Ensayo. La historia de Mi lucha de Adolf Hitler, libro que marcó el siglo XX, es analizada con lucidez y profundidad por el historiador Kellerhoff
Sven F. Kellerhoff. Historiador alemán. Analiza Mi Lucha./revista Ñ. |
“Todo el mundo conoce el título del libro de Hitler, pero casi nadie sabe nada acerca del contenido de sus casi ochocientas páginas”. Bajo esta provocativa premisa, Sven Kellerhoff se lanza a una indagación sobre Mein Kampf , ese clásico atroz que muchos mencionan –y hasta citan– sin conocer de primera mano. Bien documentada y organizada, la investigación lleva a cabo una doble tarea, que a su vez expresa la condición dual del autor, periodista e historiador. Por un lado se expone una relación sinóptica de cómo surgió ese libro y cuál fue su recepción a corto y largo plazo, dentro y fuera de su país. Por otra parte, al capitalizar la escasa o nula circulación del texto en sí, se resumen sus contenidos esenciales, señalando sus ideas recurrentes y sus cuantiosas contradicciones; en esta labor es donde Kellerhoff está más propenso a los juicios explícitos y condenatorios, aún necesarios en un mundo en el que la pesadilla del totalitarismo vuelve a aflorar cada tanto.
Si se considera que el subtítulo original del trabajo es “La carrera de un libro alemán” (y no “La historia del libro que marcó el siglo XX”, como lo quiere monumentalmente la versión española), se comprenderán mejor sus intenciones. Porque se trata de poner en evidencia la consabida “banalidad del mal” propia del hitlerismo y, parejamente, toda la red de malentendidos y casualidades que posibilitaron el Tercer Reich, delatando que la singularidad de una figura individual o de un proceso colectivo nada tienen de providencial o de genial.
Mi lucha surgió como un mero producto editorial de dos volúmenes y más de 800 páginas, que se transformó en un best-séller hacia la década de 1930 y que le procuró al Führer una fortuna personal (¡con la que empezó por comprarse un Mercedes Benz!). Falsa en sus datos autobiográficos y contextuales, la farragosa obra no mentía, sin embargo, en sus propuestas, y si bien no parecía una buena fundamentación de gobierno, constituía en cambio un programa de acción más o menos claro; que el mundo haya tardado en tomarse en serio tales exabruptos acaso fue una de las claves del éxito del Nacionalsocialismo.
El lector actual se sorprenderá, quizás, al conocer el interés rayano en el afecto de Hitler por los británicos o al saber que Rudolf Hess sólo jugó un papel subsidiario en su redacción. Pero esas revelaciones menores son apenas un condimento, pues lo crucial aquí son las urticantes cuestiones de fondo: el cómo y el porqué de la irrupción del nazismo, y más aún, de sus sistemáticas intentonas de reactivación. En la masa de factores que aportan a una posible respuesta, la maldad, la casualidad y la ignorancia en torno a su texto doctrinal juegan un rol determinante.
No es gratuito que el autor hoy ostente un cargo directivo en un importante periódico berlinés. Su estudio es oportunísimo porque este año Mi lucha pasó al dominio público (las autoridades de Baviera han perdido control del copyright ), y el texto puede reimprimirse a voluntad, incluso en Alemania. Hábil para actualizar archivos históricos y para cubrir baches editoriales, Kellerhoff elabora un volumen que sirve como aceptable síntesis para quienes no quieran aventurarse en el mamotreto que cimentó la carrera de Hitler como “pensador” y estratega, y que ante todo cumple con la meta de complementar una historia que dejó casi tantos enigmas como víctimas.
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