En 1961, el jurado descartó a grandes estrellas literarias por escasa calidadTolkien, autor inglés de la saga de El señor de los anillos, descartado por la Academia Sueca en 1961. foto:elpais.com.fuentes:agencias.
Las siempre misteriosas deliberaciones del comité de los galardones de la Academia sueca no se desvelan hasta 50 años después de su entrega, cuando la biblioteca de la fundación Nobel abre sus archivos. Así que en 2012 toca saber qué ocurrió en 1961. Y lo que sucedió fue que el jurado descartó para el Nobel de Literatura a estrellas mundiales del calibre de Lawrence Durrell, Graham Greene, J. R. R. Tolkien, Robert Frost y Edward Morgan Foster, entre otros, para coronar al escritor bosnio -entonces yugoslavo- Ivo Andriç.
Andric fue reconocido por "la fuerza épica con la que traza temas y representa destinos humanos dibujados a partir de la historia de su país". La Academia sueca siempre suele brindar una frase rimbombante que justifica su decisión. Por ejemplo, del último afortunado, el poeta sueco Tomas Tranströmer, dijo que "sus imágenes condensadas y translúcidas nos dan un acceso fresco a la realidad". Pues bien, los candidatos derrotados en 1961 no merecieron comentarios elogiosos. Más bien fueron despachados de mala gana y con displicencia por el comité de los Nobel. Así, la prosa de John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973) -cuya candidatura había presentado su amigo irlandés y profesor de literatura C. S. Lewis- no estaba, "en modo alguno, a la altura de la narración de más alta calidad", sentenció el insigne miembro del jurado Anders Österling. El señor de los anillos se había publicado en 1954 en Reino Unido y su adaptación más célebre es la trilogía del cineasta neozelandés Peter Jackson.
Tampoco se cortaron los suecos al hablar de otros candidatos al máximo galardón de las letras mundiales. De Lawrence Durrell, el autor de El cuarteto de Alejandría, recelaron de su "dudoso gusto", debido a su "preocupación monomaniaca con complicaciones eróticas"; y la obra del novelista italiano Alberto Moravia padecía una "monotonía general", según los miembros del comité. En otros casos las razones para el descarte fue "la avanzada edad", como le pasó al poeta estadounidense Robert Frost, que entonces tenía 86 años -"un obstáculo fundamental"- y murió dos después sin llevarse el Nobel a la tumba. Del novelista y ensayista inglés E. M. Foster, el jurado Österling aseveró que entonces era "una sombra de sí mismo, con la salud espiritual perdida hace mucho tiempo".
Graham Greene, que 11 años antes había publicado El tercer hombre, fue el segundo en las deliberaciones de la Academia, y la tercera en el podio fue la danesa Karen Blixen, más conocida como Isak Dinesen, autora de Memorias de África.
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