La red social convierte en globales y masivos los clubes de lectura
Dibujo de Eulogia Merlet. foto.fuente:elpais.com
Nadie imagina a 8.000 personas, de más de una treintena de países, que discuten sobre una misma obra a través de de Internet. Pero así es One book, one Twitter (un libro, un Twitter), el club de lectura que Jeff Howe, profesor de la Universidad de Harvard y editor de la revista Wired, ha creado en la red social Twitter. No es el único. Otras iniciativas parecidas, como The book club, confirman la tendencia: este portal es una herramienta perfecta para dar una dimensión global a las asociaciones literarias.
El perfil de Howe solo lleva dos meses en activo, pero es el más importante en cuanto a número de seguidores. Además de diferente de los demás en su espíritu, según explica el creador en un correo electrónico: "No busco tanto animar a la gente a leer, como dar a un montón de personas algo en común. Quiero crear conexiones alrededor del mundo, entre gente que esté, por ejemplo, en Illinois, España o la India".
Su proyecto es una adaptación online de la iniciativa One city, one book (una ciudad, un libro) que persigue que todos los habitantes de una ciudad lean una novela al mismo tiempo. La localidad que puso en marcha este programa por primera vez fue Seattle (Estados Unidos). Lo hizo en 1998 y desde entonces se han sucedido cientos de estas experiencias en diferentes comunidades de todo el mundo. Durante este mes, por ejemplo, los vecinos de Brighton (Reino Unido) están llamados a descubrir Desde Rusia con amor, de Ian Fleming. Tras una votación muy reñida, los usuarios de 1B1T -que es como se llama el perfil en Twitter fundado por Howe- han decidido leer American Gods de Neil Gaiman. "Me hace sentir bien, pero también raro, ver por primera vez cómo comentan mi libro en Twitter. Me impresiona la inteligencia de la comunidad en Internet", explicaba el autor estadounidense en una entrevista con los lectores a través de 1B1T.
Además de hablar sobre el libro en general, los miembros de One book, one Twitter pueden diseccionar uno a uno los 16 capítulos de American Gods a través de otras tantas subpáginas integradas en el mismo perfil. Así, argumenta Howe, los lectores que están en distintos puntos del libro no se desvelan los secretos de la novela. "Puedes consultar cualquier pequeño detalle y al segundo obtienes una respuesta de alguien que puede estar al otro lado del globo. Y eso pasa 24 horas al día, siete días a la semana. Es genial, como un club de lectura global", cuenta el creador.
Acceder a una comunidad de 8.000 personas es algo con lo que un grupo de lectura presencial no puede competir.
Pero el directo, compartir espacio físico, permite placeres como interrumpir las exposiciones del resto de los miembros, mirarles a los ojos o saborear la información que da la entonación. Howe concede: "También te falta la intimidad que te da una reunión en el salón de tu casa".
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