Tratar de encontrar a Lisbeth Salander por las calles y pequeñas plazas de Estocolmo es desesperante. Siempre crees que llegas tarde y que la heroína de la trilogía Millennium, de Stieg Larsson, acaba de abandonar el lugar protegida por su sigilo y su capucha negra. La frustración se supera finalmente, porque la búsqueda de una de las criaturas más increíbles creada por la literatura te mete de lleno en la obra de Larsson, a la vez que se descubre una de las ciudades más maravillosas del mundo
Una isla destaca en Estocolmo sobre las otras 13: Södermalm, el epicentro de Millennium, el refugio de los personajes buenos, la selva urbana impenetrable en la que la hacker Lisbeth Salander se mueve como una sombra y donde se palpa el espíritu del desaparecido Stieg Larsson (1954-2004).
Albert MontagutCualquier recorrido por Södermalm acerca al visitante a la trilogía mágica que componen Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire, y que ahora Destino nos hace llegar en edición de bolsillo.
Un barrio especial
El tour oficial que ofrece el museo de la ciudad por el barrio de Södermalm ha atraído a unas 10.000 personas en el último año. La visita se puede hacer en castellano y tiene una duración de 90 minutos. En la web www.stadsmuseum.stockholm.se está toda la información relativa al circuito Millennium. El tour cuesta 120 coronas, unos 12 euros, y es perfecto para conocer de cerca este barrio repleto de cafés, bares, pequeños restaurantes y zona preferida como lugar de residencia de los intelectuales, jóvenes o los más bohemios habitantes de esta ciudad que ha adquirido el inglés como el segundo idioma no oficial y donde no se prohíbe el uso del burka.
Es inevitable que el tour introduzca elementos tanto del libro como de la película. Inicialmente éste es un detalle incómodo. Muchos consideran que los tres filmes no reflejan la calidad de la obra de Larsson, aunque su éxito taquillero en Europa ha activado un proyecto Millennium en Hollywood, un hecho que ha molestado en Suecia, donde la producción local de la trilogía no sólo ha gustado a la gran mayoría, sino que ha activado incluso una serie televisiva.
La mezcla entre los escenarios que aparecen en los libros y los filmes resulta efectivamente chocante, y sin embargo son complementarios e interesantes. Las películas suecas han sido producidas por Sören Staermose, y fueron dirigidas, en su primera entrega, por el danés Niels Arden Olsen, y por el sueco Daniel Alfredson. Millennium está protagonizada por Noomi Rapace, en el papel estelar de Lisbeth Salander, y por Michael Nyqvist, que interpreta al periodista Mikael Blomkvist.
Bellmansgatan, 1. Aquí vive Blomkvist en la novela y en la realidad, porque así se llama uno de los vecinos del edificio, recientemente restaurado. La imagen amarilla de la fachada que teníamos en mente desde hace meses se ha convertido, tras una restauración, en roja, en homenaje al color de la mayoría de las granjas del interior del país.
Desde una de las buhardillas se divisa la isla de la ciudad antigua Gamla Stan y la pasarela de hierro al estilo Eiffel a través de la que se llega al edificio es hoy uno de los lugares más fotografiados de Estocolmo. Bellmansgatan, 1 es un edificio del siglo XVIII, que sobrevivió al gran incendio que en 1759 arrasó la mayor parte de las casas del barrio montañoso de Monteliusvägen, desde el que se divisa todo Estocolmo y un lugar de visita obligatorio.
La ruta sigue a través del puente de Lunda (Lundabron). Ése es el camino más rápido para llegar al Mellqvist Kaffebar, en el número 78 de Hornsgatan, una de las dos arterias principales de Södermalm. La zona está repleta de edificios que se perciben como nuevos, y que fueron construidos en los años sesenta y setenta para albergar al boom demográfico que relanzó la población sueca. Ikea, la marca de muebles preferida por Salander, se creó en esa época, y precisamente para poder atender la necesidad de los inquilinos que ocuparon estos edificios y desde donde surgió una nueva Estocolmo y una nueva Suecia.
Café y Ruiz Zafón
En el Mellqvist es imprescindible una parada. Sobre las mesas hay muchos cafés y se observa a un joven con camisa rosa, americana vintage beige, bermudas verdes y zapatillas negras de Fred Perry con calcetines también negros con lunares blancos. Entre sus manos sostiene Vindens Skugga, la conocida La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón.
Hay muchos detalles de los libros de Larsson que se visualizan en Hornsgatan: una tienda de ropa donde se supone compra Salander y una tienda de electrónica donde suele acudir la hacker. Desde allí hasta el otro eje importante de Södermalm, Götgatan, uno pasa por otro de los escenarios del libro, la Bofill Bage, un edificio semicircular de viviendas cuyo espacio interior está ocupado por un jardín y una cadena de árboles perfectamente podados y cuya visita es imprescindible para quienes la arquitectura tiene algo de especial.
El edificio fue diseñado por el arquitecto español Ricardo Bofill y fue construido entre 1991 y 1992. El complejo, cuya media luna forma un diámetro de 180 metros, incluye otros cinco edificios de apartamentos más pequeños. Los expertos han dicho de esta construcción que sus líneas simples ligan con la arquitectura nórdica tradicional y destacan que, gracias al proyecto de Bofill, la técnica del concreto arquitectónico prefabricado fue introducida en Suecia por primera vez. El Bofill Bage es de parada obligada en la búsqueda de Salander.
Es obligatorio subir hasta la plaza Mosebacke, desde donde se puede disfrutar de una vista increíble de la ciudad vieja y del Báltico y donde está Fiskargatan, 9, el bloque de apartamentos de lujo donde Salander se refugia en un piso de 21 habitaciones y desde donde se divisa el incesante tráfico marítimo de Strömmen y Saltsjön. A diario, antes de subir a su casa, Salander suele comprar en el cercano 7 Eleven de Götgatan, y donde nuestra heroína no se olvida del champú, dentífrico, jabón, leche fermentada, huevos, queso, pan, bollos de canela congelados, café, bolsitas de té Lipton, pepinillos encurtidos, manzanas, una caja grande de las horribles Billys Pan Pizza y un cartón de Marlboro Light.
Por mucho que esperes en ese 7 Eleven de Götgatan, Salander, llamémosla ya Lisbeth, no aparece. Tampoco lo hace en el Kvarnen, la taberna de Tjärhovsgatan, 4, muy cerca del 7 Eleven. Allí, uno de los lugares preferidos de Larsson, Lisbeth intenta llamar la atención de Blomkvist en el primer libro besando a Miriam Wu, sin demasiado éxito.
El edificio donde está Millennium, en Götgatan, está ocupado por Greenpeace. Éste es otro de los lugares de imprescindible visita.
El impacto de Millennium en Estocolmo ha sido evidente. Hay que visitar la exposición que hay en el Museo de la Ciudad, en Slussen, y otros lugares que aparecen en la trilogía como la zona de Kungsholmen. Allí en Norr Mälastrand aún se puede ver a la agente Monica Figuerola haciendo footing.
El malo más malo
Quien no aparece por su casa es Nils Bjurman. En Upplandsgatan, en el barrio de Vasatsan, vive el violador y es donde este hombre que no amaba a las mujeres ataca a Lisbeth. El contraataque de nuestra heroína y el episodio del tatuaje en la barriga de Bjurman divide a los suecos. Algunos critican a Lisbeth por su acción; otros, la disculpan y se solidarizan con ella.
La visita a los escenarios de Millennium puede ser interminable. Lisbeth no aparece, pero, por lo menos, dicen que la fantástica Noomi Rapace regresará a finales de agosto a la ciudad. Su hijo tiene que volver al colegio. Algunos afortunados podrán verla y hasta hablar con ella.
Dicen que Noomi es sencilla y encantadora.
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