24.3.10

Aceros bolivarianos, más o menos inoxidables

Simón Bolívar, El Libertador. fOTO:iNTERNET.fUENTE:ABC.es



Puede que sí, que sea totalmente cierto que los próceres de la independencia suramericana se pasaron media vida con los espadas en alto. Pero aquellos aceros del Libertador, de San Martín, de Sucre, de O'Higgins no tienen el filo ni cortan como ese sable bolivariano que Hugo Chávez, una vez tras otra, se empeña en desenvainar.
Bolívar, Simón Bolívar, el padre, el padrazo de la insurrección, apenas si habría durado un par de asaltos en el socialismo cuartelario del ilustre, que no ilustrado, como su mentor Bolívar, ex paracaidista. Porque sí, Simón Bolívar gastó lo mejor de sus energías guerreando, fue militar más por acción que por vocación pero fue, como Francisco de Miranda, el auténtico cerebro de la revolución panamericana, un ilustrado, un criollo de buena, muy buena familia, leído, viajado, cultivado y con escasas simpatías por la población indígena (a la que freía a impuestos, por cierto) cuando no le era política y estrictamente necesaria.
Bolívar, Miranda y compañía tenían un modelo, los revolucionarios estadounidenses, los héroes de las trece colonias, los que echaron al mar los cargamentos del té británico. Tipos como Jefferson, como Franklin, como Washington, amigos varios de ellos de Miranda, por más señas. Querían la revolución, sí, pero querían la Declaración de los Derechos del Hombre, la Libertad de Prensa, la Libertad de Comercio, no convertir el Caribe en un gigantesco gulag, el Altiplano en la república de los soviets. Ilustrados y pudientes, gente de ley y gente de orden, de los que se prodigaban con un todo para el pueblo pero sin el pueblo y luego se lavaban las libertadoras manos.
Los Estados Unidos de América del Sur era su sueño, no crear un, dos, tres, muchos Vietnam. Aunque entre sus filas no faltaron aventureros, arribistas, corsarios y soldados de fortuna. Bolívar y demás próceres, como los revolucionarios de cualquier época y lugar, fueron unos voluntaristas de tomo y lomo, gente muy "echá p'adelante", pero que en muchas ocasiones, una vez en el poder, se convirtieron en déspotas, ilustrados, pero déspotas, iluminados que creyeron que Adam Smith y las guayabas podían sentarse en la misma mesa. A los populismos que usan el nombre de Bolívar en vano su espada acabará por atragantárseles.
Cinco título claves de la revolución suramericana
«Los libertadores. La lucha por la independencia de América Latina, 1810-1830». Robert Harvey. RBA.
«Simón Bolívar». Salvador de Madariaga. Espasa Calpe.

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