Cada una con su estilo, las ferias de Frankfurt, Guadalajara o el Hay Festival son referentes ineludibles en el mapa de la industria cultural. Sus directores cuentan qué las hace diferentes del resto
FIL de Guadalajara. Abre al público durante nueve días, pero es también un centro de negocios editorial. En 2013, Israel fue el país invitado de honor. Este año le toca a la Argentina./revista Ñ |
Aunque muchos crean que en breve asistiremos a su extinción en
formato papel, lo cierto es que de Gutenberg en adelante, la presencia
del libro nunca ha pasado inadvertida y a su alrededor se gestan
multitud de eventos para celebrarlo. Más que desaparición, las ferias en
distintas partes del mundo revelan una inédita transformación de los
soportes y lenguajes asociados a lo que tradicionalmente consideramos un
libro. Los tópicos más recientes que se discuten en la Feria de
Frankfurt demuestran que el horizonte se ha ensanchado.
Las ferias
del libro y los festivales de literatura siguen convirtiendo la palabra
en una gran oportunidad de encuentro entre los creadores y el público,
pero también en una inmejorable ocasión para hacer negocios, vender y
comprar derechos, otorgar premios y distinciones y promocionar la
literatura de un determinado país. A juzgar por la creciente afluencia
de público, los volúmenes de venta, la expansión de los recintos que las
albergan y la cantidad de actividades que se programan, se diría que
ferias y festivales arrojan un saldo siempre positivo.
La Meca del libro latinoamericano
La Feria Internacional del Libro de Guadalajara se desarrolla durante
nueve días en esa ciudad mexicana y concentra lo más destacado del mundo
literario iberoamericano. De objetivos amplios, se proyecta en tres
grandes áreas de acción: la editorial, la académica y la cultural. En la
primera, ha logrado ser una plataforma de negocios y actualización para
más de 20 mil profesionales del libro, y un puente entre los editores
latinoamericanos y los de otros continentes. En el ámbito académico, y
con el respaldo de la Universidad de Guadalajara, la Feria se ha
convertido en un importante espacio de debate, incluso político, y a lo
largo de 27 ediciones, ha convocado a muchas de las mentes más
brillantes del pensamiento contemporáneo. En materia cultural, FIL
Guadalajara es un gran festival literario que reúne a 650 autores
provenientes de 28 países.
Marisol Shulz Manaut, su directora
general, señala que “el énfasis está puesto en la promoción de la
lectura y la creación de públicos lectores diversos, a los que se
pretende satisfacer ofreciéndoles la mayor oferta de títulos en un área
de exposición de 34 mil metros cuadrados y un programa que convoca lo
mejor de la literatura actual. Además, consideramos que cualquier
estrategia de negocio que desarrollen las editoriales debe estar
encaminada a ofrecer más y mejores libros a los lectores”.
FIL
Guadalajara también apuesta a convertirse en el polo de negociación de
derechos de autor más importante de este lado del océano, a la manera de
Frankfurt, a través de la creación y consolidación del Salón de
Derechos. “América Latina es una región con un potencial enorme para el
intercambio de contenidos editoriales”, señala Shulz Manaut.
“La
cereza del pastel –agrega– es la presencia, cada año, de un país o
región invitado de honor que trae a la ciudad una muestra de su cultura
para compartirla con un público conformado por más de 750 mil personas.”
Como sucedió con el Salón del Libro de París durante marzo pasado, en
noviembre la Argentina será la invitada de FIL 2014. En relación con las
pautas que se tienen en cuenta a la hora de la elección, contesta
terminante: “lo que se valora es la riqueza editorial, literaria,
académica y cultural de nuestros invitados de honor. No entran en juego
ningún otro tipo de criterios”.
FIL Guadalajara otorga cada año
dos distinciones de gran peso dentro del mundo literario. El Premio FIL
de Literatura en Lenguas Romances, que recibieron entre otros, Carlos
Monsiváis, Margo Glantz, Fernando Vallejo e Yves Bonnefoy, y el Premio
Sor Juana Inés de la Cruz para escritoras. Consultada por Ñ
acerca de por qué es importante establecer la distinción de género en el
segundo premio, Shulz Manaut responde: “Lamentablemente, en nuestros
países latinoamericanos la proporción entre las publicaciones firmadas
por hombres y por mujeres es aún desigual. El Premio Sor Juana Inés de
la Cruz busca apoyar la difusión de la literatura escrita por mujeres y
llevarla ante el gran público. Sylvia Iparraguirre en 1999, Tununa
Mercado en 2007 y Claudia Piñeiro en 2010, son las argentinas que
recibieron esta distinción.
De un lado la fiesta…
Hay
Festival surgió en 1987 cuando Peter Florence, graduado de la
Universidad de Cambridge, decidió organizar un encuentro de escritores y
creadores. El formato sencillo e interactivo de los eventos, basados en
la conversación y en la calidad de los participantes fue todo un éxito y
pocos años después el festival ya había recibido a invitados
internacionales de la talla de Norman Mailer. En 2006, Hay Festival se
realiza por primera vez fuera del Reino Unido en la ciudad colombiana de
Cartagena de Indias, reflejando el interés de la organización por la
literatura en idiomas diferentes del inglés. A partir de entonces Hay
Festival tuvo ediciones anuales en Segovia, Cartagena, Nairobi (Kenya),
Kerala (India), Xalapa (México), Beirut y Budapest, y su organización ha
colaborado en la creación de otros exitosos festivales literarios, como
el de Mantua (Italia) y el de Parati (Brasil).
“También
desarrollamos el proyecto Bogotá39 y el de 2010 en Beirut, a través de
los cuales seleccionamos y promovemos escritores jóvenes, trabajando con
la Unesco y su proyecto Capital Mundial del Libro. Este año presentamos
un proyecto similar con escritores jóvenes africanos llamado Africa39”,
cuenta a Ñ Cristina Fuentes La Roche, directora de Hay Festival Americas.
“El
principal objetivo del festival es reu-nir escritores para contar
historias y generar ideas en un contexto de diálogo y celebración
–agrega–. Nos gustan las programaciones eclécticas, al mismo tiempo con
grandes nombres y nuevas tendencias. El festival genera mucha atención
sobre los autores y sus obras y se produce mucha compra de libros
después de cada encuentro. Pero ponemos el foco en el autor y en lo que
tiene que contar. Las estrellas son los autores, no las editoriales como
ocurre en otras ferias del libro. No somos una feria de novedades
literarias sino un festival que mezcla géneros, generaciones, voces
conocidas, libros novedosos con autores y pensadores que sabemos que
generan interés en la audiencia. Hacemos una curaduría que refleja lo
más interesante del mundo literario y cultural.” La expansión y la
diversidad es la marca distintiva de este evento que derriba fronteras.
“Nos gusta descentralizar la cultura y hacer festivales en sitios
especiales, transformando la ciudad que los alberga durante cuatro días.
No es lo mismo una serie de eventos con éxito, que se pueden realizar
en cualquier lugar, que un festival que requiere de un contexto especial
de acompañamiento de conciertos, fiesta y ambiente de diálogo.” A
diferencia de otras ferias y festivales del mundo, Hay Festival se
caracteriza por darle un lugar protagónico a las ciudades en donde se
desarrolla, las cuales lo viven como una auténtica fiesta callejera.
“Creemos firmemente que los proyectos, para funcionar, deben incluir la
participación de la comunidad local –continúa Fuentes La Roche–. La idea
es combinar el prestigio con la masividad, que no son para nada
incompatibles. Los participantes son los mejores en su campo pero los
formatos son inclusivos. Todos pueden participar de las conversaciones.
Además, nos gusta trabajar con socios mediáticos para hacer un
llamamiento masivo al festival.” Pero hay algo aún más interesante en
este emprendimiento y es su proyección social. Hay Festival es una
organización sin ánimo de lucro definida por la difusión de la cultura,
el compromiso social y el impulso a la educación. Es por ello que a lo
largo de todo el año desarrolla programas continuados de animación a la
lectura y comprensión lectora. Por ejemplo, el Hay Festivalito
Comunitario llega a los sectores más vulnerables de Cartagena, ampliando
las oportunidades de niños y adolescentes, con el apoyo de numerosas
instituciones públicas y privadas de la ciudad. Todos los eventos son
gratuitos y tienen lugar en espacios comunitarios habilitados para ese
uso. En Africa, también desarrollan iniciativas similares.
…Y del otro, los negocios
Desde
1949, y durante cinco días cada año, la Feria del Libro de Frankfurt es
la estrella absoluta del mundo editorial y del comercio internacional
de contenidos y derechos de autor. Con 7.300 expositores de unos 130
países, 600 agentes literarios de todo el mundo, 275 mil visitantes,
3.200 eventos especiales, y alrededor de 9.300 periodistas y blogueros
acreditados, la Feria reúne a los protagonistas en el campo de la
información y la tecnología de la comunicación con los de las industrias
creativas de libros, películas y juegos.
“Nos gusta pensar la
Feria como una suerte de ciudad global de ideas, donde se dan cita la
diversidad y la amplitud, un lugar de encuentro para todo tipo de
profesiones en un campo que va desde la cultura hasta la política, las
guías de viaje, las reediciones o los libros electrónicos” dice Juergen
Boos, su director, en diálogo con Ñ. “Nuestros expositores y
visitantes profesionales encuentran aquí los contactos adecuados, la
apertura de mercados para sus productos y nuevos canales de venta. Y
descubren oportunidades inesperadas para el crecimiento”, agrega.
Nuevos debates y tendencias
“El
foco se está alejando de la venta de libros –dice Boos–, en cambio, la
comercialización de títulos y autores, y la elaboración de perfiles para
las marcas editoriales se están volviendo cada vez más importantes.
Este año inauguraremos el Club de Negocios: un sitio que esperamos sea
un oasis para los expertos y las conversaciones que marcan la
diferencia.” Quizá como ninguna otra feria, la de Frankfurt fue la más
sensible a las innovaciones y los cambios que supone la creciente
digitalización y los nuevos formatos. Tanto FIL Guadalajara como la
propia Feria Internacional del Libro en Buenos Aires reconocen que el
libro electrónico avanza a paso sostenido pero aún lento. Al respecto,
en Frankfurt se hace una distinción: “Los mercados de libros
electrónicos en todo el mundo se encuentran en diferentes etapas de
desarrollo. Mientras los EE.UU. y el Reino Unido están empezando a
mostrar signos de saturación, en Alemania o Francia las ventas de libros
electrónicos todavía se encuentran en un rango bajo –opina Boos–. En
Alemania pasaron de 4,9 millones en 2011 a 12,1 millones en 2012”.
En
los últimos años, Frankfurt no sólo está a tono con las tendencias
tecnológicas más innovadoras, también crea nuevos espacios donde ellas
se divulgan y debaten. Por ejemplo, ciertas redes sociales que en estas
latitudes todavía no se han difundido, como las Social Reading Platform,
plataformas de lectura social que permiten a los autores que buscan
construir su propio público subir gratuitamente sus libros, y ofrecen a
los lectores compartir lecturas y comentarios. O las posibilidades que
brindan la “narración transmedia” (el despliegue de una historia a
través de múltiples plataformas, por ejemplo, un juego, una película y
un libro) y la “realidad aumentada”, que sobreimprime datos informáticos
al mundo real a través de dispositivos móviles.
“Un punto
central el año pasado fueron las nuevas empresas editoriales
(Start-ups) –puntualiza Boos– y este año nos focalizaremos en los
autores-emprendedores y la autopublicación.” A partir de la
digitalización, Frankfurt insiste en que hay que pensar en contenidos
más que en libros: “Los asistentes a la Feria son básicamente
comerciantes de historias, ideas e información, con interés creciente en
la narración interactiva. Ya sean que provengan de la publicidad, el
cine, la TV o la industria de los juegos, todos se hacen las mismas
preguntas: ¿cómo convertir una historia en una verdadera experiencia?
¿Cómo insuflarle vida a una historia? y ¿dónde está el negocio en este
terreno? Estos son los temas que se discutirán en la Feria de este año”.
Entre
los tópicos a desarrollar en el futuro inmediato, menciona la
discoverability of books, algo así como la capacidad para hacer que un
determinado libro sea descubierto en Internet por el lector, en medio
del fárrago de las publicaciones disponibles, el marketing directo y la
construcción de comunidades en las redes sociales (community building).
El
diálogo con Juergen Boos sorprende por sus alcances y porque habla un
idioma en el que, en este extremo del mundo, todavía nos hace sentir
extranjeros. Pero da idea de la vitalidad y la enorme transformación que
atraviesa el mundo editorial, impulsada por los vientos de las nuevas
tecnologías.
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