29.5.14

Gil Cheza: "El escritor debe darse a conocer de cualquier modo"

El hombre que arreglaba las bicicletas es la novela que ha revolucionado Amazon y las reglas del juego editorial tradicional. Ángel Gil Cheza nos cuenta la historia de tres mujeres reunidas en la costa mediterránea, unidas por su relación con un escritor de novela negra que acaba de fallecer
Ángel Gil Cheza. /Lluïsa Ros./revistadeletras.net
Tras el éxito en formato electrónico la novela ha sido publicada por Suma de Letras en marzo y ya va por su segunda edición en papel. Con un lenguaje detallista, sencillo e intimista, este escritor castellonense se ha colado en la literatura pisando fuerte con una historia que remueve sentimientos a ritmo de bicicleta.
¿De dónde sale esta historia?
La historia nace de una pregunta. Qué nos queda por decir cuando morimos, de qué manera podemos transmitir cuánto nos ha importado la gente que ha pasado por nuestra vida… A partir de aquí nos podríamos encontrar con situaciones extrañas que sólo podrían comprenderse si nos liberáramos de convencionalismos absurdos, que no nos van a llevar a nada después de muertos…
Usas un lenguaje muy cercano, sencillo, el libro ofrece una fácil lectura para explicar relaciones complicadas entre las tres mujeres protagonistas.
Pienso que es una lectura rápida, a pesar de que se lee a ritmo de bicicleta. Ahonda en el ser humano con fotografías de un paisaje evocador, el mediterráneo. Es un lenguaje correcto, preciso, sin complicaciones pero certero. Y de este modo, se van presentando interrogantes y se van despejando uno tras otro; creo que ésta es una de las bazas de la novela.
Hay cierta nostalgia en los personajes, nostalgia que también parece que asoma en la descripción del lugar donde se desarrolla la historia.
Sí, es un escenario para el recuerdo, una luz, un tiempo… unos veranos que ya no vivimos exactamente del mismo modo. Es una apelación al recuerdo, pero también un toque de atención a lo mal que se han gestionado la costa y los recursos naturales durante los últimos veinte años.
Es un escenario real, el Prat de Cabanes-Torreblanca, aunque invento el nombre de la población y ajusto otros detalles a mi ficción.
Los lectores hablan de tu novela con palabras como emotiva, entrañable, sincera, poética, ¿con qué palabras la describirías?
Creo que es una novela diferente. En la forma, en el punto de vista… Un amigo del sector editorial me dijo en cierta ocasión que al principio pensó que se trataba de una traducción del inglés. Creo que tenía razón en la forma de presentar la acción, en la forma incluso de embastar las palabras. Ofrece una panorámica de dos puntos de vista diferentes, el atlántico y el mediterráneo, y ninguno de ellos se supedita al otro. Ambos son solventes.
Y luego está mi forma de narrar, la de siempre. Intentando dar en la diana con las palabras justas, y que sean a la vez las más apropiadas, y me valgo para ello de todas mis armas.
El hombre que arreglaba las bicicletas es una novela que comenzó auto-publicada en Amazon como ya hiciste con tu anterior trabajo La lluvia es una canción sin letra. ¿Por qué no seguiste el camino editorial tradicional?
Ofrecí El hombre que arreglaba las bicicletas a un par de editoriales literarias. Una de ellas barajó seriamente su publicación, pero al final la respuesta fue no.
El año pasado decidí revisar estos dos manuscritos. Hice un par de llamadas y pronto comprendí que no los publicaría de otra manera que en Amazon. Como colaborador de algunas editoriales y autores no hubo que tantear mucho el terreno para ver que hoy en día es más difícil que nunca llegar a publicar una obra por ella misma.
¿Qué ventajas trae auto-publicar tu obra?
Creo que lo mejor es tener el control sobre todo lo referente al libro a cualquier hora del día y de la noche. Puedes corregir erratas, cambiar la portada, subir o bajar el precio… y en una hora se habrá actualizado en cualquier parte del mundo. Para ello es necesario tener conocimientos en diferentes disciplinas o rodearse de un buen equipo (amigos o profesionales). Pero los autores tienen que tener claro que auto-publicar no significa compartir un archivo y punto. Se debe cuidar mucho la forma y el contenido.
Otra ventaja, puede que la más importante, es conocer a tiempo real el alcance de tu obra; la venta por territorios cada hora, y el cobro de regalías cada mes.
¿Cómo se dio ese paso del mundo digital a publicar en papel El hombre que arreglaba las bicicletas?
Desde el mes de agosto la novela ostentaba los primeros puestos del top 100; subía y bajaba del cuarto al décimo, a veces llegaba hasta el veinte y vuelta a empezar. Recibí correos de otros países solicitando los derechos, por ejemplo, al esloveno y al italiano. Y finalmente, en diciembre, Suma de Letras se puso en contacto conmigo y cerramos la negociación en pocos días. Lo cierto es que para mí significó una grata sorpresa.
Tu trabajo viene avalado por el éxito obtenido en Internet. ¿Está caducado el sistema editorial tradicional y el escritor tiene que buscar alternativas?
El escritor debe darse a conocer de cualquier modo. Si las editoriales son infranqueables, se debe buscar el método de llegar a ellas. Y si eso pasa por llegar primero al público, la auto-edición es un camino. De todos modos esto no es sencillo ni es el mejor método del mundo. En primer lugar, hay muchos otros obstáculos que salvar, y mucha competencia. En segundo lugar, yo siempre he dicho que ser editor no es ser lector, que hay que saber leer un manuscrito y comprender que es necesario ver más allá de lo que hay, hay que ver el potencial, saber qué trabajo de edición necesita antes de ser un buen libro.
¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en el éxito de tu novela?
Desde Papel Mojado projects, la marca que utilizamos Lluïsa Ros, su hermano David y yo para firmar nuestros trabajos editoriales y audiovisuales hicimos una gran campaña de Facebook en cuanto apareció mi primer libro en Amazon. Esto provocó que nuestros contactos impulsaran las ventas, y luego ya depende todo del producto, de la suerte y de otras variables menos exactas todavía.
Mis novelas vienen también acompañadas de sendos booktráilers muy sugerentes que nada o poco tienen que ver con la trama. Pero sí presentan al escritor, su mundo, y la atmósfera de la novela. Hemos recibido críticas estupendas de cada uno de ellos. Eso es bonito.
De eso mismo te iba a preguntar ahora. Me gustaría hablar sobre el booktráiler. Música compuesta por LLuïsa Ros y tú, es todo muy artesano, hecho con mucho mimo, todo esto se ve reflejado. ¿Qué quieres enseñar al lector de tu novela en casi 3 minutos para engancharlo?
Sí, como te decía intentamos que el booktráiler sea un producto cultural en sí mismo. Que alguien pueda disfrutar no en función de la novela, sino como algo aparte. En este último hemos introducido algo nuevo: la música también es nuestra (Lluïsa Ros y yo integramos una formación, Bonjour Potemkin); habíamos pedido los derechos sobre una canción y no llegaron a tiempo, ello nos obligó a componer nosotros una. Y esto nos ha llevado a intervenir al cien por cien en todo el proceso de realización y creación. Y el resultado está cosechando buenas críticas.
Hablemos también de tu trabajo como compositor. Vemos en Youtube uno de tus últimas composiciones junto a Lluïsa, Naufragio; una canción muy dulce en la que además se ve mucha complicidad y mucho talento. Antes me hablabas de Bonjour Potemkin, ¿de qué se trata?
Bonjour Potemkin somos Lluïsa y yo, en esencia. Vamos despacio, pero algún día tendremos un repertorio, o puede que no, pero nos gusta tocar juntos. Yo llevaba años sin componer canciones; el hecho de haber comenzado a escribir novelas había supuesto un bloqueo musical, ya no sabía escribir en cuatro versos, necesitaba cientos de páginas. Un amor me llevó a un naufragio y ese naufragio me llevó a componer esa canción. Busqué una chelista que me acompañara para grabarla y di con Lluïsa Ros. A partir de ahí el vídeo habla por sí solo.
¿Tienes en mente futuros proyectos literarios?
Estoy trabajando en una novela negra cuya acción sitúo en mi pueblo, Vila-real. Es un género en el que nunca me he sumergido del todo, y me está resultando muy interesante. Estoy disfrutando mucho. Ahora estoy terminando de documentarme y retomaré la escritura que abandoné para profundizar en algunos temas que trato en la novela. También tengo una historia a medias, esta vez en valenciano, que espero terminar antes de otoño.
Por último, no puedo dejar de preguntarte ¿a quién le escribirías tu última carta?
Sinceramente, a muchas personas. Ya lo hago, de hecho, en casi cada línea que escribo. A veces no soy siquiera consciente, la mayoría, pero dejo mensajes escondidos, trozos de recuerdos que comparto con gente que quiero y que me importa, incluso con gente que ya no recuerdo apenas, pero que me han importado. Algunas personas me leen y encuentran cosas escondidas para otros; las hay, también, que creen ver cosas donde no hay nada más que imaginación y ficción. Pero es inevitable buscar algo oculto, algo oculto en los márgenes invisibles, cuando lees algo escrito por un amigo, o un viejo amor.

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