10.9.10

Skármeta: "Siento que la sociedad latinoamericana tiene muy mutilada el alma"

El autor de Ardiente paciencia, entre otros, cree que la región "aceptó la globalización sin matizarla". Y que "las grandes reservas son los artistas"

ANTONIO SKARMETA. El escritor chileno lanza su nueva novela "Un viaje de película", en noviembre.foto.fuente: Revista Ñ

El escritor chileno Antonio Skármeta llegó el lunes a Buenos Aires con un objetivo central: presentar la película El baile de la Victoria, dirigida por Fernando Trueba, protagonizada por Ricardo Darín, y basada en la novela homónima que le valió al autor el Premio Planeta en 2003.

El objetivo, cuenta, vale también para visitar una ciudad que "lo tiene tomado del corazón".

El vínculo del autor de Ardiente paciencia con Argentina es fuerte: vivió en Belgrano entre los 9 y los 11 años y pasó en el país sus primeros meses de exilio tras el golpe a Salvador Allende, en 1973.


­-¿Qué huellas dejó su experiencia en la Argentina?


-Fue fundamental: por sobre todo, yo soy un narrador, y nací como narrador contándole algo a alguien en forma oral. Y eso sucedió en este país. Cuando vivía aquí, siendo chico, apareció el gusto por la poesía y descubrí una facilidad para recitar versos.

También lo vislumbraron mis maestros y lo fomentaron. Luego ese talento pasó de la escuela al barrio, y las madres me pedían que recite en los cumpleaños.

Me ruborizaba, pero lo hacía, y allí fue cuando me descubrí contando historias.


­-¿Y esa impronta cómo se filtra en su literatura?


-Muchas de mis obras están nutridas de la Argentina, aún cuando no es escenario del relato. Por ejemplo, en El baile de la Victoria, uno de los protagonistas, en Chile, se pone a recitar una propaganda de yerba que yo oía en la radio cuando era chico: "Tomá mate y avívate, que la cosa, che hermano, es muy sencilla". Vaya a saber de dónde habrá salido ese recuerdo.

Y ahora, siete años después, ese tipo está interpretado por Ricardo Darín...


­-Como narrador, usted ha escrito novelas, cuentos, obras teatrales, guiones de cine y de radio, ¿cómo decide hacia qué formato se orienta cada idea?


-Estoy muy pendiente de mi interlocutor, me pregunto por él.

Sé que soy capaz de expresar una emoción, que tengo la técnica necesaria para hacerlo, entonces me pregunto si eso que yo quiero contar va a encontrar un auditor.

Lo que determina el género para una idea es saber cuál es el modo más adecuado para comunicarla.

De ahí en más, puede ser una canción, un cuento, una novela.


­-En una entrevista reciente señaló que el libro y la cultura no circulan como antes y que eso lo obsesiona, ¿qué cree que está pasando?


-Siento que la sociedad latinoamericana tiene muy mutilada el alma, las ganas de crear. Ha aceptado con un gesto sumiso la globalización y no se esfuerza por matizarla. Por suerte, las grandes reservas son los artistas: los cineastas, los músicos, los escritores, los pintores. Hay una tendencia al promedio, y creo que eso es algo desabrido. Por eso creo que es fantástica la intransable actitud de los artistas.


­ -¿Cree que las nuevas tecnologías pueden tomar la posta en este proceso de circulación?
­-Sin querer sonar antiguo, creo que no. Porque si bien se amplían los canales de comunicación, creo que los intercambios de información que se dan en Internet se basan en lugares comunes, que se habla de lo que ya se sabe, y no surgen grandes innovaciones. Y el arte es lo contrario a todo eso, es el reino de la singularidad.

En cuanto al libro específicamente, no creo que el soporte electrónico haga circular más a la literatura. Simplemente porque creo que el libro, el de papel, es infinitamente más moderno que el tecnológico, por sus funciones: se puede subrayar, se puede doblar una página, y si no te gusta, lo puedes tirar por la ventana, algo que nadie haría con un aparato. Si viene el eBook, vendrá, son las leyes de la historia, pero creo que el papel es irreemplazable.
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Skármeta Básico
Antofagasta, Chile, 1940.
Escritor.

Estudió Filosofía e hizo su tesis sobre Ortega y Gasset.
Durante el gobierno de Allende, fue miembro del Movimiento de Acción Popular y Unitaria. Tras el golpe de Pinochet, en 1973, pasó un año en la Argentina y se instaló en Alemania. Allí escribió su primera novela, "Soñé que la nieve ardía" y el libro que lo haría famoso, "Ardiente paciencia", que llegaría al cine como "El cartero de Neruda". En 2003 ganó el Premio Planeta con "El baile de la victoria".

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