13.4.11

El escritor nicaragüense Sergio Ramírez retrata en Amanda Solano el "martirio de ser diferente"

El autor nicaragüense Sergio Ramírez se sirve en su última novela de tres voces femeninas para dibujar el retrato de Amanda Solano, una "belleza subversiva" que buscó el reconocimiento como escritora y se ganó el desprecio de la sociedad latinoamericana "conservadora" de mediados del siglo XX

Fotografía facilitada por Alfaguara del autor nicaragüense Sergio Ramírez, quien se sirve en "La fugitiva", su última novela, de tres voces femeninas para dibujar el retrato de Amanda Solano, una "belleza subversiva" que buscó el reconocimiento como escritora y se ganó el desprecio de la sociedad de América Latina. foto:EFE.fuente:lainformacion.com

El autor nicaragüense Sergio Ramírez se sirve en su última novela de tres voces femeninas para dibujar el retrato de Amanda Solano, una "belleza subversiva" que buscó el reconocimiento como escritora y se ganó el desprecio de la sociedad latinoamericana "conservadora" de mediados del siglo XX.

En "La Fugitiva", el escritor y ex vicepresidente nicaragüense indaga en "el martirio de ser diferente", en la carga tan "dura" que puede suponer a veces la belleza, explica a Efe Ramírez, quien presentó hoy en Madrid la novela publicada por Alfaguara.

Convencido de que para un escritor "el primer deber" es buscar "la mayor dificultad", el autor se mete en la piel de tres mujeres que evocan desde su ancianidad sus recuerdos, su forma de ver el mundo y su amistad con Amanda Solano, la protagonista de esta ficción inspirada en la costarricense Yolanda Oreamuno.

Una escritora convertida en "leyenda", precisa el escritor, quien la conoció cuando vivió en Costa Rica en los años sesenta. Una mujer que le "deslumbró" por su belleza y le sorprendió por su carrera literaria, que no se ajustaba al canon regional del momento.

Alguien que "luchó siempre por un lugar para sí misma y lo pagó muy caro", aclara el autor, nacido en 1942 en Masatepe, Nicaragua, y reconocido con premios como el Alfaguara de Novela por "Margarita, está linda la mar".

Subraya que con esta novela ha querido transmitir la batalla de una persona que desea "ser reconocida en la diferencia, ya se trate de un homosexual, de una mujer liberada sexualmente o de alguien que busca un camino literario diferente".

Gloria, Marina y Manuela trazan la semblanza de Amanda Solano salpicada de rebeldía y desprecio por chocar con la "mediocridad" de una sociedad "opresora".

Una sociedad, que según el escritor, ha experimentado cambios "pero no los suficientes", ya que América Latina es esencialmente "patriarcal", quizás, reflexiona, por un asunto "cultural" .

"El papel de la mujer sigue estando subordinado" a los hombres, indica Ramírez, quien observa en su país "mucha violencia familiar, mujeres sometidas por el machismo hasta el grado de la violencia".

Y este problema que marca la vida de muchas mujeres en América Latina es trasladado por Ramírez en carne propia a Amanda Solano cuando en su niñez es violada por su padrastro.

"El esquema de la sociedad patriarcal lleva muchas veces a la esposa a ponerse del lado del violador, no del lado de la hija, y ello provoca que estos traumas sean más profundos", explica.

Un trauma que en el caso de Amanda Solano marcó su relación con los hombres, al hacer valer su poder para escogerlos pero quien también se convierte en víctima, tanto de su primer marido, el diplomático Jorge Calvo Ward; del segundo, el comunista Horacio Zamora, con quien tuvo un hijo, como de los muchos amantes que tuvo.

La ambición de Amanda Solano por ser ella misma en una época en la que a las mujeres no podían elegir su propio camino llevó a la protagonista a convertirse en fugitiva.

Ello da pie a Ramírez a ofrecer un fresco de la realidad política de América Latina y las ideas de izquierda que llegaron a la región.

El apoyo a la República española fue uno de los momentos "más románticos" de América Latina que se sumó además a la lucha antifascista, recuerda Ramírez.

Una región en la que ha habido un "traspaso hacia la democracia" y en la que, apunta, se han "acabado las dictaduras sanguinarias e ideológicas", se respeta la alternancia en el poder político y la continuidad permite proyectos económicos a largo plazo como el emprendido por Lula y ahora continuado por Dilma Rouself.

Ramírez, vicepresidente de Nicaragua durante el primer Gobierno sandinista (1979-1990), subraya que no se puede "medir la democracia por las excepciones de proyectos autoritarios, populistas".

Opina que "tarde o temprano los gobiernos autoritarios" entrarán en la corriente democrática, que será "la marca de América Latina".

Este hombre, que se incorporó a la revolución sandinista que derrocó a la dictadura de Somoza, asegura que "no volverá a la arena política", pero observa con preocupación el futuro de su país.

"El problema de Nicaragua es de ilegalidad, de ilegitimidad, el presidente Ortega quiere reelegirse pasando por encima de la Constitución", indica, y advierte que el no respeto a las reglas democráticas conduce al "ciclo eterno de violencia y retroceso".

Satisfecho con su carrera de escritor de ficciones, con títulos como "Sombras nada más" y "El cielo llora por mí", Ramírez regresará al cuento, un género que cultivó en sus comienzos y que considera prueba "la valía" de un literato.

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