10.11.10

El 'Crimen' de Irvine Welsh

Un detective adicto a la cocaína y al sexo es su nuevo antihéroe

El escritor trabaja en la continuación de Trainspotting, su mayor éxito.foto.Lisbeth Salas.fuente:elmundo.es

Ray Lennox, el soldadito roto, demacrado, pálido, bien afeitado, con su característico flequillo trasquilado en John's, en Broughton Street, el mismo que deja al descubierto una frente estrecha y abombada, no puede creerse que en Miami Beach haya un monumento al Holocausto. Pero, ¿qué hace un detective del Departamento de Policía de Edimburgo en Miami?

Está tomándose un descanso, mientras su novia, Trudi, hace planes de boda. De heco, Trudi va de un lado a otro con una revista llamada 'Perfect Bride' ('Novia Perfecta') y Lennox se está volviendo loco. No puede dejar de pensar en Britney, la niña que subió una furgoneta blanca y jamás regresó. O mejor dicho, regresó (cadáver) en forma de víctima del temible Mr. Confectioner, un pederasta sin escrúpulos. Así arranca 'Crimen' (Anagrama), la nueva novela de Irvine Welsh. Atormentado por todo el trabajo que no tiene más remedio que llevarse a casa e incluso de vacaciones (si Trudi habla de boda, Lennox no puede evitar pensar que habrá al menos una niña que ya nunca podrá casarse porque no pasó de los siete: Britney), el detective saldrá a la calle en busca de algo que alivie su dolor.

El calor fuera es insoportable. Los inviernos en Miami superan los 35 grados. Lennox se está asando. Y bebe una copa tras otra hasta que alguien le consigue polvo blanco. Se suponía que eso no debía pasar. Se suponía que lo había dejado. Pero ahí está, y Lennox ha vuelto. Y las chicas que le han puesto la cocaína en el bolsillo amenazan con llevárselo a casa y no dejar que la fiesta acabe.

Fiesta que empieza bien (un presumible trío, la ansiada droga) y que acaba de la peor de las maneras (con Lennox encerrado en la habitación de la hija de diez años de una de las chicas, víctima de una red pedófila). El nombre de la niña es Tianna y Lennox hará todo lo posible para que la historia (de Britney) no se repita.

De lectura deliciosamente compulsiva, 'Crimen' es mucho más que una novela negra de tintes lisérgicos: es una destartalada y soleada carretera al infierno que conduce a lo más profundo del alma humana.

Lennox, uno de esos antihéroes que tan bien se le dan a Welsh, primo lejano del Mark Renton de 'Trainspotting', sólo quiere expiar todos sus pecados, pero para hacerlo tendrá que servir (al lector) su corazón de soldadito roto en bandeja, olvidar todo lo que fue para ser definitivamente el tipo que siempre ha querido ser.

Habrá quien recuerde a Ray Lennox. En especial, todos aquellos que leyeron 'Escoria' (novela sobre un poli corrupto llamado Bruce Robertson). Porque Ray era uno de los compañeros de Bruce, el sargento adicto a la cocaína (sí, también) y a las prostitutas. Esto es algo que ocurre a menudo en el universo (alucinado) de Welsh, sus personajes se cruzan como se cruzan sus lectores sin saber que algún día que convertirán en objeto de una de sus endiabladas historias de sexo, drogas y fútbol. Porque sí, el fútbol también está ahí, por todas partes. Lo primero que ve Lennox cuando entra a una tienda de souvenirs en Miami son camisetas del Real Madrid, del Arsenal, del Barcelona.

Actualmente, Welsh, autor de diez novelas (entre ellas, 'The Acid House', 'Porno', 'Cola' y 'Éxtasis') y un libro de cuentos ('Si te gustó la escuela, te encantará el trabajo'), trabaja en la precuela de 'Trainspotting', su mayor éxito hasta la fecha, la novela que le convirtió en uno de los nombres a tener en cuenta de la nueva generación de narradores británicos.

Welsh, que dejó la escuela a los 16 años para trabajar de todo tipo de cosas hasta que disparó su primer trallazo literario (la citada 'Trainspotting', publicada en 1993), disfruta sumergiéndose (y sumergiendo al lector) en las aguas más sucias de la sociedad británica. Sus libros son algo así como el reverso macabro y lisérgico del 'british way of life'. Y Ray Lennox es uno de sus protagonistas.

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