo seguro es que es fruto de la iniciativa de siete escritores del panorama literario valenciano que comparten generación: nacieron entre 1962 y 1967.
Además de Baixauli, Usó y Camps, que el lunes presentaron Subsòl en Barcelona, las otras plumas de este proyecto a 14 manos son Àlan Greus, Urbà Lozano, Vicent Borràs y Pasqual Alapont. Tanto el libro como su génesis están cargados de pequeños misterios-juegos-guiños: firman colectivamente con el seudónimo de Unai Siset -«una fórmula matemática cuyo significado es muy fácil de descifrar...», revela, enigmática, Camps-; el lector no conoce quién es el autor de cada relato aunque puede intentar adivinarlo por el estilo que caracteriza a cada uno; las 14 manos recibieron un día, hace año y medio, un correo electrónico anónimo invitándoles a unirse a este juego, y aunque es seguro que fue uno de ellos quien lo mandó, todos aseguran aún hoy no saber quién fue.
'E-MAIL' ANÓNIMO / Los siete, que nunca se habían encontrado juntos antes, transmiten y contagian sintonía y complicidad. Deja Baixauli claro que «ninguna editorial ni ningún crítico estuvo detrás» de la idea. Después de aquel primer e-mail anónimo, al que todos contestaron afirmativamente, siguieron un millar de correos, según calcula Camps, y algunas reuniones y cenas. Reconoce la autora de Enllà de la mar, que sin las nuevas tecnologías esto no habría sido posible, como tampoco que el juego literario «continúe en internet a través de un blog y de un perfil de Facebook [de Unai Siset], que permite interrelacionarnos con el lector, establecer un fed back con él y dar un valor añadido a la obra colgando por ejemplo fotos de París».
Estos encuentros, en los que también han hablado mucho de literatura, señala Baixauli, autor de L'home manuscrit, los han «enriquecido espiritualmente» y, en una época en que «los autores hablan poco entre ellos», son una forma de recuperar aquellas «reuniones de artistas sobre las que todos hemos leído en los libros».
«CARA DE LOCOS» / Cada uno eligió uno de los personajes anónimos que aparece en la foto, escogida por todos unánimemente tras numerosas propuestas, y construyó una historia a partir de ella. La imagen, reproducida en la portada del libro, «nos sedujo a todos. Son rostros inquietantes, cuentan cosas», dice Usó («tienen cara de locos», especifica Baixauli). Locos que en las ficciones de los siete se convierten en un político que esconde trapos sucios o una mujer que quiere olvidar el pasado.
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