5.2.13

Hallan la cabeza del rey Ricardo III de Inglaterra, el último de la casa York

El último rey de la casa York, murió en una batalla y Shakespeare inmortalizó en un drama

Imagen de Ricardo III al lado de la calavera descubierta./elcultural.es
Un misterio la tumba del rey Ricardo II/eltiempo.com

Un equipo de científicos descubrió que el esqueleto hallado hace cuatro meses en la ciudad británica de Leicester (Inglaterra) era el del último rey de la casa Plantagenet, muerto en el campo de batalla cuando pretendía defender su estancia en el poder.
Quinientos veintiocho años después de ese episodio, ocurrido en Bosworth Field, al rey Ricardo III de Inglaterra lo reconocieron por sus dientes y por el material genético de sus fémures.
El esqueleto bien conservado, dio las pistas que los científicos necesitaban. El cadáver estaba a solo 68 centímetros bajo el nivel actual del suelo, y el radiocarbono de las costillas indicó que pertenecían a un hombre fallecido entre 1455 y 1540.
Mientras desde el Palacio de Buckingham se declinó comentar sobre la importancia del descubrimiento, la genetista Turi King reveló que el ADN del esqueleto coincide con el un descendiente de la hermana de Ricardo, Ana de York. Se trata de un carpintero nacido en Canadá, Michael Ibsen, que se declaró 'aturdido' por el descubrimiento. También se hicieron comparaciones con el ADN de otro descendiente de Ana de York, quien, según los involucrados en la pesquisa, pidió no ser identificado.
La coincidencia genética fue especialmente significativa, ya que se trata de un tipo inusual de ADN, que posee solamente un pequeño porcentaje de la población, añadió King.
"Más allá de toda duda razonable, el individuo exhumado en Grey Friars es efectivamente Ricardo III, el último rey de Inglaterra de la casa Plantagenet", aseguró en una rueda de prensa el arqueólogo principal del proyecto, Richard Buckley.
El anuncio provocó aplausos entre los asistentes y puso fin al "misterio", que tenía en vilo a la comunidad científica y con el cual la prensa sensacionalista se solazó en estos últimos meses.
El hallazgo causó entusiasmo entre los historiadores, sobre todo porque provee datos concretos sobre un monarca cuya vida estuvo rodeada de controversia. William Shakespeare lo inmortalizó en uno de sus dramas, que lleva precisamente ese nombre: Ricardo III.
Atravesado por una flecha
El esqueleto había sido encontrado en lo que fue el coro de la iglesia de Grey Friars, que fue destruida en 1538.
La historia de suspenso comenzó cuando arqueólogos británicos anunciaron haber descubierto un esqueleto atravesado por una flecha debajo de un aparcamiento municipal donde, según ellos, se habría hallado la capilla en la que fue enterrado Ricardo III, el monarca fallecido en la batalla de Bosworth Field, cerca de Leicester, en 1485.
Los análisis forenses confirmaron que al rey lo aquejaba una escoliosis severa que le deformó la columna y hacía que su hombro derecho fuera más alto que el izquierdo, como indican algunas descripciones de la época.
Las investigaciones revelaron que, al morir, el hombre tenía alrededor de 30 años -Ricardo murió a los 32 años-, y que había seguido una dieta alta en proteínas, correspondiente a la gente de alta cuna.
También fue posible determinar que su caja torácica era reducida y tenía una constitución notablemente delgada, casi femenina, como describen al monarca relatos contemporáneos.
El esqueleto mostraba señales de lesiones coherentes con heridas recibidas en batalla; un utensilio con filo parecía haber partido parte de la zona posterior del cráneo, y se encontró una flecha de metal entre las vértebras de la parte superior de la columna. Estas lesiones, conjuntamente, "podrían haberlo matado", afirmó la osteóloga Jo Appleby.
Los historiadores esperan que este descubrimiento ayude a disipar algunos mitos sobre el rey Ricardo III, y volver a examinar lo que logró durante su breve reinado de dos años (de 1483 a 1485).
Philippa Langley, miembro de la Sociedad Ricardo III que ayudó a coordinar y financiar la búsqueda, espera que este hallazgo haga emerger una nueva imagen del rey y permita la desaparición del "personaje bidimensional ideado por los Tudor".
"Hemos buscado a Ricardo y lo hemos encontrado. Ahora, ha llegado la hora de honrarlo", señaló.
El alcalde de Leicester, Peter Soulsby, anunció que, una vez confirmado que los restos mortales pertenecen al último monarca inglés que murió en batalla, estos serán transportados a la catedral de esa localidad británica. Esto, a pesar de que algunos especulaban con que sus despojos tendrían un escenario más apropiado para un rey.
La búsqueda de Ricardo III es el tema de un documental del canal británico Channel 4, realizado por Darlow Smithson Productions, que se emite esta semana.
Los productores tuvieron acceso al equipo de investigación durante las excavaciones y a los exámenes que se llevaron a cabo con el fin de constatar la identidad del esqueleto.
Hijo menor del tercer duque de York, Ricardo III nació el 2 de octubre de 1452. Cuando solo tenía ocho años, perdió a su hermano mayor, Edmundo, y a su padre, en la batalla de Wakefield.
Nombrado Duque de Gloucester, en 1483, sucedió en el trono a su hermano Eduardo IV, y reinó durante dos años hasta su muerte. Así terminó un conflicto de 30 años, que es conocido como "La Guerra de las Rosas", entre las casas de York y Lancaster.
Teatro
"Yo fui Ricardo III"
En 1978, el Teatro Popular de Bogotá, bajo la dirección de Jorge Alí Triana, realizó una adaptación de la obra de Shakespeare, protagonizada por el veterano actor Gustavo Angarita.
Este asegura que fue uno de los montajes más afortunados de Shakespeare que se han hecho en Colombia. "Era una puesta en escena muy original y a la gente le gustó muchísimo. Muchos montajes de ese autor se han visto frustrados porque son de otra cultura, pero en el que hicimos logramos ese nivel porque teníamos un grupo muy homogéneo y talentoso", dice el artista.
Angarita recuerda que el personaje del monarca le exigió una entrega absoluta durante todo el tiempo en el que se presentó la producción. "Interpretar cualquier personaje de Shakespeare de esa naturaleza es un riesgo porque tenía una personalidad bastante compleja. No era un hombre enteramente malo, pero tampoco una caricatura. Se necesita mucha sutileza para interpretarlo", asegura.

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