Los panelistas Martínez, Prieto, Mairal y Valenzuela, en la Feria de Frankfurt, recordaron cómo los marcó la obra del escritor argentino
Con nuestro Premio Cervantes Juan Gelman sentado delante entre el público, y Julio Cortázar observándolos por detrás, los panelistas que ayer participaron del homenaje al autor de Rayuela estuvieron lejos de intimidarse.
Ahí estaban Guillermo Martínez, Martín Prieto, Pedro Mairal y Luisa Valenzuela, que se confesaron lectores adolescentes de sus obras y recordaron cómo los marcó en su futuro de escritores. La primera intervención fue la de Martínez, que estuvo sólo diez minutos porque tenía otra cita (se había enterado apenas dos días antes de su participación en esta mesa). Pero alcanzó a decir: "El gran lugar que ocupa tiene que ver con la confrontación entre sus cuentos clásicos, redondos, y el camino de experimentación de sus novelas. Cierta crítica recibió sus cuentos como anticuados y a la vez vio en sus novelas a una especie de padre de las innovaciones".
Martín Prieto retomó la idea para agregar que esa crítica nunca supo muy bien dónde ubicar a Cortázar en las vanguardias. "Me da la impresión de que el futuro de Cortázar no se encuentra ni en la perfección de los cuentos ni en el lugar de ocaso de las vanguardias. Su futuro está en textos como 'El Perseguidor' o 'La autopista del sur', que no responden a algo más próximo a la nouvelle".
Luisa Valenzuela prefirió recordar el último encuentro personal con su amigo Julio. Fue en Nueva York, en diciembre de 1983. "Tengo un sueño recurrente -le confesó Cortázar- en el que un editor me entrega una novela mía terminada, y cuando la veo me da la sensación de que ahí está lo que siempre quise decir. Pero lo que más me sorprende es que el libro no está hecho con palabras, sino con figuras geométricas", reveló Valenzuela.
Finalmente Pedro Mairal, luego de leer un texto sobre la asfixia porteña y la libertad parisina que impregnan algunas obras del escritor, subrayó que Cortázar era "un buen creador de prostitutas". Quizás por eso la primera novela de Mairal, Una noche con Sabrina Love , tenga a una como protagonista. Cosas del inconsciente. Y quizás por eso, desde atrás, el espigado Cortázar dibujado por Rep le cuidaba las espaldas.
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