2.2.13

Una exposición disecciona la palabra de Andrea Camilleri y su Montalbano

La exposición con la que arranca la Semana de Novela Negra de Barcelona BCNegra 2013 disecciona la palabra del escritor italiano Andrea Camilleri y su serie más conocida, la del comisario Montalbano

Una exposición disecciona la palabra de Andrea Camilleri y su Montalbano./lainformacion.com

El comisario de la exposición, Joaquim Noguero, explica que "no hay mucha distancia entre el director de teatro Andrea Camilleri, el guionista y adaptador televisivo y el escritor de narrativa de género negro".
Dice Noguero que "por encima de todo, un director teatral es un buen lector, alguien que sabe subrayar al espectador lo esencial de textos a veces muy complejos".
Por esa razón, la exposición "Formas de Camilleri", que estará abierta en la Biblioteca Jaume Fuster hasta 18 de marzo, propone un homenaje al escritor siciliano a través de "actos sucesivos de lectura", es decir, "el terreno de juego de Camilleri".
La muestra se plantea como un "paseo tranquilo" al faro de Camilleri para digerir el buen plato que representan sus novelas.
El recorrido expositivo comienza con "La forma del agua", la primera novela en la que apareció Salvo Montalbano, "hijo de la imaginación del escritor siciliano, sobrino del Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán, del Maigret de Simenon e incluso del televisivo Inspector Colombo (Peter Falk)", señala Noguero.
Para el comisario de la exposición, "no es casual que Montalbano sea tan buen lector como el propio Camilleri", y finalmente el protagonista de la serie es "pariente de sangre de la gente de Sicilia, de ese paisanaje que tan bien conoce su autor".
En una suerte de "informe analítico", la exposición explica el método poco convencional de Montalbano, que actúa igual que Maigret: "Ni siquiera toma apuntes y en las primeras novelas le molesta imaginar la clásica imagen del policía con libreta. Cuando en los últimos títulos comienza a perder memoria fotográfica, entonces se envía cartas a sí mismo para fijar las piezas relevantes del caso en un relato unitario".
En la búsqueda de la esencia del personaje, Noguero recuerda que "Montalbano es hijo del mayo del 68": uno de los relatos del libro "Un mes con Montalbano", lo presenta directamente en los disturbios callejeros de la época universitaria, una experiencia que deja posteriormente un poso en sus "críticas a la burocracia, a la prepotencia de los políticos, periodistas e incluso policías".
En opinión del comisario de la exposición, Camilleri es un "cronista", porque el autor cuenta lo que ve y recuerda; y da forma de novela a la lengua que habla la gente, a sus formas de vida y de relación, a sus hábitos culinarios, a la forma en que pasean.
Las novelas de Montalbano son también un recorrido por los propios gustos culturales de su autor, "sin caer en la pedantería"; desde Sciascia, Pavese, Vitorini y Borges a Dante, Kafka, Leopardi, Pirandello, Dürrenmatt, Agatha Christie o incluso el cine cómico de Chaplin, Harold Lloyd, Laurel y Hardy y el cómic clásico norteamericano de los años 30.
"En cuestión de gustos, él estaba más cerca de Maigret que de Pepe Carvalho, que se hartaba de platos capaces de quemar la panza de un tiburón", se puede leer en un fragmento de "El perro de terracota", segunda novela de la serie.
Sin embargo, remarca Noguero, Simenon, por ser heredero de la moral calvinista que imperaba en la Bélgica del momento, no se entrega a placeres paganos como la comida, el vino, los baños de mar o la belleza de las mujeres.
La exposición se completa con las ediciones en italiano (Sellerio editore Palermo), castellano (Salamandra) y catalán (Edicions 62) de la serie, así como con la versión televisiva producida por la RAI italiana y protagonizada por Luca Zingaretti.
Una serie que, a decir del comisario de la muestra, conserva "el humor, el gusto de Montalbano por la cocina siciliana, la luz de los paisajes y, sobre todo, la galería de tipos humanos que ha seducido a los lectores".
La exposición se cierra con una fotografía en la que se puede contemplar a un joven Camilleri apoyado en su escritorio, un secreter al pie de su cama en el que destaca la presencia de una máquina de escribir, una antigua Remington. Otro clásico del género.

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