4.3.10

Casacuberta presenta "Escipión", una novela en la que nada es lo que parece

"Cuanto mayor espacio uno deje al inconsciente en el momento de proponernos las cosas que deberían ocurrir en la trama, más sorprendente el libro va a ser para quien lo escribe y más impredecible para quien lo lee", explica Casacuberta

Pablo Casacuberta, escritor del Bogotá39/39 fOTO:CASAMERICA :fUENTE:ADN.es

"La génesis de un libro debe ser un proceso guiado por el inconsciente, a la vez "sorpresivo" para el propio escritor e "impredecible" para el lector, afirma el autor uruguayo Pablo Casacuberta, quien acaba de publicar "Escipión", una novela en la que las apariencias engañan y mucho.

Casacuberta (Montevideo, 1969) es una de esas encarnaciones del espíritu renacentista que se lanzan al abordaje del Arte con mayúsculas, practicando el mayor número de sus expresiones, en este caso la literatura, la pintura, la fotografía, el cine y el vídeo.

Incluido en 2007 por el prestigioso "Hay Festival" en el llamado grupo Bogotá 39/39, de los narradores latinoamericanos más prometedores menores de 40 años, Casacuberta presenta ahora "Escipión" (Editorial 451), una "experiencia de descubrimiento" de las posibilidades del inconsciente en la creación de una obra de arte, en este caso una novela.

"Cuanto mayor espacio uno deje al inconsciente en el momento de proponernos las cosas que deberían ocurrir en la trama, más sorprendente el libro va a ser para quien lo escribe y más impredecible para quien lo lee", explica Casacuberta a Efe en una entrevista en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.

"Escipión" aborda las difíciles relaciones entre un hijo y su padre, ambos historiadores, recordadas por el vástago tras el fallecimiento del progenitor, en medio de una enmarañada trama de falsas lealtades, soledades y verdades a medias.

Una de las claves de la novela se da tras constatar que el protagonista, Aníbal Brener, "hizo mal el mapa de la realidad que lo rodeaba" en virtud de esa animadversión hacia su padre.

"Me interesa explorar la vida interior de personajes que son profundamente miserables por razones casi enteramente imaginadas", donde, "si uno se pone a indagar qué le pasa a este protagonista, advierte que en realidad no le pasa nada", dice Casacuberta, tres veces galardonado con el premio de Narrativa Inédita de la ciudad de Montevideo.

El autor de "Ahora le toca el elefante" (1990) y "La parte de abajo de las cosas" (1992) subraya la primacía del inconsciente sobre el "yo" a la hora de escribir.

"Es mucho más eficiente el subconsciente a la hora de proponer soluciones visuales, imaginería, escenas", para la novela, señala.

En este caso, el origen de "Escipión", su "protoescena", estuvo en un hecho real, cuando Casacuberta se recordó acudiendo al funeral de su padre en México.

"El proceso de ordenar junto a mis hermanos sus cosas derivó en el hallazgo de aristas de su personalidad que yo no conocía. Partí de esa escena y los personajes (de 'Escipión') se fueron dibujando", dice el escritor, cineasta, fotógrafo y pintor, que defiende "el peso de la herencia genética" a la hora de marcar el destino personal.

Además de la presentación de su libro, Casacuberta ha tenido ya la oportunidad de ofrecer la conferencia "Primero fue el huevo y luego la gallina, apuntes para una historia natural del arte", en la Casa de América de la capital española.

También ha participado (y lo hará en los próximos días) en tertulias literarias y de temas científicos, como "el cruce entre la neurofisiología y la cultura", un asunto que le apasiona y que se ha reflejado en sus obras visuales.

El autor de "El mar" (2000) y "Aquí y ahora" (2002) ha dirigido a lo largo de su carrera artística varios cortos experimentales, animaciones y el largometraje "Another George" (Reino Unido, 1998), codirigido por Yukihiro Goto, además de realizar material para televisión emitido en más de veinte países.

Casacuberta no ve nada excepcional en su "polivalencia", pues "en un sentido amplio todas las artes son exactamente lo mismo y lo que tienen de específico es el lenguaje o código particular que sirve a cada expresión concreta".

"Yo no quiero que el lector piense que las palabras son magníficas, sino que lo que está leyendo constituya una experiencia sensorial como pueden serlo el cine y la pintura", asevera este autor, también lector "entrañable" de escritores tan dispares como Saul Bellow o Juan Carlos Onetti."

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