25.5.10

Leer las mentes criminales

Las biografías de los asesinos en serie más perturbadores de la historia

El catedrático Miguel Mendoza se adentró en las historias de los criminales más despiadados del siglo XX.foto:Daniel Gómez.fuente:elespectador.com

"Debemos tener cuidado al mirar al fondo del abismo, porque el abismo también nos mira: el que lucha contra monstruos no debe convertirse en uno", sentenció alguna vez Robert Ressler, famoso investigador de crímenes violentos.

La misma frase se la repite a menudo el escritor y catedrático Miguel Mendoza, quien ha ocupado los últimos 13 años de su vida para aventurarse a caer en las profundidades de las mentes más perversas, confusas, negras y misteriosas de los asesinos en serie.

Mendoza ha sentido desde siempre una pulsión, una fascinación, por descifrar la maldad humana. Se adentró en el tema primero a través de la literatura, luego por medio de los libros de crímenes reales y, finalmente, tuvo un encuentro sentenciado con el crimen real. "He tenido una gran curiosidad por tratar de descifrar esos laberintos de la mente criminal, porque ahí también hay una forma de conocer la complejidad humana, ahí también me doy cuenta de esas potencias de la condición del hombre en su peor faceta".

Después de leer una y otra vez muchas de las investigaciones del FBI, este profesor, quien consagró su capricho en la cátedra Asesinos en serie en la Universidad Javeriana, empezó a descubrir algo perturbador. Como un tiro a quemarropa, se dio cuenta que muchas de las idealizaciones que el cine y la literatura han creado en torno a figuras como Jack el Destripador o Jeffrey Dahmer (quien mataba porque sólo se podía relacionar con cadáveres) no le hacen justicia a la verdadera complejidad y a la realidad del modus operandi que se esconde en estas mentes que caminan el mundo por sus márgenes.

"¿Que por qué sentimos esa cierta seducción por los asesinos seriales? Primero, por su tipo de crimen, en apariencia desprovisto de cualquier fin y ligado primordialmente a la obtención de placer. Luego hay siempre un gran interés, porque de manera inconsciente nos vemos susceptibles de ser víctimas y queremos entender cómo sería enfrentarse a un monstruo", explica Miguel, y añade: "Y también habría una fascinación un tanto oscura una vez que son personas que han traspasado las barreras de lo permitido, el asesino tipo Hannibal Lecter tiene ese encanto de alguien muy inteligente y sensible, pero que no tiene el menor reparo en ninguna norma legal o moral, y se construye como una especie de ser poderoso".

Con este libro, Asesinos en serie, de 295 páginas, Mendoza decidió exponer, desde un enfoque descriptivo y analítico, las características patológicas del perfil del asesino en serie, así como adentrarse en las biografías de los más peligrosos del mundo. Lista que encabeza el colombiano Luis Fernando Garavito ( 190 víctimas).

"Frente al asesino en serie la psiquiatría no se pone de acuerdo si este tipo de sujetos nacen o se hacen. No se sabe si influyen factores genéticos, contextuales, sociales o biográficos. Cuando te adentras en las biografías de hombres como Ted Bundy (del que se dijo: 'Lástima que sea usted un asesino, de lo contrario sería un gran abogado') o John Wayne (el payaso asesino) empiezas a notar que muchos no tienen traumas de la infancia, que no tienen un comportamiento antisocial en la adolescencia, que su vida social fue completamente normal, e incluso reconocida, que gozan de buena apariencia y de dinero. Otros, por el contrario, tienen un perfil más asocial, el típico sujeto tímido, retraído. Entonces es una galería de monstruos con miles de rostros que tiene sólo algunos elementos comunes", explica el escritor, quien asegura que quizás uno de los puntos en los que la comunidad médica está más clara es que un asesino en serie es "incurable".

El encuentro íntimo y literario con la historia de estranguladores, caníbales, mujeres y hasta niños asesinos es un viaje tremendo a la oscuridad humana que está sólo esclarecido por la luz que Mendoza intenta encender en torno a la comprensión y el análisis de un fenómeno que ha socavado la imaginación de las autoridades policiales y médicas. "La mayoría de asesinos son sanos, en la medida que saben lo que hacen, su cerebro funciona más o menos de forma adecuada, pero su sistema moral está pervertido y su lógica sobre la bondad o la maldad no es igual a la del resto de los mortales".

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