Presenta en España Días contados, compilación de crónicas
El "compromiso" con el instante y "la mirada" con la que se cuenta una historia son la esencia de la crónica, según el escritor mexicano Fabrizio Mejía Madrid, quien apunta el auge en España de un género que en América siempre se ha mantenido con fuerza.
Fabrizio Mejía Madrid (Ciudad de México, 1968), que se presenta en España con "Días contados", una recopilación de trece crónicas que recorren las dos décadas que separan 1989 de 2009, define el género como "literatura bajo presión".
El autor afirma rotundo, en una entrevista con Efe, que Javier Cercas, con "Anatomía de un instante" (2009), ha contribuido de manera singular "al auge de la narrativa de no ficción en España".
En la actualidad, el juicio que se sigue contra el juez Baltasar Garzón en el Tribunal Supremo español por haber ordenado escuchas a los acusados de un caso de corrupción o las protestas de los "indignados" españoles son, a juicio de Mejía Madrid, un "terreno abonado" para cualquier cronista.
Al éxito del periodismo literario en España ha contribuido el hecho de que durante 2011 varios sellos editoriales apostasen por colecciones dedicadas a grandes referentes de este estilo, como en el caso de Debate, que publica a Fabrizio Mejía, al editar obras del estadounidense Gay Talese, la mexicana Alma Guillermoprieto o el polaco Wojciech Jagielski.
"La crónica llegó a América de la mano de los conquistadores", recuerda este asiduo colaborador en periódicos de uno y otro lado del Atlántico, así como de las revistas Proceso, Letras Libres y Gatopardo.
"La llegada de la democracia a España y la apertura que conllevó hizo olvidar el género, mientras que éste era necesario en América Latina para contar lo que estaba pasando en un continente oprimido, bajo las dictaduras", agrega.
Fabrizio Mejía se inclina por mantenerse fiel a la tradición seguida por los escritores latinoamericanos de alternar la narrativa de ficción con la no ficción e incluso se dice seguidor de Gabriel García Márquez al sumarse al "periodismo poético".
En "Días contados", ofrece su particular visión del mundo e invita al lector a "revisitar la historia", a reflexionar sobre un "presente fugitivo", el que transcurrió entre 1989 y 2009, caracterizado por la "aceleración", por un progreso vertiginoso.
En un recorrido que lleva al escritor de Francia a Alemania, de Cuba a Venezuela o a detenerse en su propio país, Frabizio Mejía ofrece al lector tanto la oportunidad de ser testigo de una época como de comprobar afirmaciones, que sin ser "proféticas", se han cumplido.
"El siguiente siglo será islámico o no será", afirma uno de los personajes que aparecen en la crónica "Mi vida como espectro", publicada en 1989 y que ahora rescata de la memoria al poner como ejemplo algunos de los vaticinios que contiene el texto.
Fabrizio Mejía sostiene que las crónicas, narradas en primera persona, comienzan cuando el autor "ve el noticiero, sube al taxi o toma el avión" y continúan, asegura, cuando se llega al lugar de los hechos y "el puzzle empieza a acomodarse" y brota el relato.
Para este escritor, de vocación temprana -pues recuerda que a los ocho años escribió su primera novela, de la que no queda registro alguno, y a los 15 empezó a trabajar en un diario mexicano-, la aceleración de la época actual ha hecho que en los periódicos no tengan lugar los relatos para la reflexión.
"No cabemos en las páginas de los periódicos, por eso hacemos libros", afirma el autor de novelas como "Viaje alrededor de mi padre" (2004), "Hombre al agua" (2004), "El rencor" (2006), "Tequila DF (2009) y "Disparos en la oscuridad" (2011), y quien prepara la que será su primera obra virtual "La vida digital", un relato sobre internet.
Así convencido de que los géneros "están borrados hace 50 años" y apostando por cualquier medio de expresión, Mejía Madrid recalca que lo más importante para él como creador es "la emoción".
"No hay otro motor que la emoción" que puede transmitir una obra literaria, concluye Fabrizio Mejía, quien observa la actual época de crisis económica como una oportunidad para "el ingenio" y "la rebeldía".
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