26.4.14

¿Por qué los niños no saben nada de Gabo?

Gabo que estás en los cielos

Un profesor destapa la mala enseñanza del español

Institución Educativa Distrital Gabriel García Márquez./las2orillas.co

 



A todos nos tocó de alguna forma la muerte del escritor Gabriel García Márquez. Desde los literatos acérrimos, pasando por sus no pocos detractores, hasta los indiferentes a su obra. No cabe duda tampoco que los medios han sabido aprovechar esta exquisita gama de reacciones a su favor, y no es reprochable, están haciendo lo que les toca. De cuando en cuando surge una polémica, una reacción encontrada, una opinión poco usual o previsible, a partir de la cual la masa se pronuncia, el pueblo reclama, los medios facturan. Caso es el de la representante María Fernanda Cabal, y su deseo de ver a nuestro Nobel en el infierno, caso en el que no ahondaré porque usted, como buen usuario de las redes sociales, ya debe conocerlo de cabo a rabo.
Lo que sí es una infamia, una cobardía, una vileza de la más baja calaña, es esta nota que se muestra en el video relacionado al inicio de esta carta y realizada por el canal RCN, quienes como chacales hambrientos se acercaron a la Institución Educativa Gabriel García Márquez en la localidad de Usme, y atacaron con preguntas, en manada y sin previo aviso a los estudiantes, a sabiendas de lo que encontrarían: total ignorancia con respecto a Gabo, a su vida y por supuesto a su obra.
¿Cómo es esto posible? Se preguntará usted, asiduo lector del realismo mágico desde que aprendió a leer. ¿Dónde está el profesor de español de estos jóvenes? ¿A dónde vamos a parar? Y es probable que tenga razón, es en algún modo reprochable que estos niños no sepan nada de uno de nuestros mayores orgullos literarios; no obstante, ¿no van precisamente a eso al colegio? ¿Acaso usted llegó a primero de bachillerato con Vargas Llosa en una Mano y Camilo José Cela en la otra? ¿Ha leído usted toda la obra de García Márquez, y de ser así, esto lo justifica para juzgar a aquél que no ha leído ninguna? No amigos, no. La sociedad juzga a un joven que no sabe nada, pero que está en un colegio precisamente con ese fin, con el fin de aprender, pero no para ser deslegitimados, violentados y sometidos al escarnio público por un medio que no se caracteriza precisamente por su promoción de productos literarios.
Y los muy queridos tuiteros, como de esperarse, se abalanzaron como buitres sobre la presa, ellos tan entendidos de la literatura. ¡Cómo si ellos hubieran logrado su bachillerato con maestría en literatura! ¡Cómo si nunca hubieran dicho una burrada monumental, frente a todos sus compañeros, solo que sin un canal de cobertura nacional allí para documentarlo¡ ¡CÓMO SI LEER A GARCÍA MÁRQUEZ LOS HICIERA CONOCEDORES DE LA LITERATURA UNIVERSAL!
Y es que yo, educador de castellano, debo confesar que no leí a Gabo en el colegio. Leí los Cien Años de Soledad hasta la universidad. No me interesaba, siempre creí que era el libro favorito de los que no leen libros. Descubrí lo maravilloso de su obra casi que por accidente, y así fue mucho mejor leerlo, mejor que obligado por mi maestra de castellano. Estos jóvenes estudiantes, hoy repudiados por el sorprendentemente alto número de eruditos y literatos de Colombia, tienen derecho a encontrarse con la lectura sin grilletes, sin cadenas, sin ataduras. Desconocerlo no es un crimen, es la oportunidad de encontrar algo hermoso y que nos pertenece. Pero con este reproche nacional, ¿tendrá esta niña, la que confundió a Gabo con Pombo, algún deseo de acercarse por iniciativa propia a la lectura? No creo que tenga deseos ni de ir al colegio, a ser insultada y humillada por desconocer algo, como si aquellos que la señalan lo supieran todo.
La negligencia del profesor de castellano de la I.E.D. García Márquez no fue sólo no enseñar a apreciar a nuestro adorado escritor; más que eso fue permitir que se sometiera a este castigo público a sus estudiantes (y por consiguiente a él) y permanecer incólume ante la injusticia y la infamia. Hasta la representante Cabal, con todo y sus títulos y cargos, necesitó y tuvo quién le defendiera. ¿Quién aboga por estos estudiantes y por su proceso? Claramente no su institución, no su ministerio. Escribo esto para abogar por ellos, para defenderlos y decirles que no están solos, que aún hay educadores en Colombia que creemos en ellos y que sabemos lo injusta que es esta malversación de los medios con el indefenso. ¡Fuerza muchachos! No han cometido ningún crimen. A la escuela se asiste para aprender.
Ignacio Garnica Laverde
Licenciado en Lengua Castellana y educador indignado.
fuente:las2orillas.co

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