La autora recibe el premio en el Saló de Cent del Ayuntamiento barcelonés
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Alicia Giménez Bartlett es saludada por el librero y comisario Paco Camarasa, ayer./Elisenda Pons./elperiodico.com |
Alicia Giménez Bartlett, que ayer recibió en el Saló de Cent del Ayuntamiento barcelonés el Premio Pepe Carvalho, le
cabe el (¿dudoso?) honor de haber pronunciado, quizá por primera vez
-no hay constancia escrita que consultar- entre sus centenarias paredes
las expresiones «cojones», «pringao» y «trotona de esquinas». Qué nadie
se asuste, fue en un discurso de agradecimiento que se sabía
políticamente incorrecto -con políticos como testigos, el alcalde Xavier
Trias y el regidor de Cultura Jaume Ciurana- y que ante todo
reivindicaba que la novela negra debe ser «contraria a la solemnidad».
Que si fuera música debería ser jazz y si pintura, un grafiti callejero.
«Creo que la novela negra debe buscar un lugar
tranquilo cerca de la gente», reivindicó Giménez Bartlett que en todo
momento demostró controlar esa ironía un punto británica que caracteriza
a su personaje, Petra Delicado, la primera
investigadora mujer que obtiene el Pepe Carvalho en los 10 años de su
trayectoria, y una policía nacional que no se anda con remilgos -como
demostró ayer su creadora- a la hora de expresar sus emociones.
Giménez Bartlett empezó su discurso con una declaración de amor a
Barcelona, su ciudad «de acogida, aprendizaje y pasiones inolvidables»,
con la que ha adquirido una especie de «simbiosis positiva». También a
modo de broma y para acallar susceptibilidades sobre posibles
corrupciones empezó recordando las palabras de Groucho Marx cuando dijo
aquello de que «nunca te tomes demasiado en serio un premio que sale de
un jurado del que has formado parte». Sí, Giménez Bartlett reconoció
haber formado parte en el pasado de este jurado hoy integrado por Jordi
Canal, Andreu Martín, Rosa Mora, Daniel Vázquez Sallés, Sergio
Vila-Sanjuán y Paco Camarasa. Para todos tuvo palabras de afecto
incluido Camarasa -comisario de Bcnegra -, ese «valenciano en la corte
del rey Arturo. Sin él este encuentro no existiría». Tanta exaltación de
la amistad podría sonar sospechosa pero la escritora redondeó el
argumento: «Hay algo definitivo que acallará las críticas. La dotación
del premio es inversamente proporcional a su prestigio».
Antes,
la glosa de Camarasa se había remontado a 1996, el momento en que Carmen
Balcells, la agente literaria de la escritora le reprochó cariñosamente
el momento que había elegido para ponerse a hacer novela negra. «Y
tenía razón, pero Balcells no sabía entonces que Petra Delicado abriría
el camino a la actual aceptación del género».
Petra, la primera
policía local que adquirió renombre es antipática como Sherlock Holmes
-un disfraz, por cierto, que la escritora adoptó en la presentación de
su novela 'Una habitación ajena', que no tenía nada de policiaca-,
radical y sin pelos en la lengua, partidaria de vivir en Poblenou y no
en una aséptica urbanización, leal a su inseparable compañero Fermín
Garzón -por él Petra se mantendrá en la Policía Nacional y no ingresará
en los Mossos porque Garzón ya no tiene edad para ese trasvase-.
Una vez presentada, Camarasa se lanzó a inventar qué es lo que diría
Pepe Carvalho al enterarse de que su galardón este año iba a ir a parar a
una mujer. «¡Cómo se os ocurre darle el premio a una mujer policía, si
apenas hay!». Pues eso es precisamente lo que ha destacado el jurado, la
perspectiva femenina y feminista de un género que nació musculoso y se
ha vuelto más sutil.
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