12.5.14

Mailer: "Me siento identificado con Hemingway. Su suicidio delataba los peligros ocultos de mi profesión"

Norman Mailer escritor estadounidense, entrega su visión de la Felicidad, ese estado de bienestar pleno
Norman Mailer, autor de Los vivos y los muertos./adncultura.com

-¿Cuál es su idea de la felicidad perfecta?
-Deja que las siguientes treinta y cinco respuestas se encarguen de dar las pistas necesarias. Un tonto dibuja un mapa para llegar a su ciudad secreta.
-¿Cuál es su gran miedo?
-Que nunca conoceré a Michiko Kakutani (crítica de The New York Times) y no podré decirle lo que pienso de ella. Tiene una prisa indecorosa por poner negro sobre blanco la primera mala crítica de cualquier libro que escribo. Lo hace antes de la publicación. Ésa es su estrategia. Si la primera reseña de un libro es terrible, un escritor necesita al menos tres buenas para cambiar esa primera impresión.
-¿Con qué personaje histórico se siente más identificado?
-Hemingway. Su suicidio delataba los peligros ocultos de mi profesión.
-¿Quién es la persona viva a la que más admira?
-Muhammad Ali.
-¿Cuál es el rasgo que más le desagrada de sí mismo?
-La lasitud, me viene de vez en cuando. También la detesto en los demás. Un juez nunca perdonará a un criminal por un delito que él mismo es capaz de cometer.
-¿Cuál es el rasgo que más le desagrada de los demás?
-La banalidad. En realidad, es una prima carnal de la lasitud.
-¿Cuál es su mayor extravagancia?
-Los restaurantes.
-¿Cuál es su viaje favorito?
-Solía ser cruzar el puente de Brooklyn camino a casa después de una buena cena en Manhattan. Ahora es la perspectiva de Provincetown mientras subes la última cuesta y aparece en el horizonte el Pilgrim Monument con su sutil presencia.
-¿Cuál considera que es la virtud más sobrevalorada?
-La oración. De todas las nobles prácticas, es de la que más se abusa. Los profesionales de la iglesia que gobiernan a esa panda de sabandijas que lucran a costa de la religión.
-¿En qué ocasiones recurre a la mentira?
-Casi siempre cuando juego al Texas Hold'Em.
-¿Qué es lo que menos le gusta de su aspecto?
-Discúlpeme. Me saltaré esta lista de miserias.
-¿Qué persona viva le inspira más desprecio?
-Bueno, solía ser Ronald Reagan. Era el presidente más ignorante que habíamos tenido nunca. Ahora George W. le ha quitado el puesto.
-¿De qué palabras o frases abusa?
-No es fácil construir una frase compleja sin utilizar "que".
-¿Cuál es su gran pesar?
-El recuerdo de los libros que prometí escribir y no escribí.
-¿Qué o quién es el gran amor de su vida?
-Norris Church Mailer, que ha sido mi mujer durante los últimos treinta años.
-¿Qué talento le gustaría tener?
-Hay varios tipos de atletas que no me importaría haber sido. También me gustaría saber cantar. En una ocasión describí mi voz de la siguiente manera: "Mailer vocaliza con la inigualable autoridad de un hombre que nunca ha sabido acertar una sola nota".
-¿Cuál es su estado de ánimo actual?
-Benevolente, asombrosamente. Es uno de los escasos incentivos de tener muchos años.
-Si pudiera cambiar una única cosa de su familia, ¿qué elegiría?
-Son perfectos, oiga.
-¿Cuál considera que es su gran logro?
-Me gusta albergar la idea de que está en mi última novela.
-Si muriese y se reencarnase en una persona o cosa, ¿qué cree que sería?
-¡Menuda idiotez! A Dios, si Él o Ella está escuchando, se le hubiera ocurrido una idea más ingeniosa para castigar y recompensar las primeras etapas de la nueva existencia de una persona.
-Si pudiera elegir en qué reencarnarse, ¿qué sería?
-Me gustaría ser un novelista más consumado que el anterior.
-¿Cuál es su bien más preciado?
-Soy demasiado supersticioso para mencionarlo.
-¿Cuál es para usted la máxima expresión de la miseria?
-Malgastar mis días.
-¿Dónde le gustaría vivir?
-Donde he vivido: hace años en Brooklyn Heights y ahora en Provincetown. Hasta Maine no hay una ciudad más hermosa en todo el litoral este o en Estados Unidos.
-¿Cuál es su pasatiempo favorito?
-Uno siempre regresa a la escritura. Me resisto a la tentación de decir que un buen polvo es en verdad mi pasatiempo favorito. Uno ya es demasiado mayor para decir esas cosas.

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