"Dos semanas antes de morir, Stieg me escribió que ya había 'casi acabado' el libro", dice su hermano. Sin embargo, la ruptura de negociaciones entre herederos y "viuda" impide la publicación
Bajo el máximo de los secretos, en los últimos dos años se han venido manteniendo intensas negociaciones entre los herederos de Stieg Larsson –su hermano Joakim y su padre Erland– y la que fue su pareja durante 30 años, Eva Gabrielsson, a quien la rigidez del derecho germánico –con una filosofía basada en el derecho de sangre, al contrario que el derecho romano– ha privado de cualquier participación sobre los multimillonarios derechos de la trilogía Millennium. Dichas negociaciones se han roto definitivamente. El resultado de dicha ruptura tiene dos consecuencias, una de ellas personal (Gabrielsson no verá ni una corona sueca) y otra de interés general: los lectores no leerán el cuarto volumen de Millennium, que, según comenta Joakim Larsson a este diario, está "prácticamente acabado".
¿Prácticamente acabado? ¿Pero existe realmente la cuarta novela de Larsson, sobre la cual tanto se ha fantaseado en los medios de comunicación de medio mundo? La versión de Eva Gabrielsson –la que tiene en su poder ese cuarto Millennium, pues Larsson lo dejó en el ordenador de su casa– era que existían poco más de 200 páginas acabadas y que el resto no pasaba de ser un borrador que, sin embargo, ella podría acabar "pues Stieg me había hablado en muchas ocasiones de la historia". Pero Joakim Larsson afirma que ello no es cierto, y que la cuarta novela ha sido, justamente, uno de los ejes de las negociaciones con Eva. "La cuarta novela no será publicada. Pero existe. Un par de semanas antes de morir, el mismo Stieg me escribió que ya había "casi acabado" el cuarto libro. Me dijo también que quería que todo el dinero que generara ese libro fuera para la revista Expo –una publicación combativa contra la extrema derecha que Larsson dirigía–. Pero Eva Gabrielsson no quería respetar esa última voluntad de Stieg, ella nos propuso compartir a medias el dinero del cuarto libro y nosotros respondimos que no, que el dinero debía ir directamente a Expo. Eso es lo que ha impedido un acuerdo con Eva al respecto". Gabrielsson sola no puede publicar la novela –aunque la tenga– porque, como recuerda el hermano de Larsson, "mi padre y yo somos los propietarios de los derechos".
Ernald y Joakim Larsson son, a su pesar, dos apestados sociales. A raíz de un documental de la televisión sueca y de los reportajes de los medios de comunicación, han aparecido como los malos de la película que impide a Gabrielsson gozar del éxito de Millennium. Pero Joakim se defiende: "Nosotros queríamos pactar con Eva, ofrecerle una salida digna. Nuestra oferta para ella han sido 20 millones de coronas suecas –unos 2,1 millones de euros– y que a partir de ahora decida conjuntamente con nosotros qué hacer con el resto del dinero. Le hemos ofrecido un puesto en el consejo de nuestra empresa, que gestiona los derechos de Larsson y tomar parte en todas las decisiones". Eva lo rechaza porque cree que su papel no es el de "ser una socia minoritaria". ¿Quiénes son los malos? Arriba, Joakim y Erland Larsson, en la cocina de la casa del segundo, en Umeä. Abajo, Eva Gabrielsson, con quien no han llegado a un acuerdo
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