Los récords más insólitos vinculados al universo del libro, pero no los únicos
Imagen del Libro Guinness de los Récords. foto.fuente:lainformacion.com |
El libro más pequeño del mundo es una obra de Antón Chéjov que leeríamos con un microscopio. El ejemplar más voluminoso narra casi todos los crímenes de Agatha Christie. Un fanático de Arthur Conan Doyle corre una maratón vestido Sherlock Holmes durante cuatro horas. En Brasil, un niño de cinco años publica su primer e-book. Son algunos de los records Guinness más extravagantes del mundo del libro.
El libro más gordo del mundo narra entre sus páginas
68 asesinatos, de los cuales se investigan 12 envenenamientos, seis
estrangulaciones, dos puñaladas o un golpe mortal en la cabeza asestado a
una de las víctimas.
Es un recopilatorio de 4.032 páginas y 8.04 kilos, que reúne 12
novelas y 20 relatos de Agatha Christie. En esta edición limitada de 500
ejemplares, del total de crímenes, se resuelven casi la mitad.
En cambio, el libro más diminuto buscó su esencia en la obra literaria del escritor ruso Antón Chéjov. Publicada en Siberia en 1996, esta edición del relato El camaleón mide apenas 0,9 por 0,9 milímetros. La proeza de su lectura sería posible a través de un microscopio.
Son algunos de los récords más insólitos vinculados al universo del
libro, pero no los únicos. Por ejemplo, encontramos en Brasil al escritor más joven del mundo.
Hablamos Adauto Kovalski da Silva, un niño de apenas cinco años y 302
días que un día de octubre de 2005 presumía ya de haber publicado su
primer e-book.
Si avanzamos en otras plusmarcas más comerciales, tendríamos que nombrar a J.K Rowling. Su novela Harry Potter y las reliquias de la muerte vendió 5.700 ejemplares por minuto en las primeras 24 horas de su lanzamiento: un total de 8,3 millones de libros despachados en un día.
Otro récord,
pero que hará subirse por las paredes a los bibliotecarios, es el que
aconteció en siglos pasados. En 1667, el coronel inglés Robert Walpole
pidió prestado un libro, que no regresó a la biblioteca pública de origen hasta 288 años después, cuando el profesor Sir John Plumb se percató del retraso.
Son algunos de los registros mundiales que guarda entre sus páginas el Libro Guinness de los Records. Sin embargo, no son los más extravagantes.
En esta categoría se encontraría el hito logrado por Aaron Sass, que
tiene el grandioso honor de haber girado con un dedo un libro durante
más de seis minutos.
Y qué decir de Ian Young. Este gran admirador de Arthur Conan Doyle
tuvo la ocurrencia de disfrazarse de Sherlock Holmes y correr de esa
guisa una maratón durante más de cuatro horas.
Con hitos como estos, se confirma que el afán de notoriedad deriva, a menudo, en extravagancia.
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