La publicación de la obra completa de un escritor fallecido suele
darse cuando se cumple un aniversario emblemático de su nacimiento o de
su muerte. Patricia Highsmith, autora conocida
mundialmente por su personalidad antitética, ha sucumbido a la
tradición. En el XX aniversario de su muerte, Anagrama, la editorial que
fue fiel a la escritora en las alegrías y en las penas, en la salud y
en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, acaba de inicar la
reedicción de la obra completa de una autora imprescindible. La novela
negra vive una época dorada y para un devoto del género, renegar de
Patricia Highsmith es como ser católico y perjurar de Dios.
Desmontar a Highsmith se puede hacer a través de sus novelas y de los
personajes que la hicieron célebre, o a partir de un libro que acaba de
editar la editorial Círculo de Tiza titulado 'Suspense. Cómo se escribe una novela de misterio',
un ensayo escrito por la autora de Fort Worth que trata de ahondar en
el proceso de creación sin pretensiones de adoctrinar. El camino que
debe elegir cada escritor es personal e intransferible.
'Suspense' no es un manual de instrucciones. Nos lo advierte la
autora en un prefacio en el que asegura que la profesión de escritor es
apasionante, precisamente, por la posibilidad de fracasar. Y con el
fracaso como posibilidad y sin la fórmula del éxito en el bolsillo,
Highsmith hace una disección sin concesiones de un oficio como escritora
cultivado a lo largo de 50 años.
Uno de los secretos para escribir un libro es divertirse con la
historia que se tiene entre las manos si luego el propósito es lograr
divertir a los lectores. El lector, persona de mentalidad activa a pesar
de su actitud pasiva, siempre busca que suceda algo y su función como
escritora es la de sorprender. Para demostrar sus postulados, Highsmith
recurre a sus maestros. Habla de Dostoievski y de 'Crimen y castigo', y habla de Edgar Allan Poe y de sus 'Narraciones extraordinarias'.
Asegura la autora de 'El grito de la lechuza' que el germen de sus
novelas siempre ha sido una imagen. El sacrificio de una tortuga de
agua, lanzada viva a un cazo de agua hirviendo, o de una tortuga de mar,
decapitada cuando trata de morder un cebo, le sirvió para escribir 'La tortuga',
un relato con un desenlace poco compasivo. El germen de las novelas
puede ser "pequeño o grande, sencillo o complejo, quieto o móvil",
escribe Highsmith, que aconseja llevar una libreta en el bolsillo para
anotar las experiencias que más tarde puedan servir para originar una
gran historia. Y en este punto cardinal, Highsmith resalta la necesidad
del escritor de rodearse de gente estimulante. Una vida inspiradora
ayuda al optimismo, y para mantener el pulso a lo largo del lapso que se
necesita para escribir una novela, el escritor tiene que ser, por lo
menos, medianamente optimista.
Dependiendo de si se trataba de escribir un relato breve, una novela
corta o una novela larga, Highsmith necesitaba de seis semanas a tres
años. Y en este proceso largo o corto, dependiendo, como nos dice, de
las lunas que iluminan el camino, tienen que quedar resueltas todas las
cuestiones que ayudan o perjudican al relato. Preguntas de índole de si
el protagonista debe de ser un vencedor o un vencido, de si el tono debe
de ser de comedia o de tragedia, y, algo fundamental, qué tipo de
acercamiento emocional tendrá el narrador a la historia. Highsmith se
decanta por el criminal simpático, también conocido como "el héroe
criminal". Y en cuanto al ritmo narrativo, dependerá de la historia que
tenga entre las manos en conexión con la mente. Quienes hayan leído los
libros de Patricia Highsmith, le darán la razón cuando la autora asegura
que le gustan los giros inesperados que compliquen la vida del
protagonista y que, de paso, signifiquen estirar al máximo la credulidad
del lector en el sentido de quebrar su sentido de la lógica.
Son muy interesantes las opiniones que versa sobre la importancia del
narrador. Una vez tuvo la idea de entregarle las riendas de la
narración a un muerto, pero sólo fue una idea. Sea el protagonista, o
uno de los personajes o el escritor en el rol de mirón, ella siempre se
decanta por dos puntos de vista como conductores de la trama.
Escribir una novela significa perseverancia. Un primer borrador, un
segundo borrador... El escritor tiene que estar abierto a pulir todas
las esquirlas de la narración antes de que pase a imprenta. Se supone
que la calidad literaria es una cualidad intrínseca de su oficio como
escritora, una marca reconocible tras muchos años de relación con el
público, pero los relatos están muertos si no fluyen por la mente del
lector. Como un río que necesita de la lluvia para discurrir, el lector
debe identificarse con la historia y sus personajes para que circulen
por su mente.
'Suspense. Cómo se escribe una novela' de misterio es un libro entretenido y muy útil para enfrentarse con la inteligencia de Tom Ripley a las obras reeditadas por Anagrama y englobadas en una colección que permite recuperar a una autora que, como dijo Graham Greene,
"ha creado un mundo original, cerrado, irracional, opresivo, donde no
penetramos sino con un sentimiento personal de peligro y casi a pesar
nuestro, pues tenemos enfrente un placer mezclado con escalofrío".
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