23.6.09

"Aún hay cierto machismo literario"

Ángela Becerra

Una libreta y un esfero, y los ojos bien abiertos. Ángela Becerra no necesita nada más para comenzar a darle forma a una novela. Por eso se llama a sí misma "una mirona empedernida de la vida".
Su última novela, 'Ella, que todo lo tuvo', le dio el Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América de Narrativa, y empezó cuando Becerra tenía los ojos bien abiertos en un bar de Florencia, al que llegó una extraña mujer. Con el esfero apuntó la imagen en la libreta: "noté que se abría la puerta y entraba una ráfaga de aire frío. Era un día de febrero a las seis y media de la tarde. Apareció una mujer rarísima, con un abrigo de visón, muy enjoyada y la cara triste. El hombre del bar le sirvió un Dry Martini, sin que mediara una palabra entre los dos. Ella se lo tomó y se fue. Pensé que allí había algo. Lo mismo sucedió durante los siguientes cuatro días. Imaginé que esa mujer había sufrido una desgracia. Y vi que en el bar había muchas personas solas. Eran soledades pegadas que no se rozaban.
La imagen, sin embargo, permaneció durante un tiempo en la libreta. No se hundió, como muchas que se quedan anotadas y nunca se convierten en historias. Pero tampoco nació inmediatamente. "La señora volvía a mi mente, pero le tenía respeto porque sabía que traía una historia de soledad y no me interesaba meterme en el tema en ese momento de mi vida, así que escribí 'Lo que le falta al tiempo'. Pero la mujer era persistente. Se asomaba por entre las hojas de la libreta. Finalmente empecé a trabajarla".
¿Cómo es su proceso creativo?
En general lo puedo dividir en tres etapas. Durante la primera acaricio la idea. Pienso los personajes, los detalles. En esta, por ejemplo, decido que hay una mujer sola rodeada de hombres: el que sirve en el bar, el que pasa la aspiradora. Todos rodean a Ella, que se llama así porque comprende muchas mujeres. También recurro a la libreta para detalles, como el hombre que lee con gafas y lupa: una imagen que vi en el aeropuerto de Atenas. En esta etapa trabajo sola y no comparto las ideas con nadie. Es mi tesoro y lo quiero disfrutar, pero, aparte, la historia todavía está débil y cualquier cosa la puede estropear. Viene de la mano la investigación. Me documento. En este caso, por ejemplo, acudí al 'alluvione' que tuvo lugar en 1966. Recuerdo que en mi casa se habló de él, cuando yo tenía 9 años. Millones de obras de arte quedaron entre el barro. Entronco este hecho con mi historia. Ella también ha sufrido un desastre: una pérdida. El momento histórico aporta solidez a la novela. La segunda etapa es la escritura. Mezclar la imaginación con el fondo histórico. Personalmente subo y bajo de ánimo según lo que escribo. Y mantengo la adrenalina a tope.
Apoyo familiar
Aunque Becerra suele escribir por las mañanas tranquilamente en su casa, situada en medio de un bosque en las afueras de Barcelona, esta novela le rompió el ritmo. "Me hizo sentar día, tarde y noche y hasta vivir en un hotel los últimos meses. Cuando estoy en pleno proceso creativo, me cuesta mucho estar de mente presente en el día a día. Lo bueno es que mi familia ya lo sabe y lo respetan y comprenden", revela.
Se refiere a su esposo y sus dos hijas. Becerra está casada con Joaquín Lorente, que, según ella, "ha sido el mejor publicitario español". Dejó hace poco la publicidad para dedicarse a escribir. Acaba de publicar un libro que recoge grandes principios creativos y está siendo un éxito: "Piensa, es gratis". (Se trata de un compendio de sugerencias que la promoción resume como "un permanente masaje para las ideas").
La pareja tiene dos hijas: Ángela, que es diseñadora gráfica, y María, que quiere ser directora de cine. Becerra conoció a su marido en España, adonde llegó en 1988, con el propósito de hacer unas prácticas creativas en una agencia de publicidad de Barcelona. "En aquel momento, allí existía el 'boom' creativo, campañas en las que prevalecía un concepto concreto y limpio. Aquello me sedujo y después me enamoré del que desde hace 21 años es mi marido".
Con él y sus hijas desayuna todos los días, después de haber trotado durante una hora y media, y de haber hecho yoga y meditación (se levanta muy temprano, como es de suponer). Cuando todos se han ido, se dedica a la literatura. "Soy una mujer tranquila y trato de que mis días lo sean. Adoro el silencio y la paz".
Cuando Ángela Becerra pone punto final a una novela, llega la tercera etapa del proceso creativo: es cuando la suelta a ver cómo incide en la gente. 'Ella, que todo lo tuvo' comenzó bien. Ganó -entre 493 textos recibidos- la tercera edición del premio Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América de Narrativa y Becerra acaba de presentarla en Madrid.
¿Este premio marca un antes y un después en su carrera literaria?
Cuando envié Ella, que todo lo tuvo al premio, lo hice porque ofrecía algo muy importante: la posibilidad de llegar en simultáneo con mi obra a 22 países de habla hispana. Cuando un escritor publica es porque desea ir al público y ser leído. Creo que en ese sentido, he dado un gran paso. En cuanto a esta novela, premios aparte, pienso que de todas las que he escrito, literariamente es sin duda la más madura.
¿Cree que su vida como autora habría sido diferente si hubiera seguido en Colombia?
De haberme quedado en Colombia estoy absolutamente convencida de que habría terminado escribiendo, porque la palabra es algo que siempre he llevado adentro. Obviamente las historias hubiesen sido distintas, porque todo lo que vives, caminas, observas y te cuestionas tiende a colarse de una u otra forma en tus escritos. España, en el mundo literario hispanoamericano, sigue siendo centro neurálgico y gracias a su vitalidad editorial todavía es un país tremendamente atractivo para los escritores.
Para algunos, la literatura de sentimientos se escribe con minúsculas, ¿cree que su obra es incomprendida en el país?
¿Incomprendida? ¿Por quién? ¿Por cuatro pseudo-intelectuales de vuelo gallináceo? Todavía existe un cierto machismo literario. Si una novela de sentimientos es escrita por un hombre se dice que ha hecho una obra de corte sicológico; sin embargo, si es escrita por una mujer se le tilda de novela romántica. ¿Por qué nadie se ha atrevido a decir que 'El amor en los tiempos del cólera' es un gigantesco monumento literario al amor y a los sentimientos?
PRESENTACIONES
- Cali: martes 23 de junio en la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero - Teatro Rojo (Tercer piso). 7:00 p.m. Entrada gratuita.- Medellín: miércoles 24 de junio en la Casa Barrientos (Calle 51 No. 45-57). 6:30 p.m. Entrada gratuita.- Bogotá: jueves 25 de junio en el Centro Cultural del Gimnasio Moderno. 7:30 p.m. Entrada gratuita.


JUANITA SAMPER OSPINA
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
MADRID
eltiempo.com

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