El poeta venezolano Rafael Cadenas recibió en Guadalajara el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2009 (ex Rulfo). Allí, aprovechó para alertar a sus colegas latinoamericanos para que cuiden la democracia y continúen con el compromiso social sin abandonar la propia libertad
SIN CADENAS. "Aunque sea deficiente, la democracia es mejorable, la dictadura no", explicó Cadenas.
Más allá de los aplausos y vitores, la estrella de la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la más importan en el mundo de hablahispana, fue la persona que gobernaba con su imagen despeinada el auditorio Juan Rulfo: el poeta venezolano Rafael Cadenas. Sentado en la larga mesa de presentadores, llamaba la atención no sólo por no portar el traje oscuro que parecía obligatorio entre políticos y funcionarios, sino también por su campera color crema y por la forma de esperar: con la mano abierta que sostenía su rostro. Elegido por un jurado notable integrado, entre otros, por el narrador y poeta colombiano Darío Jaramillo y el crítico venezolano Gustavo Guerrero, Cadenas recibió el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2009, el mismo que el año anterior fue otorgado al portugués Antonio Lobo Antunes y que en años anteriores recibieron Juan Goytisolo, Augusto Monterroso o Julio Ramón Ribeyro.
Nacido en Barquisimeto, al borde de Los Andes, en 1930, Cadenas es el autor de una obra poética tensa: "Cuadernos del destierro" (1960) y "Falsas maniobras" (1966) son dos libros en los que su poesía se define como un oficio ético, según el crítico Adolfo Castañón. "No quiero estilo sino honradez", escribe Cadenas. "Quiero exactitudes aterradoras", esboza con la vehemencia de un manifiesto en uno de sus poemas.
"A mí me gusta pasar inadvertido, pero esta vez creo que no pude lograrlo", dijo Cadenas, agradecido, en el escenario del auditorio durante la entrega del premio. Cadenas es uno de esos poetas que prefieren el silencio y considera que el "bien leer y el bien escribir" es una de las pocas formas de resistencia aunque también, con cierta nostalgia, dice que en estos tiempos "el poeta ya no cuenta con los asideros formales que le servían de apoyo: como la metáfora". Una vez, le preguntaron a Cadenas si la poesía podría salvar la humanidad. "Era una pregunta desmesurada, de esas que habría que hacérselas a Dios", dice ahora, pero en un intento de respuesta cree que la cultura podría "contrarrestar la pesadilla de la historia" aunque no hay donde ir. "Vivimos dentro de ella", dice.
Su discurso de agradecimiento terminó con un exhorto: "Cuiden sus democracias –dijo-, aunque sea deficiente, la democracia es mejorable, la dictadura no. Así evitarán que algún caudillo de nuevo cuño llegue al poder y lo destruya. Este es el recado que les dejo, no digo mensaje porque es una palabra muy pretenciosa".
Luego de la entrega del premio, el poeta se acercó a la sala de prensa para hablar con los periodistas.
¿El artista debe comprometerse con su tiempo?
Sí. Hay un problema de responsabilidad con su tiempo, pero no debe adherirse a un partido, eso no es aconsejable. El oficio del escritor y el artista es el de ser crítico y si alguien pertenece a un partido, esa crítica estará limitada.
¿Cómo observa la enseñanza de la literatura en la actualidad?
Se enseña, pero no mucho. Para enseñar poesía hay que estar contagiado y de pronto, los maestros no les interesa la poesía y no la enseñan. Primero hay que amar el lenguaje, el buen decir.
¿Cuáles son sus retos a los cambios en la poesía que enumeró en su discurso de agradecimiento al Premio FIL?
Yo no me planteo reto. Vivo y trato de escribir. A veces, si hay suerte, puedo crear un poema. Pero mis carpetas están llenas de poemas que no fueron logrados.
¿Tiene manías a la hora de escribir?
No, no he pensado en eso. (Se queda un rato en silencio). Mi manía, originalmente, es la lectura.
¿Qué lo motiva para seguir escribiendo?
Es una necesidad que se presenta de pronto. En mi caso no es muy frecuente. Estoy lejos de esos escritores que escriben todos los días. Se me va mucho tiempo leyendo. Y no sólo leo poesía o literatura sino también las más variadas cuestiones. A veces creo que quiero abarcar mucho.
¿A qué se deberá el escaso número de lectores de poesía?
Es la falta de amor por el lenguaje. Hay que usar la palabra "amor". Es una palabra que respeto demasiado, por eso no la uso tanto. Se podría hablar de "eros". Cualquier actividad humana hecha con vocación y afecto entra en el campo del eros. Si suelen decir que Dios es amor, también podríamos decir que el amor es un dios. Dante lo escribió en la escena de la Divina Comedia en la que por primera vez encuentra a Beatriz: "He ahí un dios que viene a dominarme".
¿Cómo podría definir a su poesía?
Soy poco amigo de las definiciones. Trato de que llegue a la gente. En los últimos años esa tendencia se ha ido incrementando. Trato de que lo que escriba esté cerca del habla. Alfonso Reyes decía algo al respecto: "La poesía es el baile del habla". Bolívar, por su parte, tenía otra frase: "El baile es la poesía del movimiento".
¿Qué espera para la poesía?
Es otra de esas preguntas que habría que hacerle a Dios. La poesía depende también de lo que ocurra históricamente. Y lo que está pasando es muy inquietante. He adoptado una frase del escritor Antonio Gamoneda: "Probablemente yo soy un poeta mediano, pero como sordo soy perfecto". Lo tomé como un lema.
Se lo escucha y se lo lee como un humanista. Siendo un humanista, ¿qué piensa de la tiranía tecnológica, de la tiranía financiera?
En el terreno de la tiranía financiera no me atrevo a meterme. Y yo no estoy contra la tecnología. Con un amigo siempre decimos esto: "Si no fuera por la ciencia y por la técnica, nosotros estaríamos muertos". El problema es que la ciencia y la tecnología se pone al servicio de la muerte. Me asombra cómo esa ciencia y esa tecnología que nos salva la vida también produce armas. Y esas armas las producen los países más civilizados. Y los que no las producen, las compran.
Y eso es el primer mundo.
Es lo que ocurre también en el tercer mundo. Eso indica también lo que es el ser humano. Lo que nos falta para ser verdaderamente humanos. En este momento, en Venezuela, el gobierno reduce el presupuesto de las universidades porque no le interesa la educación universitaria que existe. Quiere otra. Lo que les resta a las universidades lo usa para comprar armas.
Si pudiera darles un consejo a los poetas y artistas para seguir con el compromiso social, ¿cuál sería?
Que sigan con el compromiso social, pero preservando su libertad.
fuente: Revista Ñ
Más allá de los aplausos y vitores, la estrella de la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la más importan en el mundo de hablahispana, fue la persona que gobernaba con su imagen despeinada el auditorio Juan Rulfo: el poeta venezolano Rafael Cadenas. Sentado en la larga mesa de presentadores, llamaba la atención no sólo por no portar el traje oscuro que parecía obligatorio entre políticos y funcionarios, sino también por su campera color crema y por la forma de esperar: con la mano abierta que sostenía su rostro. Elegido por un jurado notable integrado, entre otros, por el narrador y poeta colombiano Darío Jaramillo y el crítico venezolano Gustavo Guerrero, Cadenas recibió el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2009, el mismo que el año anterior fue otorgado al portugués Antonio Lobo Antunes y que en años anteriores recibieron Juan Goytisolo, Augusto Monterroso o Julio Ramón Ribeyro.
Nacido en Barquisimeto, al borde de Los Andes, en 1930, Cadenas es el autor de una obra poética tensa: "Cuadernos del destierro" (1960) y "Falsas maniobras" (1966) son dos libros en los que su poesía se define como un oficio ético, según el crítico Adolfo Castañón. "No quiero estilo sino honradez", escribe Cadenas. "Quiero exactitudes aterradoras", esboza con la vehemencia de un manifiesto en uno de sus poemas.
"A mí me gusta pasar inadvertido, pero esta vez creo que no pude lograrlo", dijo Cadenas, agradecido, en el escenario del auditorio durante la entrega del premio. Cadenas es uno de esos poetas que prefieren el silencio y considera que el "bien leer y el bien escribir" es una de las pocas formas de resistencia aunque también, con cierta nostalgia, dice que en estos tiempos "el poeta ya no cuenta con los asideros formales que le servían de apoyo: como la metáfora". Una vez, le preguntaron a Cadenas si la poesía podría salvar la humanidad. "Era una pregunta desmesurada, de esas que habría que hacérselas a Dios", dice ahora, pero en un intento de respuesta cree que la cultura podría "contrarrestar la pesadilla de la historia" aunque no hay donde ir. "Vivimos dentro de ella", dice.
Su discurso de agradecimiento terminó con un exhorto: "Cuiden sus democracias –dijo-, aunque sea deficiente, la democracia es mejorable, la dictadura no. Así evitarán que algún caudillo de nuevo cuño llegue al poder y lo destruya. Este es el recado que les dejo, no digo mensaje porque es una palabra muy pretenciosa".
Luego de la entrega del premio, el poeta se acercó a la sala de prensa para hablar con los periodistas.
¿El artista debe comprometerse con su tiempo?
Sí. Hay un problema de responsabilidad con su tiempo, pero no debe adherirse a un partido, eso no es aconsejable. El oficio del escritor y el artista es el de ser crítico y si alguien pertenece a un partido, esa crítica estará limitada.
¿Cómo observa la enseñanza de la literatura en la actualidad?
Se enseña, pero no mucho. Para enseñar poesía hay que estar contagiado y de pronto, los maestros no les interesa la poesía y no la enseñan. Primero hay que amar el lenguaje, el buen decir.
¿Cuáles son sus retos a los cambios en la poesía que enumeró en su discurso de agradecimiento al Premio FIL?
Yo no me planteo reto. Vivo y trato de escribir. A veces, si hay suerte, puedo crear un poema. Pero mis carpetas están llenas de poemas que no fueron logrados.
¿Tiene manías a la hora de escribir?
No, no he pensado en eso. (Se queda un rato en silencio). Mi manía, originalmente, es la lectura.
¿Qué lo motiva para seguir escribiendo?
Es una necesidad que se presenta de pronto. En mi caso no es muy frecuente. Estoy lejos de esos escritores que escriben todos los días. Se me va mucho tiempo leyendo. Y no sólo leo poesía o literatura sino también las más variadas cuestiones. A veces creo que quiero abarcar mucho.
¿A qué se deberá el escaso número de lectores de poesía?
Es la falta de amor por el lenguaje. Hay que usar la palabra "amor". Es una palabra que respeto demasiado, por eso no la uso tanto. Se podría hablar de "eros". Cualquier actividad humana hecha con vocación y afecto entra en el campo del eros. Si suelen decir que Dios es amor, también podríamos decir que el amor es un dios. Dante lo escribió en la escena de la Divina Comedia en la que por primera vez encuentra a Beatriz: "He ahí un dios que viene a dominarme".
¿Cómo podría definir a su poesía?
Soy poco amigo de las definiciones. Trato de que llegue a la gente. En los últimos años esa tendencia se ha ido incrementando. Trato de que lo que escriba esté cerca del habla. Alfonso Reyes decía algo al respecto: "La poesía es el baile del habla". Bolívar, por su parte, tenía otra frase: "El baile es la poesía del movimiento".
¿Qué espera para la poesía?
Es otra de esas preguntas que habría que hacerle a Dios. La poesía depende también de lo que ocurra históricamente. Y lo que está pasando es muy inquietante. He adoptado una frase del escritor Antonio Gamoneda: "Probablemente yo soy un poeta mediano, pero como sordo soy perfecto". Lo tomé como un lema.
Se lo escucha y se lo lee como un humanista. Siendo un humanista, ¿qué piensa de la tiranía tecnológica, de la tiranía financiera?
En el terreno de la tiranía financiera no me atrevo a meterme. Y yo no estoy contra la tecnología. Con un amigo siempre decimos esto: "Si no fuera por la ciencia y por la técnica, nosotros estaríamos muertos". El problema es que la ciencia y la tecnología se pone al servicio de la muerte. Me asombra cómo esa ciencia y esa tecnología que nos salva la vida también produce armas. Y esas armas las producen los países más civilizados. Y los que no las producen, las compran.
Y eso es el primer mundo.
Es lo que ocurre también en el tercer mundo. Eso indica también lo que es el ser humano. Lo que nos falta para ser verdaderamente humanos. En este momento, en Venezuela, el gobierno reduce el presupuesto de las universidades porque no le interesa la educación universitaria que existe. Quiere otra. Lo que les resta a las universidades lo usa para comprar armas.
Si pudiera darles un consejo a los poetas y artistas para seguir con el compromiso social, ¿cuál sería?
Que sigan con el compromiso social, pero preservando su libertad.
fuente: Revista Ñ
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