13.1.17

Ricardo Piglia, que estás en los cielos


No hay más que decir, el homenaje a un escritor tan entrañable para mi, es leerlo y por supuesto, estoy releyendo Respiración artificial en edición gratamente colombiana




Ricardo Emilio Piglia Renzi. 1941-2017




Respiración artificial, edición colombiana de 1993.

Mirá como son las cosas de la literatura, los vasos comunicantes, los llamo... Todos estos días he pensado en tí como si fueras un viejo amigo entrañable que hace tiempos no veo ni discuto ni te digo las cosas más mias y profundas. Y precisamente para recordarte como ese viejo amigo que sos, te descubrí un día en una fería del libro de Bogotá hace ya largos años. Para ser exactos en la cronología, era un día de abril(cuando se hace la Filbo) de 1993 y me acerqué a un evento donde el invitado era Carlos Monsiváis, el cronista mexicano, que se suponía vendría a esa conferencia. El invitado nunca llegó, y yo acaba de llegar de Caracas, y me acerqué al encargado del evento que puso un aviso en una cartulina , donde decía que el evento se cancela porque el autor no vino, o se enfermó, algo pasó con Monsiváis que nunca apareció. Y me despache en insultarlo como se debe, basado en la decencia, usando todas las buenas palabras que contiene el despreció, la indiferencia, la falta de escrúpulos, y el sujeto- un periodista- soportó con calculado estoicismo mi andanada de insultos bien dichos, mientras yo me sacaba toda la bilis de la frustración -el periodista hizo un ademán a una chica, le musito órdenes que ella muy sumisa obedeció y se fue- mientras yo seguía con mi cantaleta de frustrado y con la amargura viva , me retorcía frente al periodista lo mala feria, la pacotilla de evento de esta feria, que uno viaja expresamente desde Caracas por un escritor, y zuas, ustedes ponen un mal aviso, que se les ve la improvisación,la falta de profesionalismo de un evento de esta clase..
Y llegó la sumisa y obediente chica y puso sobre la mesa(que sería para los panelistas) una torre de libros. El periodista, se disculpó de mil maneras, yo descubría mi otro yo oscuro malediciente que me surge espontáneo frente a las frustraciones; y me dijo" Señor, permítame resarcirlo de algún modo, y creo que como usted es un buen lector estos libros le van a gustar mucho, muchísimo y de nuevo le pido mil perdones, por esa ausencia de nuestro invitado que a última hora se indispuso y canceló a última hora el viaje. Le dí unas gracias frías, con un apretón de manos y salí todavía amargado, pero contento porque de inmediato me senté afuera y me puse a hojear, de hojas, y ojear, de ojos los ejemplares que de cortesía me regaló el periodista avergonzado. Y claro, el primer libro que saqué fue la edición que publicó en su momento Tercer Mundo Editores, una editorial colombiana ya desaparecida hoy, que en la caratula aparece Franz Kafka con el título  Respiración artificial y me dispuse a leerlo. Me fascinó y como hago y haré siempre con los escritores que me gustan, lo agoté en su obra. Ayer preciso compré otra vez la misma edición que me regaló de cortesía el periodista y que un ladrón lector me robó. Y sigo con una y otra vez tu lectura. Ricardo, te has ido y pongo lágrimas en este escrito que ahora estás en la otra celeste, y te seguiré leyendo. No hay más que decir, el homenaje a un escritor tan entrañable para mi, es leerlo y por supuesto, estoy releyendo Respiración artificial, en edición gratamente colombiana.

Bonus: Oh! simetria existencial perfecta: releo su inicial novela Respiración artiificial en la edición de la editorial Tercer Mundo ya desaparecida. Recuerdo, en el 2007, en un localito, al lado del Hotel Zaragoza, en el eje ambiental, abrieron una venta de saldos de los libros que dejó la editorial, y se podía llevar cualquier libro a cinco mil pesos, entre ellos estaba Respiración artificial. Compré tres ejemplares que regalé a varios amigos escritores, que después de mucha insistencia preguntaba si ya lo habían leído a regañadientes contestaban con un rotundo NO y sólo porque yo los atacaba.Empezaron a llamarme EL Pigliano" por esta insistencia mía con el autor argentino. Lo leyeron sólo porque su nombre y su novela Blanco nocturno fue Premio Rómulo Gallegos en 2011. Entonces sí creyeron en mí sapiencia con los autores favorecidos por el talento, mientras ellos trataban (tratan aun) de hacerse escritores leyendo bestsellers, cosa aparte que hasta ahora ninguno ha logrado uno así súperventas.

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