Robert Walser. Los cambios de domicilio del escritor suizo constituyeron parte de la trama de su obra. foto:fuente:Revista ÑA la vez poético y documental, el crítico Jürg Amann construye en esta biografía del escritor suizo un excepcional recorrido por la vida y la obra de un autor fiel a su literatura
El título de la biografía de Walser escrita por Jürg Amann y publicada en español por editorial Siruela es: Robert Walser-Una biografía literaria . Nunca más justo. La vida privada de este escritor adquiere los ribetes de una vida literaria, si entendemos por ello, una serie de vicisitudes que comienzan como hijo perdido, además tiene que contar un cuento.
Es cierto, como dice el psicoanalista y pediatra inglés Donald Winnicott: "Si un chico se esconde no hay nada peor que no lo descubran". El montaje de ese suicidio, una verdadera puesta en escena, es tan real que los familiares la creen hasta el punto de hundirse en la desesperación y el llanto; ésta es la primera ficción que inventa el escritor. O quizás, es su única actuación creíble ya que en los años venideros infructuosamente querrá ser actor. Por otra parte, la familia Walser no será ajena a estos actos extremos: Hermann, uno de sus hermanos, se suicida en 1919.
Jürg Amann (Winterthur, Suiza, 1947) ha dispuesto la biografía intercalando un capítulo escrito por él, y el capítulo siguiente con textos de Walser. La máquina narrativa de la que dispone Amann funciona a la perfección no sólo por la performance de su escritura sino que se sitúa en un registro poético y documental muy difícil de lograr; a lo que se agrega un lirismo que proviene de la profunda admiración por el escritor que está biografiando.
La manera que encuentra Amann para contar una vida ajena y a la vez tan íntima, introduce en el género biográfico una novedad que seguramente no pasará inadvertida. A lo largo de su vida, Walser ha sido fiel a su literatura y su literatura fiel a su vida, ambas están absolutamente imbricadas. Esta relación dramática le hace no sólo escribir esta frase, sino también vivirla: "El que se niega a perderse, tampoco conseguirá encontrarse jamás". Cuando el lector lee esta biografía sigue los pasos de estos encuentros y desencuentros.
Lo que sucede es que cada hecho de su vida, Walser lo registra literariamente como en un cuaderno de contabilidad. Sobre su suicidio escribe: "los niños enfermos o extraviados son más valorados que los que se saben seguros". De hecho, como uno puede comprobar en esta biografía, es que Walser nunca ha dejado de ser un niño desvalido. Amann va siguiendo los pasos de ese niño, ya que todos los capítulos llevan como título: En busca del niño perdido I, II, así hasta el capítulo XIII que lleva como subtítulo... Y "finalmente hallado".
El biógrafo, crítico literario, habla de los frecuentes cambios de domicilio y de trabajo que atravesaron la vida de este escritor y que constituyeron parte de la trama de su obra.
En 1895 vive en Basilea; posteriormente, con su hermano el pintor Karl, en Stuttgart. Gracias a este hermano disponemos de varios retratos de Walser. Con él vivió en Zürich, y en el club de Hottingen llevaron a cabo diversas veladas de lecturas literarias, de Biel se trasladó a Berna.
Sus domicilios acompañaron sus trabajos y sus trabajos acompañaron sus domicilios. Sus mudanzas también fueron siguiendo los pasos de su hermano Karl. En 1906 en Berlín y en la casa de Karl, escribió su primera novela: Los hermanos Tanner .
Trabajó como empleado en una fábrica de tejidos elásticos, como ayudante del ingeniero inventor Dubler en la ciudad de Wädenswil, también como empleado de la Kantonalbank en Zürich, habiendo ya trabajado como aprendiz para la misma institución. En Berna durante unos meses se desempeñó como ayudante de bibliotecario en el archivo municipal; en Alemania ingresó como aprendiz en la escuela de criados de Berlín.
Sus oficios también se transformaron en literatura. Desde su primera novela publicada en 1907 que lleva como título: El ayudante , ya releva la experiencia vivida con el ingeniero inventor; narra, a la manera kafkiana: "la extraña fidelidad de un ayudante fatalista hacia su señor inventor de objetos inútiles, jugador y arruinado y su melancólica esposa"; su novela más famosa aparecida al año siguiente en 1908, Jakob von Gunten, como señala Amann, "es una extraña variante de novelas sobre discípulos, en la que no es tanto el discípulo quien depende de los educadores sino más bien la escuela depende de su último discípulo". Aquí relata sus experiencias vividas en la escuela de criados de Berlín. Quizás esta inversión y esta inutilidad del mundo hasta volverlo absurdo, son los motivos por los cuales Kafka, según como confiesa en sus Diarios , cuando leía las novelas de Walser comenzaba a reír a carcajadas.
El paisaje nevado formó parte de su entorno cotidiano durante veintitrés años de su vida ya que el lugar donde estaba el manicomio donde estuvo internado desde 1933 quedaba en Herisau, capital del cantón natal de Appenzell, donde muere en 1956. Resulta impresionante ver en la biografía una secuencia de fotos que finalizan con el último día de su vida. En la foto final, Walser es hallado muerto. Las huellas negras de sus pisadas contrastan con la nieve blanca. Alguien fotografió esa pose fatal que parece una muerte fingida, escenográfica, como aquel suicidio que montó en su infancia. Muerte anticipada por escrito en Los hermanos Tanner : "¡Con qué nobleza ha elegido su tumba! Yace en medio de espléndidos abetos verdes, cubiertos de nieve... Yacer y congelarse bajo unas ramas de abeto sobre la nieve ¡qué espléndido reposo!" Walser tenía setenta y ocho años y murió un 25 de diciembre de 1956 dando su último paseo solitario por Herisau, ya que en esa ocasión su traductor y mecenas, el escritor Carl Seelig, no pudo acompañarlo. La trama que construye Amann acompaña esa última fotografía con un texto de "Una historia navideña" (1919): "Ojalá me dejara cubrir por la nieve y yaciera sepultado en ella y muriese dulcemente". Entre estas dos navidades habían transcurrido treinta y siete años: toda una vida. Había nacido en Biel, en el cantón de Berna, en 1878. En su poema "Nieve" se pueden leer estos versos: "Nieve// Nieva que nieva, la tierra se cubre/ de un blanco quejido allá a lo lejos". La excepcional biografía de Amann nos devuelve a ese paisaje y a ese lamento.
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