24.6.10

Hitler, el preso feliz

Documentos inéditos demuestran la buena vida del Führer en la cárcel

Hitler, Rudolf Hess y otros colaboradores, en Landsberg. foto:Getty.fuente:elmundo.es

Resulta difícil imaginar cómo encontró Hitler tiempo y concentración para escribir 'Mi lucha', durante los nueve meses que pasó en la prisión de Landsberg, en medio del ajetreo de visitas, celebraciones y actos políticos que, según unos nuevos documentos recién alumbrados, lo mantuvieron ocupado en prisión. Los documentos, que ilustran los días en Landsberg y que serán subastados el 2 de julio con un precio de salida de 25.000 euros, contienen entre 300 y 400 tarjetas de visita, lo que demuestra que el cabo Hitler, que había sido condenado a cinco años de cárcel por sus anhelos golpistas (el 'putsch de la cervecería'), contaba con numerosos amigos fuera de la cárcel y con abundante apoyo para su causa.

Las visitas eran constantes, incluso de figuras que le habían ayudado en el golpe, como el héroe de la Primera Guerra Mundial, Erich Ludendorff, quien no solamente intercedió por él ante las autoridades de Berlín, sino que entró varias veces en la cárcel para ver al cabo Hitler sin autorización, según los documentos. También constan visitas de personalidades internacionales, que acudían a Landsberg atraídas por el discurso de derechas y nacionalista que Hitler había expuesto durante su juicio.

Aquel proceso judicial puso a disposición del golpista tiempo prácticamente ilimitado para hablar en defensa propia. Hitler, consciente del interés que su caso había despertado en la prensa internacional, asumió su responsabilidad en el golpe y se dedicó, durante el resto de su intervención, a cantar las maravillas del nacional-socialismo.

Estando en prisión, llegó la fecha de su 35 cumpleaños. Según los citados documentos, Hitler organizó una fiesta a la que acudieron 40 invitados, sólo 19 días después de que fuese puesto tras las rejas. Los historiadores y biógrafos de Adolf Hitler ya habían probado que el tiempo en Landsberg no fue exactamente una tortura para el líder nazi, a pesar de que el aparato de propaganda del partido se encargase de pintarlo como un martirio. Pero semejante grado de privilegios en prisión no había sido documentado hasta ahora.

El fajo demuestra que Hitler llevaba una vida alegre en Landsberg y que no solamente se ocupaba de asuntos políticos o militares, sino que, incluso, se encargó de elegir automóvil para su regreso a la calle, como lo demostraría una carta dirigida a Benz (hoy Mercedes-Benz), fechada en septiembre de 1924 y en la que se interesa por un coche gris que costaba 18.000 Reichsmark y para el que Hitler pedía un descuento: "La dificultad para mí está en el hecho de que no espero los ingresos de mi trabajo ('Mein Kampf' no está aún acabado) antes de mediados de diciembre. Por supuesto, el margen de unos pocos miles de marcos por su parte, jugaría un papel importante".

El hallazgo de los documentos ha sido fruto de la casualidad, según Werner Behringer, cuya casa de subastas en Fuerth, Baviera, certifica su autenticidad. Los papeles fueron encontrados recientemente por un ciudadano de 55 años de Nuremberg, que desea permanecer en el anonimato. Al parecer, el hombre se topó con ellos al revisar la biblioteca de su difunto padre. Cree que fueron adquiridos junto a un conjunto de libros sobre la I Guerra Mundial en un rastrillo y que su padre ni siquiera fue consciente en vida del contenido de los polvorientos papeles.

En total son unos 500 documentos y sólo uno de ellos aparece firmado por el propio Hitler, pero, según Robert Bierschneider, un experto del Archivo de Estado Bávaro en Munich, contienen sellos y anotaciones que coinciden con las encontradas en otros papeles de la misma prisión y la misma época.


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