Harto de hablar de la crisis, Petros Márkaris
advierte a los políticos de que "no lo saben todo" y que deberían
invitar a los intelectuales a participar en el debate sobre el futuro de
Europa ya que "la cultura es el plato principal aunque se empeñen en
tratarla como el postre"
Petro Markaris, autor griego de la saga de Kostas Jaritos, detective./lainformacion.com |
Con esta contundencia dibuja un pesimista Márkaris (Estambul
1937), "padre" del detective Kostas Jaritos esclarecedor de asesinatos y
descriptor de la coyuntura demoledora de la Grecia actual, la fórmula
para enfocar la construcción europea.
"Los políticos creen que
pueden hacerlo todo, pero no pueden porque no lo saben todo", señala en
una entrevista con Efe durante su primera visita a San Sebastián, donde
ha compartido café y charla con sus seguidores dentro del ciclo
Literaktum celebrado en la capital guipuzcoana.
"No se puede esperar una Europa mejor mediante discusiones en las que no participen intelectuales, representantes de la literatura
o artistas", una participación que debe ser además "activa" y en "todos
los países" como ocurrió después de la Segunda Guerra Mundial.
El
autor griego cree que se requiere de un "feed back" con la
intelectualidad que no existe y contrapone este anhelo con los recortes
en educación y cultura que han llevado a cabo muchos gobiernos europeos a
quienes recuerda que "la cultura es el plato principal y no el postre",
pero los políticos "desafortunadamente no lo entienden", afirma.
Tampoco
es ajeno al auge del racismo y el nacionalismo, una circunstancia que
define "como una enfermedad que tiene sus efectos secundarios" y que "no
solo se manifiesta en los movimientos separatistas del País Vasco o Cataluña" en los que prefiere "no entrar".
Considera
que se está creando un clima de "gran nacionalismo" entre el norte y el
sur de Europa, de forma que los alemanes se quejan porque tienen que
transferir dinero a los mediterráneos y estos ven en sus vecinos
norteños una "fuente de opresión".
La extrema derecha -agrega-
"también está basada en el nacionalismo" y defiende que "los austríacos
estén con los austríacos y los finlandeses con los finlandeses" sin
organizaciones supranacionales.
En todo caso cree que "no es un
cliché" pensar que los países sacarán las lecciones adecuadas tras
sobrevivir estos años difíciles ya que la crisis es "efectivamente" una
"buena oportunidad" para la reflexión y para "detectar lo que se ha
hecho mal".
"Con las dificultades se crece siempre que se acepte la realidad y se luche", subraya Márkaris.
Una realidad a corto plazo ante la que se muestra pesimista, ya que augura que de las próximas elecciones surgirá un Parlamento Europeo "terrible y que asustará" por el aumento de los euroescépticos y la presencia de la extrema derecha.
"Estos
últimos irán todos a votar mientras los ciudadanos medios,
decepcionados por las políticas comunitarias, se quedarán en casa",
asegura alertado por los sondeos que sitúan la participación en los
comicios del próximo 25 de mayo por debajo del 40 por ciento.
Márkaris
reconoce que está "cansado y harto" de hablar de la crisis y teme
repetirse por lo que está seguro de que su próxima obra, sobre la que ya
le rondan algunas ideas, se alejará de esta temática.
Por el
momento espera concluir este mes el libro que servirá de epílogo a la
trilogía de la crisis compuesta por las novelas "Con el agua al cuello",
"Liquidación final" y "Pan, Educación y libertad".
El
protagonista de todas ellas, Kostas Jaritos, ese "lento insoportable y
anticuado" detective como su creador ha reconocido alguna vez, conforma
ya un clásico de la novela negra europea, un género en el que Márkaris
aprecia grandes diferencias entre el norte y el sur del continente.
Para
Márkaris, la "brutalidad" es la nota que diferencia la novela negra
nórdica de la mediterránea, con los detectives Jaritos o Carvalho, del
que se declara admirador, a la cabeza.
Según relata, un escritor escandinavo le reconoció que hasta el asesinato de Olof Palme en 1986 los nórdicos creían que vivían en una "sociedad ideal", pero el magnicidio les hizo darse cuenta de que no era así.
Los
autores de novela negra tratan de mostrar mediante la exageración y la
brutalidad ese aspecto de la sociedad que sin embargo en el sur de
Europa ha estado presente en regímenes autoritarios y dictaduras por lo
que no ve necesario trasladar más brutalidad a las páginas de las
novelas.
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