30.10.10

Un nuevo detective literario para el Berlín prenazi

Gereon Rath. Retengan ese nombre. Es el del detective de la Brigada de Costumbres de la Policía Criminal de Berlín
Calle de Berlín en los años de la República de Weimar.foto.fuente:elpais.com

Se dedica a investigar delitos sexuales, que se ha inventado Volker Kutscher (Colonia, 1962) como protagonista de una serie de novelas ambientadas en la época de la República de Weimar y el ascenso del nazismo que causan furor en Alemania.

Acaba de publicarse en España el primer título de las tres escritas hasta ahora, Sombras sobre Berlín (Ediciones B), que se abre con una redada de pornógrafos que distribuyen fotos de dobles de prominentes prusianos -Hindenburg, Bismarck, Federico II- practicando el sexo a lo grande. Un asesinato brutal, el mundo de los refugiados rusos y el oro de Moscú (el de una familia de seguidores de Kérenski que persigue Stalin) aparecen en el horizonte del detective mientras los comunistas tratan de tomar la calle y la bestia parda comienza a estirar los músculos. "La época de entreguerras en Alemania es fascinante", señala Kutscher, historiador de formación. "La gran pregunta es cómo pasamos de una democracia a una dictadura bárbara".
El escritor es un gran conocedor de la República de Weimar, cuyas libertades, considera, no se volvieron a ver en Europa hasta los años sesenta. "No creo que hubiera nada negativo en ella, el problema es que había demasiados pocos demócratas. Con unos cuantos más la historia hubiera sido muy diferente". Cuando se habla de detectives en el Berlín prenazi y nazi, la referencia es Bernie Gunther, el personaje de Philip Kerr. "He leído sus novelas, su detective a lo Bogart es muy diferente del mío". Las aventuras del suyo, advierte, acabarán en 1936 para que no tenga que vivir la total apropiación de la policía por los nazis.
A Kutcher le interesaba mezclar la época con los gánsteres y su novela se abre con la cita de Walther Rathenau, ministro de la república: "Berlín ha muerto, en su lugar crece Chicago".

Una novela de Julio Verne que cumple sólo 16 años

Al parecer, aunque escrita en el siglo XIX, Hetzel, el editor del ilustre visionario, no veía tan lejos como su autor y rechazó el original por pesimista e impublicable

Retrato de Julio Verne por Félix Nadar.foto:wikipedia.fuente:ine.es

Una de las primeras novelas escritas por Julio Verne cumple ahora dieciséis años. Al parecer, aunque escrita en el siglo XIX, Hetzel, el editor del ilustre visionario, no veía tan lejos como su autor y rechazó el original por pesimista e impublicable. Lo guardó en un cajón y la obra no llegó al público hasta que un bisnieto del escritor logró editarla en 1994, cinco años después de descubrirla. Se titulaba «París en el siglo XX».
Dos poblaciones francesas celebraban recientemente este acontecimiento insólito porque las dos presumen en su recuento cultural de ser la ciudad de Jules Gabriel Verne, las dos tienen calles, monumentos y numerosos centros de estudio y ocio dedicados al autor de «Veinte mil leguas de viaje submarino», obra que también parece que fue editada antes en España que en otros países por la amistad del editor español con el autor. Nantes se precia de ser el lugar donde nació el 8 de febrero de 1828, mientras Amiens le reclama para su patrimonio porque fue donde murió el 24 de marzo de 1905.

Acabo de visitar ambos centros urbanos, recorrer sus lugares dedicados a él y ver la admiración que sienten hacia tan ilustre personaje. Y lo he hecho «inaugurando» la recién estrenada «autopista del mar» entre Gijón y Saint-Nazaire, el puerto cercano a la capital bretona, como si me introdujese en una de las numerosas aventuras contadas por el más famoso narrador de ciencia ficción. Pienso que este trayecto marítimo es también un gran descubrimiento.

Pero volvamos a la novela más antigua y más reciente de Julio Verne. «París en el siglo XX» es un relato visionario que podría dejar atrás otras obras tan populares como «De la Tierra a la Luna», «Viaje al centro de la Tierra» o la mencionada «Veinte mil leguas de viaje submarino». El escritor nantés vislumbra en su París moderno precisamente líneas como el AVE y las autovías, la televisión, comunicaciones similares a internet? «Inventos» imaginados hace siglo y medio y que todavía eran casi inimaginables en el momento de su retardado descubrimiento hace poco más de veinte años. Describe Verne el París que existiría cien años más tarde como una ciudad flotante en la que habría rascacielos construidos con cristal, automóviles con motor alimentado por gasolina, trenes que alcanzarían altas velocidades, calculadoras, donde se ajusticiaría en la silla eléctrica y habría una red mundial de comunicación.
Casi treinta años después de la aparición de esas páginas que describían la capital francesa de 1960 con casi cien años de antelación, en el año 1863, el bisnieto del escritor, Jean Verne, la encontró en una caja fuerte, indican algunas versiones. Señalan que el editor Pierre-Jules Hetzel consideró que nadie la leería por ser tan pesimista y un desastre para la reputación del propio autor. Parece que dejó escrito que «aquí no hay resuelta ninguna cuestión de futuro serio».

FERNANDO GRANDA

Turow: "Se ha escrito mucha ficción en nombre de la ley"

El autor de Presunto Inocente, una de las grandes referencias de los thrillers legales, vuelve a las andadas 23 años después con una secuela: Inocente

Scott Turow, en un hotel de Madrid.foto:ULY MARTÍN.fuente:elpais.com

Con 25 millones de libros vendidos, Scott Turow (Chicago, 1949) podría retirarse para siempre. O, al menos, dedicar todo su tiempo a escribir. Pero mantiene su trabajo y su prestigio como abogado en Chicago, donde, por cierto, forjó una buena amistad con el ahora presidente de EE UU, Barack Obama. El autor de Presunto Inocente, una de las grandes referencias de los thrillers legales, vuelve a las andadas 23 años después con una secuela: Inocente. Un riesgo, el de mancillar una obra que funcionó a la perfección, que ha corrido por una necesidad de devolver la visita a su protagonista.

Pregunta. ¿Por qué se arriesga haciendo la secuela de un buen libro?

Respuesta. Sí, no parece una buena estrategia literaria [se ríe]. Cuando la escribía notaba a un buitre en mi hombro esperando a la muerte. Tenía miedo de esa comparación con la anterior. Pero quería escribir sobre ese hombre que llega a los 60 y se da cuenta de que no es feliz. Y bueno, la novela ha sido bien recibida.

P. ¿Sigue ejerciendo como abogado para alimentar a sus libros?

R. Esa es una razón. Surgen casos de los que tomo ideas. Pero también lo hago porque pienso que la gente necesita ayuda práctica. Me hace sentir bien.

P.¿De dónde diría que procede la pasión en EE UU por la ficción sobre abogados y jueces?

R. La ley domina la sociedad americana. Es el único lugar donde se puede despachar realmente con los cambios sociales. Es una institución poderosa y la gente quiere saber de ella. La ley, como en el Watergate o el impeachment de Clinton, puede invadir cualquier institución. Cuando yo era niño, Perry Mason era puro. Ganaba todo, su secretaria lo amaba... Pero los estadounidenses ya no ven así a los abogados y quieren saber cómo son.

P. ¿Hay demasiada mala literatura en la redacción jurídica, demasiada imaginación?

R. El truco de la ley siempre ha sido separarse a través de la lengua. Porque solo es eso, palabras. Piensas en la mecánica, las cárceles... Pero es una construcción verbal. Por eso siempre se escribe de esa forma, para crear una cierta hermandad en la que nadie de fuera entiende nada. Luego, sí, también hay muchas suposiciones. Es cierto que hay mucha ficción escrita en nombre de la ley.

P. En sus libros insiste en la idea de que se puede ser culpable y al mismo tiempo ser bueno...

R. Es que se puede ser un monstruo y mostrar cierto coraje y sentido de la moral. He tenido casos así. El bien y el mal pueden residir en la misma persona. La cuestión es en qué porcentaje.

P. Cuando escribe una trama, ¿sabe dónde va o juzga en tiempo real a sus personajes?

R. No sé mucho al principio. Empiezas en algún lugar, sabes que mueren, pero no cómo... En cierto modo sí es como un juicio, una prueba. En EE UU, antes tiraban a las mujeres al agua para ver si eran brujas. Si flotaban eran brujas, si se hundían... mala suerte. Yo les hago ese juicio.

P. Usted conoció a Obama antes de ser senador. ¿Cómo era?

R. Extremadamente inteligente. Estuve sentado tres horas en una cena con Michelle. Pensé, 'tengo que conocer al tío que ha venido con ella; o es tan increíble o no es nadie y ella es la estrella total de la familia'. Crucé la habitación y me presenté a Barack. Enseguida vi su poder intelectual, enorme. Leí su libro y me encantó. Él era profesor y abogado. Le mandé una nota y nos hicimos amigos. Solíamos hablar de libros y le apoyé en su carrera política.

P. Pero no le apoyó en su carrera como senador...

R. Ja, ja, ja. Barack optó una vez al Congreso contra Bobby Rush (congresista negro del mismo distrito). Me llamó y me dijo que le ganaba seguro, que estaba chupado. Rush se llevó el 73% de los votos. Cuando quiso optar al senado, le contesté que si iba a ser igual de fácil. A la tercera llamada me dijo: 'Entiendo que estés enfadado por lo de la última vez, pero piensa en si hay alguien que prefieras para ese puesto'. Y entonces empecé a apoyarle. Es extraño ahora ser abogado en Chicago porque todos le conocemos de cerca. No he vuelto a hablar con él en tres años. Ahora mismo hay 300 millones de personas que requieren su atención más que yo.

P. ¿Entiende que algunos estén decepcionados con él?

R. Estoy de acuerdo con la mayoría de cosas que ha hecho. Su problema es que su elección tuvo un significado enorme, fue el auténtico fin de la guerra civil. Y es difícil que nunca pueda volver a hacer algo tan importante como eso. Además, lo que los americanos adoran de Obama es lo mismo que no les gusta: es muy cool. Es fantástico pensar que alguien tan calmado está sentado en el Despacho Oval. Pero también hace que sea difícil creer que alguien así pueda entender el dolor que sufre ahora mucha gente.

29.10.10

"Transmutaciones" de Antonio María Flórez

Transmutaciones, literatura colombiana actual, el autor hace un recorrido de cinco obras de cinco autores colombianos de diferente género

El escritor y médico hispano-colombiano Antonio María Florez, autor del libro Transmutaciones, literatura colombiana actual. foto.fuente:lavanguardia.es

Portada del libro "Transmutaciones" del escritor y médico Antonio María Florez

El escritor y médico hispano-colombiano Antonio María Florez presentó en la Biblioteca Tecla Sala de L"Hospitalet el libro "Transmutaciones, literatura colombiana actual", donde hace un recorrido de cinco obras de cinco autores colombianos de diferente género.
"Transmutaciones" es la más importante muestra sobre la literatura colombiana actual publicada en libro en los últimos años en España y confirma la valía de una generación de escritores claramente posicionados en la vanguardia de la literatura patria desde hace algunos años y los consagra internacionalmente.

Antonio María Flórez, siempre atento al devenir de las letras colombianas y un gran impulsor de su cultura en España desde hace años, con "Transmutaciones" dibuja con claridad meridiana parte de ese rico mapa de la literatura americana de hoy y nos entrega una muy documentada y cuidada selección de textos de autores colombianos de contrastada calidad, todos ellos premios nacionales de literatura en distintas modalidades, que muestran el vigor de una literatura en transformación muy atenta a las nuevas sensibilidades y a los avatares de su tiempo.

El libro ha sido publicado recientemente por la Editora Regional de Extremadura en un bellísimo formato, dentro de la colección Letras Americanas. Plural, paralela a la serie Letras Portuguesas, que muestran el compromiso de Extremadura con dos espacios con los que mantiene vínculos muy importantes como América Latina y Portugal; unos vínculos presentes en el Estatuto de Autonomía y en la atención de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura. Acaba de ser elegido Libro de la Semana por el Portal del Hispanismo del Instituto Cervantes.

El volumen tiene un Prólogo, cinco notas biobibliográficas y cinco libros: una novela, Toque de queda de Adalberto Agudelo Duque; un libro de relatos breves, Noticias de la niebla de Triunfo Arciniegas; una nouvelle, El álbum de Mónica Pont de Octavio Escobar Giraldo; un libro de ensayos, El espíritu de Basho de Orlando Mejía Rivera; y un poemario titulado A las cosas que odié de Andrea Cote Botero.

En el Prólogo, Antonio María Flórez, hace un profundo y documentado estudio sobre la literatura colombiana contemporánea y pone de presente los nombres más significativos de la actual narrativa del país, haciendo una contextualización histórica y geográfica, necesaria y esclarecedora para el público lector no colombiano.

"Ni por edad ni por afinidades estéticas, como señala el prologuista, pueden ser considerados estos escritores integrantes de una generación, aunque sobre ellos pesan las mismas circunstancias históricas y un "espíritu de época" que si bien no determina la dirección de una creación literaria sí contribuye a condicionarla. Dos fenómenos relevantes, de distinta naturaleza, han planeado sobre su tarea. Uno es el de la interminable violencia de la historia colombiana en el siglo XX, ligada en un momento a las enormes riquezas de la nación (oro, perlas, esmeraldas, canela) y, más tarde, a la suma y entrecruzamiento de la violencia de la guerrilla, del narcotráfico y de los paramilitares. Sea cual sea el tratamiento dado, la creación literaria no fue ajena a esta deriva sangrienta que se traduce en corrupción del sistema político, represión policial, expulsión de la tierra de grandes contingentes de población...El otro fenómeno fue la concesión del premio Nobel a García Márquez en 1982 que marcó con luces y sombras a toda una generación de narradores jóvenes por entonces…". (M.S. Viola. Trazos).

"Tal vez uno de los mayores atributos que le encontramos a este libro sea el de presentarnos una antología no al uso, en el sentido de que no hace una selección de un montón de autores, sino que se la juega con uno solo por cada género elegido: novela, cuento corto, nouvelle, ensayo y poesía. Apuesta arriesgada por demás, que el antólogo soslaya con suficiencia porque se ha apertrechado con una nómina de autores de primera línea de aquel país, poco conocidos en España, salvo Octavio Escobar, pero eso sí, de gran calidad, y respaldados todos ellos con los más importantes premios nacionales de literatura de Colombia". (J. C. En Sentido Figurado).

Adalberto Agudelo
Nacido en Manizales, ha sido profesor toda su vida. Primer cuentario (1980), Los pasos de la esfinge (1985), Los espejos negros (1991), De rumba corrida (1999), Reloj de luna (2002). Por Variaciones (1994) obtuvo el Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Cultura y por Pelota de trapo (2009) el Premio Nacional de Novela "Ciudad de Bogotá".

Triunfo Arciniégas
Nació en la colombiana Málaga en el año del gallo, pero vive en Pamplona. Es el más importante escritor de literatura infanto-juvenil del país de la actualidad y ha ganado varios premios nacionales de narrativa y dramaturgia. Entre muchos otros libros, destacamos: El león que escribía cartas de amor (1989), La lagartija y el sol (1989), Las batallas de Rosalino (1989), Los casibandidos que casi roban el sol (1991), Caperucita roja y otras historias perversas (1991), La muchacha de Transilvania y otras historias de amor (1993), El vampiro y otras visitas (2000), La sirena de agua dulce (2001), Los besos de María (2001), Pecas (2002), La gota de agua (2003), El jardín del unicornio y otros lugares para hombres solos (2002), Noticias de la niebla (2003) y Mujeres muertas de amor (2008).

Octavio Escobar Giraldo
Manizales, 1962. Profesor de la Universidad de Caldas. El color del agua (1993), Las láminas más difíciles del álbum (1995), La posada del almirante Benbow (1997), De música ligera (1998) y Hotel en Shangri-Lá (2002) lo muestran como el más significativo cuentista colombiano de la actualidad, habiendo obtenido los dos más importantes galardones de cuento del país. Sus novelas El último diario de Tony Flowers (1995), Saide (1995),. 1951. Folletín de cabo roto (2007) y Destinos intermedios (2010), lo confirman como un narrador versátil y de amplio registro temático y formal. El álbum de Mónica Pont (2003) se ha incluido en la antología Transmutaciones (2010).

Orlando Mejía Rivera
Bogotá, 1961. Especialista en Medicina interna y tanatólogo. Filósofo, ensayista enciclopédico, es profesor de la Universidad de Caldas. Con Pensamientos de guerra (2000) obtuvo el Premio Nacional de novela del Ministerio de Cultura. La casa rosada (1997), La muerte y sus símbolos (199), De clones, ciborgs y sirenas (2000), Extraños escenarios de la noche (2005), El asunto García y otros cuentos (2006) y El enfermo de Abisinia (2007), son algunos de sus más reconocidos libros.

Andrea Cote Botero
Barrancabermeja, 1981. Reside en Estados Unidos donde cursa un doctorado en Literatura en la Universidad de Pennsylvania. Con Puerto calcinado obtuvo el Premio Nacional de Poesía Universitaria U. Externado 2003, que acaba de ser publicado en Italia.

Antonio María Flórez Rodríguez
Escritor hispano-colombiano, nacido en la ciudad extremeña de Don Benito. Es médico cirujano especialista en Medicina Deportiva con estudios de doctorado en la Universidad Complutense. Vivió en Brasil y Colombia. Reside actualmente en Barcelona. De vocación humanista y humanitario, se ha desempeñado como docente universitario y consultor ministerial. Columnista, corresponsal y gestor cultural de reconocida trayectoria. Ha recibido numerosos galardones en cuento, novela y poesía, entre ellos el Premio Latinoamericano de Poesía "Fundación Givré" (1990), Premio Nacional de Poesía "Ciudad de Bogotá" (2003), además de Beca a la Creación de la Junta de Extremadura en novela y poesía. Entre sus obras más reconocidas se encuentran: Zoo (Poemillas de amor antiecológicos) (1993 y 1994); Antes del regreso (1996), La ciudad (2001), El arte de torear (2002), Dalí: El arte de escandalizar (2004 y 2006), Desplazados del paraíso (2003 y 2006 por la Editora Regional de Extremadura), y acaba de editar en la ERE Transmutaciones. Literatura colombiana actual (2009).

Las dos muertes de Robert Walser

A la vez poético y documental, el crítico Jürg Amann construye en esta biografía del escritor suizo un excepcional recorrido por la vida y la obra de un autor fiel a su literatura
Robert Walser. Los cambios de domicilio del escritor suizo constituyeron parte de la trama de su obra. foto:fuente:Revista Ñ
El título de la biografía de Walser escrita por Jürg Amann y publicada en español por editorial Siruela es: Robert Walser-Una biografía literaria . Nunca más justo. La vida privada de este escritor adquiere los ribetes de una vida literaria, si entendemos por ello, una serie de vicisitudes que comienzan como hijo perdido, además tiene que contar un cuento.

Es cierto, como dice el psicoanalista y pediatra inglés Donald Winnicott: "Si un chico se esconde no hay nada peor que no lo descubran". El montaje de ese suicidio, una verdadera puesta en escena, es tan real que los familiares la creen hasta el punto de hundirse en la desesperación y el llanto; ésta es la primera ficción que inventa el escritor. O quizás, es su única actuación creíble ya que en los años venideros infructuosamente querrá ser actor. Por otra parte, la familia Walser no será ajena a estos actos extremos: Hermann, uno de sus hermanos, se suicida en 1919.

Jürg Amann (Winterthur, Suiza, 1947) ha dispuesto la biografía intercalando un capítulo escrito por él, y el capítulo siguiente con textos de Walser. La máquina narrativa de la que dispone Amann funciona a la perfección no sólo por la performance de su escritura sino que se sitúa en un registro poético y documental muy difícil de lograr; a lo que se agrega un lirismo que proviene de la profunda admiración por el escritor que está biografiando.

La manera que encuentra Amann para contar una vida ajena y a la vez tan íntima, introduce en el género biográfico una novedad que seguramente no pasará inadvertida. A lo largo de su vida, Walser ha sido fiel a su literatura y su literatura fiel a su vida, ambas están absolutamente imbricadas. Esta relación dramática le hace no sólo escribir esta frase, sino también vivirla: "El que se niega a perderse, tampoco conseguirá encontrarse jamás". Cuando el lector lee esta biografía sigue los pasos de estos encuentros y desencuentros.

Lo que sucede es que cada hecho de su vida, Walser lo registra literariamente como en un cuaderno de contabilidad. Sobre su suicidio escribe: "los niños enfermos o extraviados son más valorados que los que se saben seguros". De hecho, como uno puede comprobar en esta biografía, es que Walser nunca ha dejado de ser un niño desvalido. Amann va siguiendo los pasos de ese niño, ya que todos los capítulos llevan como título: En busca del niño perdido I, II, así hasta el capítulo XIII que lleva como subtítulo... Y "finalmente hallado".

El biógrafo, crítico literario, habla de los frecuentes cambios de domicilio y de trabajo que atravesaron la vida de este escritor y que constituyeron parte de la trama de su obra.

En 1895 vive en Basilea; posteriormente, con su hermano el pintor Karl, en Stuttgart. Gracias a este hermano disponemos de varios retratos de Walser. Con él vivió en Zürich, y en el club de Hottingen llevaron a cabo diversas veladas de lecturas literarias, de Biel se trasladó a Berna.

Sus domicilios acompañaron sus trabajos y sus trabajos acompañaron sus domicilios. Sus mudanzas también fueron siguiendo los pasos de su hermano Karl. En 1906 en Berlín y en la casa de Karl, escribió su primera novela: Los hermanos Tanner .

Trabajó como empleado en una fábrica de tejidos elásticos, como ayudante del ingeniero inventor Dubler en la ciudad de Wädenswil, también como empleado de la Kantonalbank en Zürich, habiendo ya trabajado como aprendiz para la misma institución. En Berna durante unos meses se desempeñó como ayudante de bibliotecario en el archivo municipal; en Alemania ingresó como aprendiz en la escuela de criados de Berlín.

Sus oficios también se transformaron en literatura. Desde su primera novela publicada en 1907 que lleva como título: El ayudante , ya releva la experiencia vivida con el ingeniero inventor; narra, a la manera kafkiana: "la extraña fidelidad de un ayudante fatalista hacia su señor inventor de objetos inútiles, jugador y arruinado y su melancólica esposa"; su novela más famosa aparecida al año siguiente en 1908, Jakob von Gunten, como señala Amann, "es una extraña variante de novelas sobre discípulos, en la que no es tanto el discípulo quien depende de los educadores sino más bien la escuela depende de su último discípulo". Aquí relata sus experiencias vividas en la escuela de criados de Berlín. Quizás esta inversión y esta inutilidad del mundo hasta volverlo absurdo, son los motivos por los cuales Kafka, según como confiesa en sus Diarios , cuando leía las novelas de Walser comenzaba a reír a carcajadas.

El paisaje nevado formó parte de su entorno cotidiano durante veintitrés años de su vida ya que el lugar donde estaba el manicomio donde estuvo internado desde 1933 quedaba en Herisau, capital del cantón natal de Appenzell, donde muere en 1956. Resulta impresionante ver en la biografía una secuencia de fotos que finalizan con el último día de su vida. En la foto final, Walser es hallado muerto. Las huellas negras de sus pisadas contrastan con la nieve blanca. Alguien fotografió esa pose fatal que parece una muerte fingida, escenográfica, como aquel suicidio que montó en su infancia. Muerte anticipada por escrito en Los hermanos Tanner : "¡Con qué nobleza ha elegido su tumba! Yace en medio de espléndidos abetos verdes, cubiertos de nieve... Yacer y congelarse bajo unas ramas de abeto sobre la nieve ¡qué espléndido reposo!" Walser tenía setenta y ocho años y murió un 25 de diciembre de 1956 dando su último paseo solitario por Herisau, ya que en esa ocasión su traductor y mecenas, el escritor Carl Seelig, no pudo acompañarlo. La trama que construye Amann acompaña esa última fotografía con un texto de "Una historia navideña" (1919): "Ojalá me dejara cubrir por la nieve y yaciera sepultado en ella y muriese dulcemente". Entre estas dos navidades habían transcurrido treinta y siete años: toda una vida. Había nacido en Biel, en el cantón de Berna, en 1878. En su poema "Nieve" se pueden leer estos versos: "Nieve// Nieva que nieva, la tierra se cubre/ de un blanco quejido allá a lo lejos". La excepcional biografía de Amann nos devuelve a ese paisaje y a ese lamento.

Malverde: "El género negro es un género mayor, literatura de alto rango en muchas de sus vertientes"

El autor de una Guía de la novela negra que elude los tópicos, oculto tras un seudónimo, dice que en España hay sucesores de Vázquez Montalbán del tamaño del Coloso de Rodas

Malverde ha elaborado una detallada guía de novela negra. foto:Marc Arias.fuente:lavanguardia.es

En pleno boom de la literatura policíaca, una Guía de la novela negra como la que ahora publica Errata naturae es un utilísimo mapa para evitar perderse entre las novedades que atiborran las mesas de las librerías. Pero es además una lectura sabrosa y apasionante. Primero, porque está escrita con tanta gracia como erudición.

Es ecléctica, refractaria a los lugares comunes y original, sugerente en sus apreciaciones. Y segundo, porque a la vez que guía es también, a su manera, un libro de misterio. O, al menos, que esconde un misterio. El de su autor, "un hombre conocido y respetado, deseado a partes iguales por los departamentos universitarios y por los organizadores de congresos internacionales en el ámbito de la literatura", según se dice de él en la solapa de la cubierta. Aunque es un apasionado de la novela negra, "su renombre proviene de sus investigaciones y ensayos en otro terreno: aquél que sus colegas de la academia llamarían "la Gran Literatura" (piensen en Proust, Kafka, Nabokov, Beckett, Bernhard, Borges, Pessoa…)". Por eso, se añade, firma con el seudónimo de Héctor Malverde. Y por eso esta entrevista no es tal, sino un cuestionario que ha sido remitido al autor, y devuelto una vez respondido por éste, utilizando la editorial como correa de transmisión para preservar el secreto.

-Dice que no ha querido ser exhaustivo, pero no sé si creerle, por la cantidad de obras y autores reseñados.
-Claro que sabe si creerme o no, y hace Usted muy bien… En todo caso, la cantidad de obras y autores no debería nunca determinar el rigor de una investigación, un trayecto o una aventura. Una cantidad no es más que un puñado. La escritura es una cuestión de estilo, como la acción, el gesto, la vida o la apuesta.

-Al hablar de novela negra, ¿no metemos a menudo demasiadas cosas en el mismo saco?
-No sólo al hablar de novela negra: al hablar, en general, al pensar, al clasificar. Volvamos al puñado y al estilo: la vida, como la literatura o el pensamiento, trabaja con puñados informes: el resto no es silencio, sino decisión, trazo y gesto que discrimina. Abrir espacios de sentido e insinuar mapas o conjuntos implica, en efecto, el riesgo de asumir demasiados componentes, el riesgo de los intrusos y los indeseables. Es un riesgo lingüístico, ético y político que demanda honestidad y precisión con el arco: Borges asume ese riesgo y lo lleva hasta sus últimas consecuencias en El idioma analítico de John Wilkins; Foucault fusila ese texto y comienza así Las palabras y las cosas; Nietzsche insinúa que no dejaremos de creer en Dios hasta que no dejemos de creer en la gramática. Clasificar para mostrar el colapso potencial de toda clasificación y, simultáneamente, su belleza, su precisión, su (im)pertinencia.

-Usted categoriza con un criterio bastante clásico, pero después se permite algunas excentricidades, como incluir From Hell, el cómic de Alan Moore y Eddie Campbell.
¿Excentricidades? ¿Quién está siendo "bastante clásico" ahora? Parto de una idea muy simple: la desorientación, la ausencia de claves, la desactivación del centro como categoría inmutable. Toda propuesta de orden y, por tanto, todo canal expresivo es un mecanismo narrativo de donación de sentido. Los formatos se metamorfosean con el tiempo. La ficción crece y evoluciona a través de los formatos. Sin duda, la jurisdicción del saber cretácico seguirá tratando de convencernos de que el formato no es más que cáscara y que no todas las cáscaras están a la altura de la pureza del contenido, que la calidad brilla en el interior, que si el arte y la esencia y la pamplina hegeliana… Walter Benjamin lo ha dicho despacio y sin contemplaciones en La obra de arte en la era de su reproducción tecnológica. From Hell es una pieza magistral, entre otras cosas, por la apuesta del formato. Sería curioso que la novela negra, históricamente asediada por la etiqueta del género menor, comenzara a lucir su aura, a mostrar remilgos y a designar excentricidades.

-A un lego en el género, ¿por donde le recomendaría empezar?
Por Homero.

-¿Los mejores autores son los americanos?
Pregunta-trampa-de-oso: si respondiera afirmativa o negativamente a esa pregunta, me quedaría tirado y dolorido en mitad del bosque hasta que viniera un cazador furtivo y me pegara un tiro en el lomo. Hay autores. Hay autores americanos. Hay buenos autores americanos de novela negra. Algunos de ellos son mejores que otros. Algunos, incluso, son mejores que ciertos autores europeos. Me encantan los autores americanos. No sé quienes son los mejores. El día que lo sepa espero dejar de escribir y, si sigo escribiendo, espero que nadie me haga el más mínimo caso.

-Ellroy es el único que aparece dos veces. ¿Su favorito?
-No, no es mi favorito, pero casi.

-¿Quién lo es y por qué?
-Es una pregunta difícil, pero se puede responder plagiando un plagio de Roberto Bolaño: mi autor favorito en realidad son dos y sus nombres son: David Goodis, Walter Mosley y Sjöwall-Wahlöö. Las razones son las de siempre: el azar y el desánimo. En mi caso, las predilecciones literarias se miden por coyunturas vitales bien definidas. Un libro es un eje biográfico. La intensidad con la que me acompañan estos nombres va más allá de los criterios estéticos.

-De los clásicos, ¿con cual se queda?
-Con Chandler.

-¿Y de la última hornada?
-Con Silva.

-¿A qué atribuye el actual boom de la novela negra?
Al empeño mediático y propagandístico de reciclar la maquinaria consumista y generar una y otra vez la peligrosa ilusión de que todo es importante.

-Y con el auge de la literatura policial en general y de la escandinava en particular, ¿no nos cuelan mucha morralla?
Veo que le preocupan la morralla y los sacos espaciosos…

-Mójese. Stieg Larsson, por ejemplo, no es santo de su devoción.
La morralla apesta y se infiltra, de eso no hay duda. Pero la morralla no es una categoría exclusivamente literaria. Larsson, por ejemplo. No, no es santo de mi devoción. Ni siquiera me parece un autor imprescindible. Casi nada es imprescindible. Lo que convierte a un autor mediano en morralla también es la tentación mediática, el sometimiento a los canales comerciales, la obsesión por la espectacularidad. La calidad de un autor y su apuesta literaria también residen en su modo de manejar esa tentación, en lo que uno esté dispuesto a hacer y a dejarse hacer. Quienes en la actualidad opten por una ficción detectivesca ágil y sin piedad, por una reflexión narrativa y por una ética del francotirador, seguirán produciendo calidad además de cantidad. Quienes, por el contrario, sucumban a las imposiciones comerciales y a los índices de audiencia, pasarán de largo, es decir, creerán que triunfan. La fuerza y el valor del género deben seguir midiéndose por su relación con los dictados del contexto: someterse o morir matando, es decir, pensando. La literatura es una forma de pensamiento crítico. La morralla no.

-Fred Vargas tampoco le gusta, pero también la salva. De algún modo salva a todos los que cita. ¿Peca de benévolo?
-Peco de envidioso, de impaciente, de lujurioso y de vanidoso, pero no de benévolo. Tendemos a identificar las propuestas de orientación con tribunales inquisitoriales o instancias de legitimación absoluta. No he querido salvar ni condenar a nadie. Esa es tarea de dioses y Revertes. Lo dije en su momento: ésta es mi apuesta personal en mitad de la jungla. Hay una diferencia entre la geografía política y la geografía lúdica, es decir, entre la palabra sagrada y el relato mundano, pero excelente.

-¿En España hay dignos sucesores de Vázquez Montalbán?
En España hay escritores del tamaño del Coloso de Rodas. El coloso de Carabanchel, por ejemplo, el señor Lorenzo Silva. O Domingo Villar, que es un regalo del océano. Tal vez Borges tenga razón y sean Silva y Villar los que han creado a sus precursores.

-Hay alguna ausencia significativa. La de Westlake, por ejemplo. ¿Es un lapsus o es a conciencia?
-Dicen los romanos que tener alma es tener un secreto. Yo tengo tres almas: la mayor se llama McBain; la mediana se llama Donald Westlake; la pequeña se llama Woodsworth.

-Tampoco sale Don Winslow. Todo el mundo habla de su El poder del perro, y casi todo el mundo habla bien.
No sé quién es todo el mundo y mucho menos casi todo el mundo, pero seguro que tienen razón.

-Tras escribir la guía, ¿ha descubierto algo más que ahora añadiría?
-No. He descubierto cosas que leería, pero el camino ya está recorrido. Como decía, no he pretendido elaborar una propuesta de cierre, no siento el aguijón de lo que ha quedado fuera ni el peso de lo que habita en el interior.

-Usted justifica su anonimato en un supuesto miedo a ser arrinconado en los cenáculos literarios por su afición a un género considerado menor al lado de lo que se da en llamar "la Gran Literatura". El libro está trufado de vinculaciones y referencias que dejan claro que usted no cree en esa división. No me diga que a estas alturas no se puede decir a cara descubierta que la gran novela negra es gran literatura.
¿Qué es una cara descubierta? ¿Las caras descubiertas no llevan máscara? Dice un hombre sabio que no hay que fiarse de nadie que no tenga un personaje. O al menos una máscara. Al comienzo de La linterna mágica, Ingmar Bergman habla de sus hermanos, de la escuela, la infancia, la educación y el circo. Cuenta que era travieso y que se enamoró de una artista, que su padre les castigaba con frecuencia. Cuenta que los castigos eran tan severos y físicamente dolorosos que él y su hermano mayor tuvieron que aprender a mentir rápidamente y con habilidad. Ingmar se convirtió en un mentiroso excepcional y, años después, en un genio de la ficción. Bergman escribe una frase que leí hace años en el norte de Europa y que no olvidaré jamás: en el fondo, los que nos hemos pasado la vida mintiendo sentimos un gran amor por la verdad. Malverde es un pseudónimo porque esconde un profundo amor a la verdad y a la convicción de que el género negro es un género mayor, literatura de alto rango en muchas de sus vertientes. El seudónimo es un juego y una máscara y, tal vez, lejos de esconder una vergüenza, esconda devoción, respeto y exhuberancia.

-Bioy Casares, Borges, Boris Vian o John Banville –entre muchos otros-, han escrito novela negra con seudónimo. ¿Lo siguiente suyo no será una novela negra firmada como Héctor Malverde?
-Malverde es un francotirador, no duraría ni un asalto en una pelea con cuchillos.

-Ha sembrado el libro de pistas, y debe de haber tantos detectives intentando desenmascararle como lectores tiene la guía. ¿Está deseando que le descubran?
Desde niño.

28.10.10

Cuando éramos intelectuales

Una ambiciosa obra recorre el siglo XX a través de los pensadores (de Zola a Gide, de Sartre a Camus) involucrados en política - Su autor da por extinta a aquella raza

Michel Winock en Barcelona.foto:MARCEL·LÍ SÀEZ.fuente:elpais.com

André Malraux con uniforme de teniente coronel de la aviación republicana durante la Guerra Civil.

El intelectual, los intelectuales. Ese oráculo que interpretaba la realidad para el común de los mortales ya no existe. Al menos, tal y como se conoció durante el siglo pasado y, más concretamente, en Francia, verdadera patria del término. Jean-Paul Sartre los definía como alguien que se ocupaba de lo que no le importaba. La aparente boutade la suscribe el historiador Michel Winock (París, 1937), autor de la monumental El siglo de los intelectuales (Edhasa). Para él, el intelectual "es alguien que ha adquirido una cierta reputación por sus obras -casi siempre un escritor o filósofo- y la utiliza para intervenir en el campo político, que originalmente no es el suyo".

En sentido estricto, la figura del intelectual nace a finales del XIX en Francia en torno al caso Dreyfus, aquel militar judío falsamente acusado de traición. Su caso lo denunció en la prensa el escritor Émile Zola con su famoso Yo acuso, detonante de una división en la sociedad francesa que marcaría el pensamiento político del siglo XX. Para Winock ya está en Voltaire y los filósofos de la Ilustración, pero es con el caso Dreyfus cuando nace el término que hasta entonces solo era un adjetivo. "Es Clemenceau, en enero de 1898, el primero que se refiere a 'esos intelectuales'. El concepto entra así en el lenguaje común".

Desde el primer momento los intelectuales toman partido. A Zola se le enfrenta el brillante Maurice Barrès, que parte del término para burlarse de él, aunque él mismo sea un intelectual... de derechas. "El caso Dreyfus es un caso de antisemitismo", explica Winock. "Pero el antisemitismo es accesorio. En realidad es la oposición entre quienes reivindican la verdad y la justicia -los valores universales- y los que dicen que lo que cuenta es la defensa de nuestra patria, del particularismo, los nacionalistas".

Winock divide su trabajo en tres grandes épocas. Al protagonizado por Zola y Barrès, sigue el inquietante periodo de entreguerras, con la gran figura carismática de André Gide. Es un momento en el que el intelectual se ve obligado a comprometerse más allá del papel. "Gide es un hombre de gran coraje, que se enfrenta al tabú de la homosexualidad -él mismo es homosexual-, que se atreve a criticar a la URSS pese a sus simpatías por el comunismo y que denuncia el colonialismo, hasta el punto que su libro Viaje al Chad y al Congo, acaba forzando al ministro de las Colonias a retirar las concesiones". A Gide "le piden que no publique estas denuncias con todo tipo de argumentos, el poeta Ilia Ehrenburg llega a decirle que, incluso si es verdad su denuncia del estalinismo, no puede hacerlo público para no desmoralizar a quienes luchan contra los fascistas en la Guerra Civil española. Pero es valiente y lo hace".

Aunque quien realmente resuelve el dilema sobre si el intelectual debe pasar a la acción es André Malraux, que en 1936 se une al bando republicano en España como piloto de avión en la defensa de Madrid. "La mayoría de los intelectuales no son gente de acción, Malraux es todo lo contrario. Su papel en la Guerra Civil tal vez se haya exagerado, pero lo cierto es que hizo llegar aviones a la República pese a la política de no intervención que ataba las manos del Frente Popular en Francia y, aunque no sabía ni pilotar ni navegar, se comprometió en la operación que cerró el paso a la columna del general Asensio, asegurando la defensa de Madrid. Fue un gran propagandista que recogió fondos para la República, especialmente en una gira por Estados Unidos. Hay otros intelectuales que pasan a la acción, como el poeta René Char, muerto en la resistencia contra los nazis. Son figuras heroicas, pero no abundan, porque tampoco hay tantas oportunidades como la Guerra Civil española".

La tercera parte de El siglo de los intelectuales tiene a Sartre como protagonista. "Sartre, tal vez esté sobrevalorado, pero sigue siendo una referencia", explica. "Su desgracia, en lo que a la posteridad se refiere, es que acabó en el campo de los vencidos, porque fue filocomunista en los cincuenta e izquierdista en el 68; desarrolló la idea revolucionaria y la caída del comunismo lo puso en evidencia. Albert Camus hizo el camino contrario; desacreditado en vida, marginado por la izquierda y sus compañeros de viaje, reaparece ahora brillante porque él no se equivocó". Pero Winock defiende a Sartre. "No era solo un intelectual comprometido, también era un escritor y su prosa sigue siendo muy potente, magnífica, inteligente".

Sartre murió en 1980. Camus había muerto 20 años antes. Raymond Aron, en 1983. Michel Fou-cault, en 1984. Bourdieu, en 2002. ¿Qué es lo que queda entonces de los intelectuales? "Mi tesis es que el intelectual clásico se ha acabado", responde Winock, "era una especie de guía, de profeta, como esos que hemos citado, maîtres à penser, y esto se ha acabado, de entrada porque hay una elevación del nivel de cultural de la sociedad. La historia de los intelectuales empieza en un periodo en el que muy pocos van a la universidad y la gente tiene necesidad de referencias superiores. Además hemos pasado por la revolución de la comunicación y ahora Internet permite a todo el mundo expresarse. La conclusión es que ya no son necesarios los intelectuales. Y en cuanto a defender grandes causas, ahora hay asociaciones de todo tipo que defienden causas precisas, parciales". "Si compara un periodico de la década de 1950", sugiere, "con uno actual, verá que ahora hay muchísimos debates y tribunas sobre temas muy diversos, con nombres que rápidamente se nos olvidan; son intelectuales anónimos. Antes la palabra estaba monopolizada por unos pocos, ahora hay un intelectual colectivo que puede expresarse cada día y lo hace por muchos medios".

"Queda el intelectual mediatico, como sería en caso de Bernard-Henri Lévy", admite, "y el intelectual específico, que en palabras de Foucault, es alguien que no habla de todo, sino que tiene una competencia sobre algo, e interviene sobre su competencia".

Anuncian nueva edición aniversario del escándalo de "El amante de lady Chatterley"

Hace cincuenta años D H Lawrence, el autor de la novela, fue llevado a juicio por obsenidad en Inglaterra. Su obra de 1928 se convirtió en un nuevo clásico de la literatura
David H. Lawrence a la edad de 21 años (1906).foto:wikipedia.fuente:emol.com

La editorial británica Penguin publicará próximamente una nueva edición de "El amante de Lady Chatterley" con motivo del 50 aniversario del juicio por obscenidad contra su autor, D H Lawrence.
Una serie de cartas y documentos que se conservan en el archivo Penguin de la Universidad inglesa de Bristol, donados en su día por el abogado que defendió a la editorial, Michael Rubenstein, ha servido de base para un ensayo de Steve Hare, que se incorporará a esa edición de aniversario, informa hoy el diario The Independent.

Con motivo de la prohibición del libro y del procesamiento de su autor, Rubenstein escribió a más de 300 escritores, académicos, clérigos, gentes del teatro y otros destacados personajes a quienes preguntó si estaban dispuestos a defender el libro de D H Lawrence, aparecido en 1928 y luego prohibido.

Algunos se declararon inmediatamente dispuestos a testificar a favor: por ejemplo, E.M. Foster, que lo calificó de "importante obra literaria" y agregó: "La ley dice que la obscenidad puede pervertir y corromper, pero, que yo sepa, no define la perversión o la corrupción."

El testimonio de otros autores igualmente dispuestos a favor resultaba más complicado: tal es el caso de Aldous Huxley, que calificó el libro de "muy salutífero," pero pidió 1.000 dólares para viajar desde Estados Unidos, donde vivía, a Gran Bretaña si se requería finalmente su testimonio.

El premio Nobel T S Eliot, que había en un principio criticado el libro y al autor, revisó su juicio acerca de ambos y se prestó también voluntario: acudió al juicio como posible sustituto en el banquillo de la defensa.

Cuenta la leyenda que durante varios días, el autor de "Cuatro Cuartetos," esperó por si le convocaban a las puertas del tribunal, sentado en un taxi mientras corría el taxímetro.
Otros autores famosos, sin embargo, respondieron negativamente al llamamiento del abogado, entre ellos Evelyn Waugh y Robert Graves.

En una carta a Rubinstein, Waugh calificaba el libro de aburrido y pretencioso y explicaba que su publicación no haría ningún bien a nadie al tiempo que ponía en tela de juicio las capacidades literarias del autor. Graves escribió por su parte a Rubinstein que no se le ocurriría jamás colocar en su biblioteca un libro de Lawrence.

En la preparación de la defensa se emplearon ocho semanas, y durante el juicio hubo momentos de pura comedia: así mientras los jurados leían los pasajes supuestamente lascivos del libro, un abogado iba llevando una cuenta precisa de cada palabra obscena utilizada por el autor.

O cuando el fiscal preguntó al jurado: "¿Aprobarían ustedes el que sus hijos o sus hijas, porque las chicas saben leer tan bien como los chicos- leyesen este libro? ¿Es acaso un libro que ustedes dejarían en cualquier rincón de sus casas? ¿O que desearían que leyesen sus esposas o sus sirvientes?."

Un obispo anglicano horrorizó por su parte a algunos de sus feligreses cuando desde la tribuna de los testigos afirmó que las relaciones sexuales entre lady Chatterley, una mujer casada, y un obrero de su finca, tenían algo de "sagrado". El 2 de noviembre de 1960, el tribunal dio finalmente la razón a la editorial Penguin. El libro llegó rápidamente a las librerías y, gracias entre otras cosas a la publicidad generada por aquel proceso, se vendieron más de dos millones de ejemplares.

La xenofobia, ¿un problema inventado?

En la Feria del libro de Frankfurt, el escritor argentino Ariel Magnus presentó para la tele su novela Un chino en bicicleta

El escritor argentino entrevistado en el set que el canal ARD armó en la Feria de Frankfurt.foto-fuente: Revista Ñ

Terminó hablando sobre prejuicios raciales y sobre el polémico Thilo Sarrazin, el diputado que se volvió best seller por atacar a los turcos.

El inglés germánico de Juerguen suena apenas duro comparado con el sentido de lo que dice. Encargado nocturno de un hotel de poca monta en Frankfurt, Alemania, Juerguen cataloga a uno de sus huéspedes de estúpido. Así, a secas. Y cuando se le pregunta por qué, simplemente cita un libro: Alemania se suprime. Y venera a su autor, el "señor Sarrazin, que no escribió ni una página en vano". Entonces todo cierra. El hombre "estúpido" es un turco cualquiera que nada hizo para ser catalogado así y el insulto se lo debe en parte al tal Thilo Sarrazin, cultor de la prosa antimusulmana y xenófoba en un libro que se convirtió rápidamente best seller y que desde hace rato es la brasa que recalienta un caldo de cultivo por demás peligroso.

Esa escena de lobby del hotel, que se repite en taxis y mercaditos, es una pequeña muestra del delicado éxito de Sarrazin. Y sirve de marco a los dichos que el escritor argentino Ariel Magnus tuvo en sendas entrevistas con la tevé alemana durante la feria. Magnus, que no viajó a Frankfurt para hablar de los turcos, sino de los "chinos", aprovechó la volada y en el set que la ARD (suerte de canal Encuentro local) armó en la Feria del libro, les cantó las cuarenta sobre los prejuicios raciales. Y lo hizo en alemán. Enfocada en su premiada novela Un chino en bicicleta, la charla con Magnus derivaba rápido a la arena de las extranjerías. "Me permití decir algunas de las cosas que pienso sobre cómo los alemanes están tratando el tema", dijo Magnus. En síntesis, y como el mismo lo repite en este video para los que no entendemos la lengua de Goethe, dijo: "Ustedes se buscan problemas que no tienen, se los inventan".

Triste invención la de Sarrazin y sus argumentos defensores de lo ultra-alemán, de lo alemán autóctono. No ha hecho ni más ni menos que sembrar una sospecha que prende fuerte aquí, en Alemania. "Hay un serio peligro de que Alemania se islamice", ha dicho este ¡socialdemócrata! diputado y consejero económico del Deutsche Bank. Para él, y ya es todo un nombre Sarrazin, en tres generaciones se produciría el fin de la cultura alemana. Y la culpa la tendrán los turcos y los inmigrantes árabes, "que se reproducen más, cuestan más de lo que aportan y no se integran a la sociedad germana". Todos problemas inventados, como dice Magnus frente a cámaras. Pero de tan inventados se vuelven reales. Magnus lo comprueba en persona. A la salida de su entrevista con la ARD, una jovencita alemana lo espera con la foto de un bife absolutamente crudo. Tras un saludo, muestra de su buena educación, le entrega el bife a Magnus y le pide el título de un libro a cambio. Desconcertado, Magnus le ofrece Ficciones, de Borges. La alemana no entiende, pero igual se lleva el bife. "Es increíble que haya gente que no conozca a Borges", dijo Magnus. De todo lo otro que puede resultar increíble, ya teníamos varias muestras gratis. Y bien reales, aunque parezcan inventadas.

Siete autores trenzan un juego literario a partir de una fotografía

Baixauli, Camps y Usó presentan en Barcelona la obra colectiva Subsòl

Camps, Baixauli y Usó, en Barcelona.foto: FERRAN NADEU.fuente:elperiodico.com

Una «inquietante y misteriosa» imagen en blanco y negro (calificativos de Vicent Usó que la describen a la perfección) del interior de un vagón del metro de París, realizada por el fotógrafo Peter Turnley en 1979, es el lazo de unión entre los siete ¿relatos? ¿capítulos? de Subsòl (Bromera), un juego literario, «un libro-aventura, un experimento divertido y fresco, sin conservantes», explica Manuel Baixauli, que está «entre la novela y el libro de cuentos», apunta Usó, pero que «no es una antología», aclara Esperança Camps. Lo seguro es que es fruto de la iniciativa de siete escritores del panorama literario valenciano que comparten generación: nacieron entre 1962 y 1967.

Además de Baixauli, Usó y Camps, que el lunes presentaron Subsòl en Barcelona, las otras plumas de este proyecto a 14 manos son Àlan Greus, Urbà Lozano, Vicent Borràs y Pasqual Alapont. Tanto el libro como su génesis están cargados de pequeños misterios-juegos-guiños: firman colectivamente con el seudónimo de Unai Siset -«una fórmula matemática cuyo significado es muy fácil de descifrar...», revela, enigmática, Camps-; el lector no conoce quién es el autor de cada relato aunque puede intentar adivinarlo por el estilo que caracteriza a cada uno; las 14 manos recibieron un día, hace año y medio, un correo electrónico anónimo invitándoles a unirse a este juego, y aunque es seguro que fue uno de ellos quien lo mandó, todos aseguran aún hoy no saber quién fue.

'E-MAIL' ANÓNIMO / Los siete, que nunca se habían encontrado juntos antes, transmiten y contagian sintonía y complicidad. Deja Baixauli claro que «ninguna editorial ni ningún crítico estuvo detrás» de la idea. Después de aquel primer e-mail anónimo, al que todos contestaron afirmativamente, siguieron un millar de correos, según calcula Camps, y algunas reuniones y cenas. Reconoce la autora de Enllà de la mar, que sin las nuevas tecnologías esto no habría sido posible, como tampoco que el juego literario «continúe en internet a través de un blog y de un perfil de Facebook [de Unai Siset], que permite interrelacionarnos con el lector, establecer un fed back con él y dar un valor añadido a la obra colgando por ejemplo fotos de París».

Estos encuentros, en los que también han hablado mucho de literatura, señala Baixauli, autor de L'home manuscrit, los han «enriquecido espiritualmente» y, en una época en que «los autores hablan poco entre ellos», son una forma de recuperar aquellas «reuniones de artistas sobre las que todos hemos leído en los libros».

«CARA DE LOCOS» / Cada uno eligió uno de los personajes anónimos que aparece en la foto, escogida por todos unánimemente tras numerosas propuestas, y construyó una historia a partir de ella. La imagen, reproducida en la portada del libro, «nos sedujo a todos. Son rostros inquietantes, cuentan cosas», dice Usó («tienen cara de locos», especifica Baixauli). Locos que en las ficciones de los siete se convierten en un político que esconde trapos sucios o una mujer que quiere olvidar el pasado.

Letras chicas para mentes grandes

Por toda la ciudad, escritores y libreros se dan cita para que los niños gocen de los libros

En librerías y cajas de compensación hay actividades para niños.foto.fuente:elespectador.com

Más que brujas, disfraces y dulces, el mes de octubre en Bogotá es para los niños sinónimo de cuentos, ilustraciones y maravillosas historias para perderse. Esto se ha logrado mediante la Feria del Libro Infantil, que se realiza desde hace cuatro años en distintos puntos de la ciudad. Y que ahora, gracias al trabajo de las distintas entidades que colaboran, estará en otras capitales como Pasto, Armenia, Pereira, Cúcuta, Tunja, Ibagué, Bucaramanga, Piedecuesta, Leticia, Santa Marta, Medellín, Cali, Montería, Manizales, Quibdó, Florencia, Soacha, Popayán, Valledupar, entre otras.

Con la presencia de escritores, ilustradores, promotores de lectura y muchas buenas historias para descubrir, las actividades por toda la ciudad permiten que padres y niños hagan un recorrido por nuevas historias y otras que están dispuestos a escuchar o leer una y otra vez.

En Bogotá, las actividades van hasta el domingo 31 y están abiertas para niños y adultos. Escritores, ilustradores y editores venezolanos como Gerald Espinoza, Cristina Muller, Maité Dautant y Fedossy Santaella participan en el seminario de literatura infantil y juvenil que culmina este miércoles en el Centro Cultural Gabriel García Márquez.

En la tarde, de 6:00 a 7:15 p.m., María Beatriz Medina, Fedossy Santaella y Sergio Dahbar estarán hablando con Rocío Arias Hoffman de 'El milagro venezolano' en el elogio a la lectura, que organiza El Malpensante en la sede de Creppes&Waffles. Se trata de ese movimiento editorial dedicado a los más chicos que ha cobrado fuerza en el país vecino. El festival no es sólo espacio de meditación, sino de goce y encarrete. Por eso, librerías, cajas de compensación y bibliotecas de las ciudades participan.


Programación

Miércoles 27 de octubre, 4:00 p.m. Presentación del premio: Libro al Viento 'El paraíso de los gatos' y del Premio de Literatura Infantil de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño.

Miércoles 27, 6:00 p.m. Elogio a la lectura 'El milagro venezolano'. Invitados Sergio Dahbar, Mª Beatriz Medina y Fedossy Santaella hablan del 'boom 'literario. Crepes&Waffles Carrera 11 Nº 85-75. Organiza: Casa Malpensante.

Jueves 28 de octubre, 6:00 p.m. Elogio a la lectura. 'El escritor anfibio'. Pedro Badrán y Ángel Unfried hablan de las dificultades que presenta escribir para niños y para adultos. Crepes&Waffles. Carrera 11 Nº 85-75. Organiza: Casa Malpensante.


Más información en www.camlibro.com.co.

27.10.10

Los protagonistas de la lengua

Juan Goytisolo y la Nueva gramática de la lengua española reciben en Toledo el Premio Don Quijote

El Rey preside la entrega del Premio Internacional Don Quijote de la Mancha 2010 al escritor Juan Goytisolo y a la Nueva gramática de la lengua española.foto: GORKA LEJARCEGI.fuente:elpais.com

Juan Goytisolo y Víctor García de la Concha en la entrega de los premios Don Quijote, en el Museo de Santa Cruz de Toledo.

"Todos los aquí presentes hemos sido "contaminados" por la invención cervantina y ningún tratamiento médico nos podrá curar". Las palabras de Juan Goytisolo sonaron hoy más convincentes que nunca en el Museo de Santa Cruz de Toledo, en la calle Cervantes, sobre un escenario con forma de baciyelmo y rodeado de tapices que mezclan las escenas bíblicas con episodios de la conquista de Tánger.

El autor de Señas de identidad -al que Julio Ortega, profesor peruano de la Universidad de Brown, llamó "español peregrino"-, viajó desde Marraquech para recoger el premio Don Quijote "a la más destacada trayectoria individual" en la misma ciudad en la que el narrador de las aventuras del ingenioso hidalgo decía haber comprado el original del libro, supuesta obra de Cide Hamete, autor arábigo. Todo parecía invención, en efecto.

En Toledo, delante del Rey, de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, del presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, y del alcalde de la capital manchega, Emiliano García-Page, Goytisolo recordó a los dos ganadores de las ediciones anteriores -Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa- y reivindicó una "filiación cervantina", antidogmática e individualista, que lleva siglos sobreponiéndose a "las fronteras que separan lo que la lengua une".

"El Territorio de La Mancha es el de la Duda", afirmó también el escritor en la entrega de un galardón nacido para reconocer a los "protagonistas de la lengua española". Así lo dijo en sus palabras de bienvenida Ignacio Polanco, presidente de la Fundación Santillana (financiada por el grupo Prisa, empresa editora de EL PAÍS), la institución que, en colaboración con la Junta de Castilla-La Mancha, convoca unos premios dotados con 25.000 euros y con una escultura -una cabeza de lectora- de Manolo Valdés.

Hoy además el cervantino territorio de la duda se llenó de sabios. El premio Don Quijote "a la mejor labor institucional" -que en las dos ediciones anteriores habían recaído en Lula da Silva,el aún presidente de Brasil, y en Gloria Macapagal, presidenta de Filipinas- recayó en la Nueva gramática de la lengua española y a recoger su premio subieron al escenario los 22 representantes de las Academias de la Lengua. El grupo lo encabezaron Víctor García de la Concha, director de la española, y el vicedirector de la colombiana, la más antigua de las fundadas al otro lado del Atlántico. Minutos antes, Belisario Betancur había hecho el elogio de una obra colectiva que durante 11 años ocupó a 127 filólogos de las 22 Academias, coordinados por Ignacio Bosque y con la "fundamentación" de cerca de veinte mil textos y cuarenta mil ejemplos recogidos en dos volúmenes de 3886 páginas.

Betancur, lo ha contado su amigo García Márquez, fue presidente de Colombia sin dejar de ser lector de poesía -aunque fuera a las tres de la madrugada-, y hoy, de la Grecia clásica al Renacimiento florentino, trazó el árbol genealógico de las academias para recordar que "la tierra fue redonda primero en español". Fue en 1492, el año de Colón pero también el de Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática de una lengua por entonces todavía pequeña, nacida en la vieja Castilla y, más de cinco siglos después, tan castellana como de la Venezuela de Andrés Bello o de la Colombia de Rufino José Cuervo, dos gramáticos sin fronteras.

El intelectual y político antioqueño elogió el esfuerzo de la Nueva gramática -"más que un tratado un signo de identidad" según Bosque- para la integración del "lenguaje de todos los hispanohablantes, sus matices y diferencias". Y recordó un letrero en una pared de Ciudad de México, donde a los camioneros que transportan materiales de construcción se les llama materialistas: "Se prohíbe a los materialistas estacionarse en lo absoluto".

Belisario Betancur dedicó su intervención a los impulsores del grupo Santillana, Jesús de Polanco y Francisco Pérez González, fallecido la semana pasada. La memoria de ambos editores estuvo presente también en el discurso de José María Barreda, en las palabras de la ministra de Cultura -"Pancho nos enseñó que la palabra nos puede llevar muy lejos", dijo de Pérez González- y en las del Rey. "La lengua es una potencia vinculante", dijo luego don Juan Carlos citando a Pedro Salinas. Y añadió: "El idioma nos une, nos vincula, y nos hermana". Como reza el lema elegido por las academias para presentar su flamante trabajo, el español es de todos. Y gratis. La nutrida presencia de autoridades -del Rey abajo- en la entrega del premio Don Quijote ayer en Toledo habría sido muy del gusto de Sansón Carrasco, el mismo que al poco de arrancar la segunda parte de la novela de Cervantes recuerda a Sancho, futuro gobernador de la Barataria, que "los que gobiernan ínsulas por lo menos han de saber gramática".

26.10.10

Autobiografías: se vienen las de Rushdie y la mujer de Larsson

Se acostumbraron a vivir envueltos en la polémica y ambos cosecharon enemigos poderosos. El vivió escondido por las amenazas de muerte. Ella no se casó con el hombre que amaba para no vivir escondida y bajo amenaza

La fatwa forzó al escritor a ocultarse durante nueve años.foto.fuente:Revista Ñ
Ahora, ambos publicarán sus memorias y –con seguridad– se convertirán en dos tanques de ventas. Salman Rushdie y Eva Gabrielsson, de ellos se trata.

El primero nació en Bombay en 1947, y con su famoso Hijos de la noche ganó el Booker Prize, el premio más importante de la literatura inglesa. Con Los versos satánicos , en cambio, ganó fama mundial, y una sentencia de muerte. La fama de la sueca Eva Gabrielsson es más reciente. Vivió 32 años con el escritor y periodista Stieg Larsson, el autor de la trilogía Millenium , y desde la muerte de su compañero pugna por el legado, que administran el hermano y el padre del escritor. Larsson y Gabrielsson nunca se casaron legalmente, porque él temía que los grupos nacionalistas que investigaba tomaran represalias con ella. Algunos sugieren que Gabrielsson y Larsson habrían escrito la saga "a cuatro manos".

El libro de Gabrielsson saldrá a la venta el 19 de enero próximo en Francia con el título Millenium, Stieg y yo.

El libro es el "diario de una mujer en duelo" y "un testimonio de su vida con el autor", más que "la batalla con la familia" del escritor, agregó una fuente de la editorial Actes Sud.

Rushdie, en tanto, señaló en una entrevista reciente con la agencia Reuters que ya había completado un cuarto de su libro y que esperaba tener el manuscrito terminado para fines de 2011 y lanzarlo en 2012. El libro se centrará en la época en la que el autor estuvo escondido luego de que el entonces líder supremo iraní, el ayatolá Khomeini, emitiera la orden de matarlo en 1989 por escribir Los versos satánicos , que juzgó blasfemo para el Islam. La fatwa forzó al escritor a ocultarse durante nueve años, a pesar de que hizo apariciones públicas ocasionales entre 1989 y 1998. Si bien no trascendieron detalles del contrato de Rushdie, la cifra ha de ser astronómica. La editorial multinacional se aseguró los derechos de la publicación en casi todo el mundo y en varios idiomas, lo que supone que las diversas filiales de todo el mundo de Random House aportaron para la causa Rushdie.

"El que no tiene memoria se hace una de papel", dijo García Márquez alguna vez. Le faltó acotar: de papel y que facture millones.

John Verdon solo piensa en "divertir al lector"

Sé lo que estás pensando es una de las novelas que más se han leído este verano

Portada de la novela.foto:papelenblanco.com.fuente:elpais.com

Mark Mellery recibe una carta de su asesino. El sobre contiene una hoja escrita a pluma con tinta roja y un sobrecito. "Piensa cualquier número del uno al mil, el primero que se te ocurra. Imagínatelo. Ahora verás lo bien que conozco tus secretos. Abre el sobrecito". Mellery piensa un número al azar, el 658. Es el que aparece en el sobrecito. Este es el quid de Sé lo que estás pensando (Roca Editorial) del escritor estadounidense John Verdon. Es una de las novelas que más se han leído este verano y sigue en la lista de las más vendidas. A principios de diciembre, Proa la publicará en catalán

"Pensé en la mejor manera de provocar el terror absoluto", explica Verdon. "Que el asesino convenza a la víctima de que sabe todo lo que está pensando, que conoce su pasado, cosas que ni siquiera recuerda". El psicópata asesina a cinco personas y planea una venganza mayúscula. Deja montones de pistas que no llevan a ninguna parte, ningún rastro válido. Enigmas aparentemente insolubles. Dave Gurney, policía retirado (a los 47 años) y experto en asesinos en serie es encargado por el fiscal de resolver el caso.

Sé lo que estás pensando es la primera novela de Verdón, que cumplirá 69 años en enero próximo. Desde los 15 años quiso ser escritor. Supo pronto que no podría vivir de ello y optó por la publicidad. Se retiró hace unos años para dedicarse a lo que le gustaba, "escribir una novela de misterio por diversión, sin pensar en publicar". "Me conformaba con que le gustara a mi mujer", añade. Le gustó y le animó a que la llevara a un agente. "La envié a 54; 20 no me respondieron, 30 me dieron las gracias pero dijeron que no y cuatro se interesaron. Uno me llamó y me dijo que no hablara de ella con nadie más. La publicó Random House".

Rompecabezas

La novela plantea tantos enigmas que se convierte en un rompecabezas. El psicópata juega con los policías y el escritor, con los lectores. "Yo juego a divertir al lector. El juego del asesino es sádico".

Verdon explica que le gusta mucho Conan Doyle y algo de Sherlok Holmes tiene Dave Gurney, el policía retirado que investiga el caso cuya mujer . Su mujer, Madeleine, es una especie de Watson, "pero cien veces más inteligenteque Watson; también es más inteligente que Gurney". Entre la pareja hay tensión. Ella preferiría que no trabajase y menos le gusta que se dedique a retocar fotografías de los asesinos que ha detenido. Madeleine es quien da las mejores pistas para resolver el caso. "Ella es la luz que ilumina a Gurney".

La novela, llena de guiños, rinde homenaje a El resplandor, de Kubrick, realizada a partir de la novela homónimade Stephen King. La madre del psicópata recuerda a la de Psicosis de Hitchcock... "Lo hice de manera inconsciente. Me gustan autores como Raymond Chandler y Ross MacDonald, que crearon en California un espacio propio. Intento hacer lo mismo".

Verdon acaba de entregar a su editor norteamericanola segunda novela de lo que, en principio, prevé como una trilogía protagonizada por el investigador.

La intimidad al descubierto o último en el buzón

¿Vivimos el fin del género epistolar o resucita de forma telegráfica en el ordenador y en el móvil?

Muchas cartas se leen como la crónica de un tiempo, permitiendo, de paso, conocer el carácter, las opiniones y las manías de los autores.foto.fuente:elpais.com

Carta del poeta Jorge Guillén a su esposa Germaine Cahen, datada el 21 de diciembre de 1927 en Madrid.

Lord Byron utilizaba el vocabulario de jardinería (jacintos) para hablar de sus ligues homosexuales, Dámaso Alonso cantaba en inglés pasado de champán y Cortázar, pobre de solemnidad, viajaba en autoestop por Europa. Nuevos títulos de correspondencia literaria coinciden en un otoño marcado por la literatura del yo.
El otoño literario llega cargado de intimidades. En 1810, cuando Lord Byron se dirige a su madre por carta desde Constantinopla le cuenta que ha "tenido dos calenturas", pero esa información se convierte en "calenturas & gonorrea y almorranas, todo a la vez", cuando el destinatario se llama Hobhouse, su amigo íntimo. Biografías, diarios, novelas -narradas en paralelo a la vida de los autores- y cartas que se leen como la crónica de un tiempo permitiendo, de paso, conocer el carácter, las opiniones, las manías y los gustos de sus autores con solo pasar la página.

Con la publicación de las cartas, algo de privacidad queda al descubierto. "El género epistolar siempre ha contado con lectores, animados en casi todos los casos por el hecho de que la conexión interpersonal siempre resulta enriquecedora", cuenta Joan Riambau, editor de Círculo de Lectores, que no vincula la avalancha de nuevos títulos con un renacimiento del género en la Red, aunque tampoco se atreve a vaticinar que se viva su canto de cisne.

En el otro extremo de la balanza, escritores como Jesús Ferrero ven claro que el género epistolar será reconvertido en un estilo "telegráfico, elíptico y fragmentario", siguiendo las reglas que impone Internet y los mensajes del teléfono móvil. "Gracias a eso, las cartas se vuelven a entender", añade Ferrero. Si Thomas Mann o Hermann Hesse dedicaban la mañana a contestar el correo, los escritores de ahora no pasan menos horas frente a la pantalla del ordenador, revisando el correo electrónico y ventilando su correspondencia en tiempo real. Y lo mismo ocurre con los mensajes de móvil. En la Roma clásica los generales comunicaban al Senado sus éxitos por escrito y las cartas de Lord Byron, desde Grecia hasta Inglaterra, tardaban tres meses en llegar a sus destinatarios, pero Nick Hornby no necesita más que apretar un clic para enviar una carta, con una foto y un vídeo adjuntos y algunos enlaces con una maraña de información añadida. Podría ocurrir que toda esa comunicación escrita se pierda en la Red, pero también que los autores utilicen los adelantos de la tecnología para escribir novelas a partir de correos electrónicos, o de SMS, al modo en que antaño se redactaban novelas epistolares tan canónicas como Drácula, Pepita Jiménez, Las amistades peligrosas o Los idus de marzo.

Laurent Versini sostiene en el prólogo de Denis Diderot. Cartas a Sophie Volland que el XVIII fue el siglo de las cartas y los cenáculos. Una sociabilidad que por su riqueza, cortesía y sentido del matiz está muy alejada de la civilización actual del blog y del SMS. ¿Es el fin del género epistolar o resucita en el ordenador y en el móvil? Parece que definitivamente se pierde la escritura de cartas, pero no su función. En cinco milenios de historia se escribe más que nunca, pero el rito de escribir a mano, doblar el papel, guardarlo en el sobre, pegar el sello y depositarlo en el buzón, se extingue. Apenas un cinco por ciento de las cartas que se envían por correo actualmente tratan asuntos personales. Quedan algunos irreductibles, como el poeta Guillermo Carnero, que sigue escribiendo la correspondencia a mano por nostalgia y porque se confiesa harto de Internet. No quiere pertenecer a esa marea ingente de personas que solo recibe en el buzón sobres de bancos, empresas o multas de tráfico; casi los únicos que todavía envían correo al domicilio y casi siempre reclamando pagos pendientes.

Superado el tremendo golpe que supuso para el correo la irrupción masiva en los años sesenta del teléfono, la implantación de los medios de comunicación electrónicos ha acabado por asestar el golpe definitivo a la carta tal y como se producía. Hasta los bancos y las empresas telefónicas se plantean eliminar la promoción por correo y recurrir a la Red.

No es el caso de los creadores que nunca se privarán de expresar su opiniones a amigos o editores. Así Italo Calvino, en una misiva datada el 21 de diciembre de 1942, con Mussolini en el poder, se despacha a gusto con su amigo Eugenio Scalfari, al que trata de convencer para que pase las navidades con ellos: "¡Tú ahora mismo haces las maletas y te vienes a San Remo, arreando! Arreando, ¿entendido? ¡O bajamos nosotros y te obligamos a venir a patadas en el culo!". A sus 19 años, el autor de El barón rampante concluye la epístola con una petición de libros, a modo de regalo navideño, que su amigo ha de llevarle o enviarle desde Roma: T. S. Eliot: Asesinato en la catedral; U. Betti: Frana allo scalo nord; Crommelynck: El magnífico cornudo, y Joyce: Dublineses. Se trata apenas de una mínima anécdota del jugoso y apasionante relato que suponen las casi 600 páginas de la correspondencia del escritor, que se pone a la venta el próximo noviembre.

Las Cartas abisinias de Rimbaud (1854-1891), sin embargo, no suenan nada épicas. La vida del autor de Una temporada en el infierno se conoce, en parte, por sus cartas, pero algunos lectores prefieren quedarse con su luminoso poemario y olvidarse del lado oscuro de su personalidad. El poeta francés escribió su obra entre los quince y los veinte años y podría parecer que pasó los diecisiete restantes tratando de ganar todo el dinero posible, recurriendo incluso al tráfico de armas para establecerse como un feliz burgués. Pero basta hojear sus Cartas abisinias, escritas cuando ya se había retirado de la poesía, para estremecerse descubriendo cómo influyó en él la rígida educación familiar, su dolorosa soledad y su comportamiento en la enfermedad cuando ya nada le consolaba ni podía salvarle. Solo su madre y su hermana Isabelle asistieron a su entierro, celebrado con un boato que a él le hubiera asqueado. A su "querida madre", su hermana le dirigía esta advertencia poco antes del fallecimiento del poeta francés: "A propósito de tu carta y de Arthur, no cuentes para nada en absoluto con su dinero. Cuando él termine y se paguen los gastos fúnebres, los viajes, etcétera, habrá que contar con que sus bienes volverán a otros; estoy absolutamente decidida a respetar sus últimas voluntades".

En el lado opuesto, pero compartiendo espacio en la misma mesa de novedades, más de 1.300 páginas de caricias y promesas. Decía Pedro Salinas que la primera carta de amor se escribió en Babilonia. Pese a la antigüedad, algunos lectores encuentran en las cartas de amor una monotonía tediosa, aunque las lean porque aportan datos y facilitan claves que ayudan a interpretar la obra del remitente. La correspondencia de Jorge Guillén (1893-1984) a su esposa Germaine ya va por la segunda edición y se trata de una declaración de amor dentro del orden establecido ¿amantes casados?, o, como diría Machado, ser feliz y artista no lo permita Dios. En el caso de Jorge Guillén, Cartas a Germaine, "cerebro, deseo e intendencia" se unen. Guillermo Carnero, autor del prólogo, destaca cómo la vía de acceso al conocimiento del yo se realiza a través de la mujer amada: "La parte sexual y la espiritual se armonizan completamente. Nunca he conocido a nadie que estuviera tan casado como Jorge Guillén". Los sentimientos -"te quiero, a ti, mi mujer"- y la complicidad intelectual de la pareja se sigue a través de las 793 cartas, salpicados de referencias a su vida intelectual, su tesis sobre Góngora, las oposiciones a cátedra, la generación del 27, la relación de Pedro Salinas con Katherine Whitmore, Lorca y La Barraca, el affaire entre Alberti y Maruja Mallo, o la noche en que Dámaso Alonso, con unas copas de más, cantaba en inglés en el cortijo de Ignacio Sánchez Mejías mientras "Alberti, Federico y Gerardo" recitaban. "¡Yo no me resistí!", escribe Guillén.

Fue poco después de la muerte de su amada Germaine Cahen cuando el poeta se encerró a releer la correspondencia que le había enviado desde que se conocieron en 1919 hasta 1935, casi el final de su vida. "Esto es lo mejor que he hecho en mi vida", le dijo emocionado el autor de Cántico, tras la lectura del epistolario completo, a su hija Teresa, antes de dejar nuevamente aquellos montones de papel en el olvido. "Papá lo contaba todo, lo que veía, lo que leía... porque sabía que alguien lo estaba escuchando", añadía la propia Teresa hace unas semanas en la presentación del libro -del que ella fue impulsora en primera instancia-, ante un público que parecía educado en la filosofía de la Institución Libre de Enseñanza.

Sentada a su lado estaba Margarita Ramírez, cuñada de Teresa y esposa de Claudio Guillén, editora del libro. Por sus manos han pasado unas 8.000 páginas de escritura irregular, algunas redactadas en francés -el idioma para el amor y el obligado cuando eran novios, porque ella no hablaba entonces español- y escritas en trenes o en coches. Solo conservaban las que había escrito el poeta. "(Estoy tan agradecido al inventor de la pluma, que me permite entrar en comunicación con usted tan rápidamente)". Las respuestas de Germaine fueron destruidas, parece que por decisión de la propia esposa que no deseaba guardarlas porque, se temía, y con razón, que aunque las escondiera acabarían publicándose. Solo cuando fallecieron Jorge Guillén y su segunda esposa sus herederos barajaron la posibilidad de editar la correspondencia que el poeta, para entonces, había donado al Wesley College.

Como homenaje al género, la revista Litoral publicó a finales del año pasado, en el número 248, titulado Cartas & caligrafías, una selección de cartas fundamentales en la historia de la cultura, desde la antigüedad clásica hasta el siglo XX, que todavía se vende en las librerías. La cuestión es que en papel, en el ordenador o en otras pantallas, se seguirá leyendo y descubriendo nuevas intimidades. En unos meses estará en los escaparates, o disponible en Internet, la explosiva correspondencia de Saul Bellow, que acaba de publicarse en inglés y que incluye epístolas a Martin Amis o Philip Roth. Todo apunta a que la privacidad se ha convertido en un buen negocio.

Lo último en el buzón

Denis Diderot. Cartas a Sophie Volland. Traducción de Núria Petit. Acantilado. Barcelona, 2010. 467 páginas. 29 euros.

Lord Byron.. Cartas y poesías mediterráneas. Edición y traducción de Agustín Coletes Blanco. KRK Ediciones. Oviedo, 2010. 633 páginas. 34,95 euros.

Horacio Quiroga. Quiroga íntimo. Correspondencia. Diario de viaje a París. Edición de Erika Martínez. Páginas de Espuma. Madrid, 2010. 651 páginas. 29 euros.

Arthur Rimbaud. Cartas Abisinias. Edición de Lolo Rico. Ediciones del Viento. A Coruña, 2010. 245 páginas. 20 euros.

Italo Calvino. Correspondencia (1940-1985). Selección de Antonio Colinas. Traducción y notas de Carlos Gumpert. Siruela. Madrid, 2010. 550 páginas. 39,95 euros.

Jorge Guillén. Cartas a Germaine (1919-1935). Edición de Margarita Ramírez. Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores. Barcelona, 2010. 1.357 páginas. 35 euros.

Claude Monet. Los años de Giverny. Correspondencia. Edición, introducción y notas de Paloma Alarcó. Traducción de Manuel Arranz. Turner Noema. Madrid, 2010. 422 páginas. 24 euros.

Litoral. Cartas & caligrafías. Revista de la poesía, el arte y el pensamiento. Málaga, 2010. 362 páginas, 29 euro